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lunes, 11 de mayo de 2015

Notas / Ciclismo: "Perico" y lo imposible (1985)



Recio y Delgado, en pos de la victoria
Se nos acumulan las efemérides redondas en esta época del año, pero desgraciadamente a mi no me conceden tiempo extra para preparar un artículo en condiciones sobre cada una de ellas. Así que después de una profunda reflexión acerca de qué quiero hacer con el blog he decidido que si no puedo cumplir con un artículo a tiempo, prefiero anotar aunque sea en titulares para desarrollarlo más adelante que tener el blog semi-abandonado como en los últimos meses.

La que toca hoy es el XXX aniversario de la Vuelta de 1985, la primera del palmarés de Pedro Delgado. Y he escogido precisamente la fecha de hoy por tratarse del aniversario de la etapa decisiva. La penúltima, entre Alcalá de Henares y Palazuelos de Eresma (en las famosas Destilerías DYC), y que junto al protagonista tiene en sus papeles estelares al “villano” Robert Millar y al ciclista del Kelme Pepe Recio como compinche.

El escalador escocés (hoy Philippa York) vestía el maillot amarillo desde la etapa de Tremp –a mitad de competición- tras una sucesión de líderes que incluyó entre otros al más joven de la historia, un tal Miguel Indurain, al emergente Pello Ruiz Cabestany y al propio Delgado. Tras la contrarreloj de Alcalá de Henares del día anterior se daba a Millar como ganador de la Vuelta’85 pero aún quedaba una etapa de riesgo: la por entonces tan inefable como intrascendente etapa de los puertos del Sistema Central. “Perico” había quedado sexto en la general a más de seis minutos del líder, pero contaba aún con una pequeña posibilidad y decidió jugárselo todo a una carta. Justo en las carreteras que más conocía: las próximas a su Segovia natal. Subiendo el puerto de Navacerrada lanzó un ataque que Millar y su equipo subestimaron. Delgado alcanzó a Recio -entonces cabeza de carrera- y juntos se conjuraron para llegar a la meta y conseguir cada uno sus objetivos. Recio la etapa, Delgado la Vuelta.

domingo, 10 de mayo de 2015

Fútbol / La Recopa del Real Zaragoza (o el Gol de Nayim)



Nayim, el héroe de la final, con la Recopa
Hoy se cumplen veinte años de una noche inolvidable para los aficionados al fútbol. El 10 de mayo de 1995 en el Parque de los Príncipes de París el Real Zaragoza tuvo su mayor momento de gloria al ganar la Recopa. La fiesta aragonesa tuvo lugar tras una final intensa, con prórroga incluida, coronada con un increíble gol marcado por Mohamed Ali Namar, conocido como “Nayím” (el afortunado), que pasó a la historia del fútbol europeo. Un chut parabólico desde unos cuarenta metros, en el último suspiro de la prórroga, más propio de la fantasía de cualquier aficionado que de la realidad.

El club zaragocista vivía entonces un gran momento. Lo presidía Alfonso Solans, propietario de la conocida marca de colchones Pikolín y a la sazón personaje peculiar, pues tras su aspecto de venerable septuagenario se escondía un hombre enérgico, fervoroso y entusiasta, forofo a ultranza del Real Zaragoza. El entrenador era Víctor Fernández, un hombre local, muy joven y aún activo a día de hoy, primero de su promoción de técnicos y tenido como un apóstol del fútbol de toque y ofensivo cuando era un anatema. Y contaba con un notable grupo de jugadores a sus órdenes. Los más conocidos fuera del ámbito zaragocista eran el veterano y altísimo portero Andoni Cedrún (hijo del mítico portero del Athletic Carmelo), el miembro emigrado de la “Quinta del Buitre” Manuel Pardeza, los canteranos del Real Madrid Solana, Santi Aragón y Nayim, el joven delantero argentino con testimonial paso por aquel club Juan Eduardo Esnáider, el ex-mallorquinista Higuera, los potentes jugadores sudamericanos Poyet y Fernando Cáceres y el lateral Belsué. Este equipo ganó en 1994 la Copa a penaltis ante el RC Celta de Vigo, y en consecuencia representó a España en la segunda competición continental. La Copa de Campeones de Copa, castizamente bautizada desde el primer día como “Recopa”, hoy fusionada con/absorbida por la Copa de la UEFA en eso que hoy llaman Liga Europa o “Europa League”.

La Recopa tenía un gran prestigio. Evidentemente no era la Copa de Europa pero al enfrentar a los campeones de Copa de cada país se consideraba a su campeón como una especie de vicecampeón europeo. Varios clubes españoles la habían obtenido. El primero de ellos el Atlético de Madrid en su segunda edición (1962). También el Valencia y el Barcelona, éste en tres ocasiones y en el futuro una cuarta. Sin embargo, este trofeo tenía una maldición. Ningún club campeón conseguía revalidar su título la temporada siguiente como sí había ocurrido en Copa de Europa o en la Copa de la UEFA.