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sábado, 12 de octubre de 2013

Fútbol / Michu: el hombre que dijo "no"


Michu, anoche, peleando con la nutrida defensa bielorrusa
Justo cuando están a punto de cumplirse diez años de su debut en el primer equipo del Real Oviedo en Tercera división, Miguel Pérez Cuesta “Michu” debuta con la Selección Española absoluta. Pese a sus grandes facultades como futbolista su camino hasta el momento presente no ha sido ni corto ni fácil. Ha tenido que subir uno por uno los escalones de nuestro fútbol hasta llegar a ser figura de Primera división con el Rayo Vallecano, primero, y de la Liga inglesa con el Swansea City, después. En un recodo del camino, cuando se hallaba en el Celta, se le ofreció un atajo para acceder al escaparate de los elegidos, pero para entrar en él debería agachar la cabeza y pasar por el aro del Sporting de Gijón, el eterno rival oviedista. Tras unos días de silencio en los que todo el mundo habló por él, Michu dijo “no” y con ello se ganó un lugar de privilegio en el corazón de los oviedistas al tiempo que daba nombre a un oasis de romanticismo en medio de un desierto timocrático de profesionalización y ultra-publicidad.

Este es su carrera profesional resumida, con especial atención a su famoso no-fichaje por el equipo rojiblanco.


Michu es el primer fruto de la cantera oviedista surgido tras la catástrofe de 2003 que hundió al Real Oviedo en Tercera división. Representa simbólicamente algo parecido a la escena bíblica del primer ramo de olivo brotado tras el diluvio universal. Su debut tuvo también rasgos de esperanza y salvación, ya que saliendo del banquillo marcó a falta de diez minutos el gol de una sufrida victoria local ante el Siero el día 26 de octubre de 2003, seguido de un nuevo gol ante el Condal casi un mes más tarde, que fue además el primer gol oviedista tras la muerte en accidente de tráfico de Armando Barbón, uno de los jugadores de la primera plantilla que habían dado el precipitado pero imprescindible salto de madurez en pretemporada para que el Real Oviedo pudiera iniciar la competición.

viernes, 4 de octubre de 2013

Baloncesto / 1973: Cuando España ganó a la URSS invencible

Tal día como hoy hace cuarenta años (4 de octubre de 1973) tuvo lugar uno de los grandes éxitos del baloncesto español: la victoria de España ante la Unión Soviética –vigente campeona olímpica y ganadora de los últimos ocho campeonatos de Europa- y el acceso a la final del Eurobasket de Barcelona ante Yugoslavia. Un éxito cuyo único precedente (el primer campeonato de 1935) quedaba muy atrás y que convirtió al baloncesto en deporte mayoritario en nuestro país, estatus que mantiene desde entonces. Los triunfos posteriores durante los años ochenta y el siglo XXI eclipsaron injustamente esta hazaña pionera y a quienes la protagonizaron. Tras cuarenta años transcurridos desde entonces no es sólo el momento de recordar un partido y un campeonato especiales, sino también de reivindicar a jugadores de quienes muchos aficionados actuales apenas han oído hablar y que eran referentes cuando comencé a ver, oír, saber de baloncesto cuando era niño: Luyk, Brabender, Buscató, Ramos, Santillana, Rullán... dirigidos ya entonces por Antonio Díaz Miguel y a quienes en ciertos casos llegué a ver jugar en el ocaso de sus carreras. Varios de ellos y de sus rivales tendrán cabida en futuros capítulos de nuestra serie sobre los mitos del baloncesto.

[N.del A.: A última hora de la tarde de ayer tuve conocimiento casual de la muerte del capitán soviético Sergei Belov. Sirva también este post como mi homenaje póstumo a su figura hasta su capítulo en la serie de "mitos"]

Además del relato de cómo se consiguió la gesta de vencer a la Unión Soviética de Sergei Belov y compañía, aporto un pequeño documento estadístico sobre el campeonato de 1973 al final del post y -cómo no- el vídeo del partido completo.
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Así las cosas...

Antonio Díaz Miguel llevaba ya casi ocho años dirigiendo al equipo nacional (a él no le gustaba el término “selección” sino el de “equipo”, toda una declaración de intenciones). La llegada de Ernesto Segura de Luna a la presidencia de la Federación Española recondujo el rumbo tras dos años tempestuosos bajo el mandato de Enrique Menor en el que se habían producido fracturas a todos los niveles, con plante de seleccionados incluido durante los Juegos Olímpicos de Munich. Sin Menor y con Segura de Luna regresó Raimundo Saporta y estos dos últimos llevaron la paz a los despachos y sosegaron las aguas en torno a la Selección Española. Había que llevar a cabo todo un reto: la organización del XVIII Campeonato de Europa de Baloncesto Masculino (el ya conocido como “Eurobasket”) a disputarse entre septiembre y octubre en Barcelona y Badalona. Al tiempo, había que conseguir enderezar el rumbo deportivo, porque los resultados obtenidos en Essen en 1971 y en Munich en 1972 habían sido decepcionantes. Emiliano, veterano de la selección, había renunciado tras el anterior campeonato de Europa y Díaz Miguel decidió echar mano de jugadores muy jóvenes para acelerar la transición de generaciones. Quedaron de la previa Luyk, Buscató y poco más. La generación intermedia (Brabender) vio igualmente mermada su presencia y pasaron a engrosar las filas del equipo nacional jugadores nuevos (Santillana, Rullán, Flores, los hermanos Estrada, Cabrera) El paroxismo de esta nueva tendencia la representa Juan Antonio Corbalán, incluido en la Selección Absoluta antes de su paso definitivo a la primera plantilla del Real Madrid, de cara a los Juegos Olímpicos de Munich.