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jueves, 1 de mayo de 2014

Fórmula 1 / Recordando a Ayrton Senna

Tal día como hoy hace veinte años, el 1 de mayo de 1994, fallecía en un hospital de Bolonia (Italia) el tricampeón brasileño de Fórmula 1 Ayrton Senna, uno de los deportistas más carismáticos de la historia. Arquetipo perfecto del piloto veloz e impetuoso, famoso por sus adelantamientos suicidas, sus épicas remontadas y su inigualable pilotaje en condiciones de lluvia (ahí donde –dicen- se demuestra la verdadera calidad de un piloto), se dejó la vida en la curva de Tamburello en el Circuito Enzo & Dino Ferrari de Ímola, disputando un ya de por sí fatídico Gran Premio de San Marino.

Admirado por unos como el mejor piloto de la historia, denostado por otros que le tachaban de inconsciente y loco, significó un hito en la Fórmula 1. Fue un iconoclasta, decidido a quebrar la rigidez del “establishment” automovilístico. Sus famosas polémicas con Alain Prost dentro y fuera de la pista ocultan su loable lucha por los derechos de los pilotos y especialmente por su seguridad. Hubo de morir en aquel GP para que sus denuncias fueran al fin escuchadas.

He estado muy atareado en estos días y me ha sido imposible preparar a tiempo una biografía de nuestro protagonista de hoy, tal y como procedía. La serie “Mitos de la Fórmula 1” que pensaba iniciar con Senna tendrá que esperar a mejor ocasión. Aún así, no quiero dejar pasar la fecha para rendir homenaje a su figura aunque sea en la pluma de otros.

He seleccionado algunos artículos sobre Ayrton Senna y su fallecimiento que considero de mucho interés. Me limito a ofrecer sus primeras líneas y a aportar el correspondiente link para leerlos en su totalidad. Con ello hago justicia a sus autores. Pasen y lean...



“Ayrton Senna, en el abrazo frío de Tamburello”
(Nacho Ballestero /”hypérbole”)

Aquel 1 de mayo de 1994 algo no iba bien. El Williams-Renault que pilotaba Ayrton Senna partió del pit lane camino de la parrilla de salida para tratar de reconducir en el Gran Premio de San Marino lo que, hasta ese momento, era una temporada más que gris del campeón sudamericano. A pesar de haber conseguido dos poles en las dos primeras carreras, Schumacher llegaba a Imola veinte puntos por encima de Senna en el campeonato mundial. Demasiada distancia para un astro. El brasileño completó primero un giro, luego otro, y añadió, más allá de su costumbre, una tercera vuelta a su periplo antes de situarse en su lugar. Entre los mecánicos de Williams hubo al menos un par de cejas que se arquearon mostrando dudas, ya que Senna daba siempre dos vueltas antes de situarse en la salida en cada gran premio. Aquel día dio tres. No fue la única señal.

El brasileño no estuvo cómodo durante todo el fin de semana, fechas que, después, el periodista de la BBC Murray Walker definió como “el día más negro de las carreras de Gran Premio que pueda recordar”. El destino, narrador macabro, envió señales a la Historia para que no se perdiera la cita de San Marino desde muy pronto. En la clasificación del viernes, Barrichello voló con su Jordan en la Variante Bassa y se rompió la nariz y el brazo. El sábado, la tragedia subió unos decibelios cuando el austriaco Roland Ratzenberger no pudo trazar la curva Villeneuve y chocó de frente con el muro. El coche resistió el envite y la celda de supervivencia apenas se deformó, pero la macabra realidad estaba bajo el casco: Ratzenberger se había roto la base del cráneo.

Continúa en: http://hyperbole.es/2012/04/senna-en-el-abrazo-frio-de-tamburello/



“Ayrton Senna: Cronología de un fin de semana trágico”
(AFP)

El fin de semana del 1 de mayo de 1994, en el circuito de Ímola, fue el más negro de la historia de la Fórmula 1 moderna ya que dos pilotos, un debutante austríaco, Roland Ratzenberger, y un triple campeón del mundo brasileño, Ayrton Senna, murieron en el espacio de 24 horas.   
Era la primera vez desde 1986, y la muerte del italiano Elio de Angelis en los ensayos privados del circuito Paul Ricard, al volante de un Brabham, que un piloto de Fórmula 1 perdía la vida haciendo su trabajo.   

Era también la primera vez desde 1982 (Gilles Villeneuve en Bélgica y después Riccardo Paletti en Canadá) que accidentes mortales en Fórmula 1 ocurrían ante las cámaras de televisión.

Viernes 29 de abril: susto para Barrichello  

Todo comienza el viernes por una advertencia sin graves consecuencias: el espectacular accidente de Rubens Barrichello, de 21 años, entonces joven piloto brasileño de la escudería Jordan, originario de San Pablo, como Senna. Su auto sube sobre un vibrador y se golpea muy fuerte, a 230 km/h. Cuando "Rubinho" recupera el conocimiento, en el Centro Médico del circuito, Ayrton está a su lado. Tras comprobar que no ha sido nada grave, Senna regresa a su trabajo sobre la pista. 

Continúa en: http://www.eldeber.com.bo/ayrton-senna-cronologia-de-un-fin-de-semana-tragico-/140428194147



“El día que la F1 cambió para siempre”
(www.veloz-mente.com)

Pasaron 18 años [Hoy son ya 20] Parece mentira. Ese 1 de mayo de 1994, Ayrton Senna Da Silva, como lo conocimos corriendo los campeonatos Sudamericanos de Karting en 1979 y 1980, dejó a la Fórmula Uno sin mística para siempre.

Adelaida, 7 de noviembre de 1993. Ayrton Senna sale a pista para disputar su último Gran Premio de Fórmula Uno corriendo para McLaren. Ron Dennis, antes que suba al modesto MP4/8 Ford, le pide que corra esa carrera como siempre, que intente ganarla, que olvide las diferencias personales entre ambos y trate de disfrutarla. Senna lo mira casi incrédulo, y le dice que se quede tranquilo, que aunque no se lo hubiera pedido, él pensaba hacerlo de ese modo, porque así corre siempre.

Quizás fue una coincidencia, aunque para muchos fue una señal. Ese Gran Premio de Australia tuvo un enorme significado para la historia del automovilismo, porque el último gran duelo de hombres sobre autos de Fórmula Uno terminó ese día. Ganó Senna, y en el podio, invitó a subir al escalón más alto a Alain Prost, su gran rival, su enemigo, que había sido segundo y se retiraba consagrándose Campeón Mundial por cuarta vez. Senna heredaría su puesto en Williams a partir de 1994. Prost accedió a la invitación del brasileño, y ambos unieron sus manos y las levantaron, dando por terminada una larga y dura disputa personal que había empezado en 1989, cinco años atrás, en Imola… nada menos.

Gran Premio de San Marino, 23 de abril de 1989. La grilla de partida tiene a Alain Prost y Ayrton Senna en primera fila. Ambos le habían sacado un segundo y medio a Nigel Mansell, que había sido tercero con Ferrari. Estaba claro que en condiciones normales, la carrera quedaría para los McLaren Honda, pero no se sabía para cual de los dos pilotos. Ambos pactan que quien largue mejor, doblará la primera curva sin ser atacado por su compañero. Después sí, habrá carrera libre.

Continúa en: http://www.veloz-mente.com/carreras/14-informe-especial/79-el-dia-que-la-f1-cambio-para-siempre.html



“Uno de mayo de 1994: la curva de Tamburello”
(Mariano Jesús Camacho /”Vavel.com”)

En el año 1994 la Fórmula uno aún formaba parte de uno de aquellos deportes de máximo riesgo en los que la gloria pendía del mismo hilo y las milésimas de segundo en las que la vida del deportista se ponía en juego en cada carrera. Era la pole o la vida en cada curva, el negocio seguía primando sobre la seguridad, los coches no contaban con los habitáculos, los cockpits vanguardistas que poseen a día de hoy, y los circuitos escondían en muchas de sus curvas trampas mortales sin vías reales de escape.  

Los pilotos comenzaban a estar hartos de todo aquello, entre ellos Ayrton Senna, genio entre los genios que a su personalidad callada e introvertida sumaba una capacidad de lucha singular que le permitía alzar la voz en el momento adecuado para defender sus intereses y los de sus compañeros. En cambio tras aquella mirada seria de los grandes premios, se escondía una persona alegre, muy bromista y especial. Especial porque tras su genialidad subyacía la grandeza de un tipo normal, que sentía gran apego por su familia y especialmente por Dios.

Nacido en el seno de una familia acomodada de Santana, uno de los barrios ricos de Sao Paulo, pasó directamente del cochecito de bebé a montar en un kart, pues a la tierna edad de cuatro años cuentan que su padre Milton le construyó un kart de un caballo de potencia. El pequeño Ayrton era un chico al que se le había diagnosticado alguna deficiencia de coordinación motora. Paradójicamente aunque nos cueste creerlo era considerado un niño torpe, pero aquella presunta torpeza se diluyó como un azucarillo nada más subirse a las cuatro ruedas, aquellas sobre las que hizo de la debilidad la diferencia y acabó por edificar su leyenda.

Continúa en: http://www.vavel.com/es/masvavel/pasajesdelahistoriadeldeporte/11118-11039-pasaje-1-uno-de-mayo-de-1994-la-curva-de-tamburello.html


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