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miércoles, 14 de mayo de 2014

Fútbol / 1994: Toda una Liga en un penalti

Este sábado, como si de una final de Copa se tratara, Barcelona y Atlético de Madrid se jugarán en un sólo partido toda una Liga. El empate le vale a los de Simeone, pero los azulgranas apelan al apoyo de su afición, que llenará el “Camp Nou”, para conquistar un campeonato que hace apenas dos semanas daban por perdido. Quiso el destino que en el camino a la “final” de Liga del próximo 17 de mayo se cruce la estación de una efeméride redonda de corte similar hoy miércoles 14. Porque tal día como hoy hace veinte años al Deportivo de La Coruña se le escurrió entre los dedos el título de Liga por un penalti fallado, para beneficio del Barcelona. Se habían vivido finales de Liga muy apretados, decididos en la última jornada (sin ir más lejos, las “Ligas de Tenerife” de 1992 y 1993). Aún así, que una Liga llegara a resolverse en el último minuto de la última jornada por un penalti parecía más propio de la fantasía del cine de ciencia ficción que de la realidad. Y, sin embargo, ocurrió.

Aquella Liga 1993-94 había comenzado muy igualada, con varios equipos alternándose en cabeza: Sevilla, Athletic de Bilbao, Valencia... en la jornada 12ª llegó a haber un séxtuple empate: seis equipos liderando la competición con dieciséis puntos (Por aquel entonces, por cada victoria se obtenían dos puntos). De entre esos equipos acabaron destacándose dos: El Barça que entrenaba Johan Cruyff, y el Deportivo que entrenaba Arsenio Iglesias. Representaban dos formas de ganar: El Barcelona fiaba su suerte a su facilidad goleadora. El equipo tenía una de sus mejores plantillas históricas y su delantera estaba comandada por Stoitchkov, Michael Laudrup y el recién llegado Romário. El Deportivo, por su parte, se encomendaba a la inspiración goleadora de Bebeto y basaba sus opciones en su fortaleza defensiva. Liaño, el portero deportivista, sólo había encajado dos goles en las diez primeras jornadas. Desde diciembre se mantuvo una dura pugna entre ambos clubes. El Dépor era líder, el Barça ocupaba la segunda plaza a un par de puntos de los de Arsenio.


Alineación del Deportivo el 14-05-1994
Una estrepitosa derrota en La Romareda ante el Real Zaragoza (6-3) otorgó una ventaja al Deportivo de seis puntos. Cuenta la leyenda que Johan Cruyff pasó el vídeo del partido a sus jugadores a modo de castigo, señalándoles a cada uno sus múltiples fallos. La catarsis dio resultado y el Barcelona comenzó una remontada frenética que se apoyó sobre todo en el duelo que los dos líderes disputaron en el “Camp Nou” semanas después, y en el que el Barça ganó al Dépor por 3-0. El Deportivo, por su parte, atravesaba dificultades para marcar y sus jugadores encaraban muy ansiosos la meta rival. Quizás el responsable fuera el empeño de Cruyff por disputar los partidos del Barcelona los sábados, para ejercer presión psicológica sobre el conjunto gallego en caso de victoria. La diferencia se mantuvo en torno a los dos puntos a favor de los coruñeses, hasta que dos empates de éstos ante Lérida y Rayo Vallecano dejaron la ventaja deportivista en un solo punto. El saldo de enfrentamientos directos entre Dépor y Barça favorecía a los de Cruyff y, en consecuencia, en caso de empate a puntos prevalecería el Barcelona. En éstas llegó la penúltima jornada de Liga.

Esa penúltima jornada, del 8 de mayo, tenía un único partido adelantado al sábado: El “derby” entre el Real Madrid y el Barcelona en el Santiago Bernabeu. Al Real Madrid, con Floro destituido, lo dirigía el hoy seleccionador Vicente del Bosque. El Real Madrid estaba a una decena de puntos del Barça y había perdido toda opción de título semanas antes, pero la eterna rivalidad entre ambos conjuntos y la posibilidad de que una victoria blanca le arrebatara la Liga al Barça y le diera el título al Deportivo aumentó el interés del encuentro. La elección del árbitro guipuzcoano Urío Velázquez (quien dirigía su último partido) despertó asimismo todo tipo de suspicacias. El Barcelona llevaba varios años sin ganar a los blancos en su estadio y el Madrid jugó mejor que en encuentros anteriores, pero en una acción fortuita en el centro del campo Prosinecki perdió un balón entre las piernas de Urío que fue a parar al rival. La jugada continuó por la izquierda y terminó en centro de Stoitchkov y gol de Amor en el área pequeña. Después hubo poco balón en juego y muchas broncas entre jugadores de uno y otro equipo. Al final, el Barcelona se llevó la victoria por aquel solitario gol y ocupó provisionalmente el liderato.

La euforia barcelonista duró menos de 24 horas, pues el Deportivo consiguió ganar al Logroñés en Las Gaunas por 0-2, con goles de Donato (de falta) y Manjarín. Todo quedaba, pues, para la última jornada. El Barcelona recibiría al Sevilla de Luis Aragonés y Davor Suker que se jugaba clasificarse para la UEFA (casualmente, veinte años después disputan en Turín la final de dicha competición ante el Benfica). Al Deportivo le visitaría el Valencia, que había perdido la “opción europea” en la jornada anterior pese a golear 5-1 al Real Valladolid. El Deportivo tenía ventaja de un punto sobre el Barça (55 a 54). Las posibilidades estaban claras: los gallegos conquistarían su primer título de Liga ganando o logrando el mismo resultado que el Barcelona. Éstos serían campeones ganando si el Dépor no conseguía ganar, o empatando si los blanquiazules perdían. Se fijó que ambos partidos se disputaran simultáneamente, el sábado 14 de mayo de 1994, a las ocho y media de la tarde.

Suker y Miguel A. Nadal, en el Barça-Sevilla
El partido de La Coruña comenzó con inesperado retraso. El portero valencianista González saltó al terreno de juego de Riazor con un jersey verde y López Nieto, árbitro del partido, le obligó a cambiarse de jersey y utilizar otro (de color rojo en este caso) para diferenciarse del de Liaño, el portero local. El tiempo era inestable. Tan pronto llovía como brillaba el sol del atardecer. Más de treinta mil espectadores abarrotaban los graderíos de Riazor, incluida la incómoda “grada de los egipcios”: ampliación que, en una esquina del campo, obligaba a sus sufridos espectadores a presenciar el partido en constante giro de cuello. Mientras tanto, en Barcelona, cien mil personas cubrían por completo el graderío del estadio azulgrana. En los palcos respectivos aparecieron, para la foto, los respectivos presidentes regionales (Manuel Fraga en Riazor y Jordi Pujol en el Camp Nou), ambos considerados “gafes” por las aficiones de turno.

Al Deportivo le volvió a dar el mal de altura. El equipo de Arsenio era incapaz de adentrarse con el balón controlado en el área valencianista. Los visitantes llegaron incluso a contragolpear con peligro (Mijatovic, Álvaro y Gálvez dispusieron de sendas ocasiones durante la primera mitad). El gol era esquivo en Galicia, pero hizo acto de presencia en la Ciudad Condal. La alegría se desató en La Coruña cuando llegó la noticia de que el gol del Camp Nou era de Simeone (Sí, el mismo). Con 0-1 en Barcelona y 0-0 en La Coruña el Deportivo sería campeón con dos puntos de diferencia. Al rato, el Barça empató por medio de Stoitchkov. El “SuperDépor” seguía siendo campeón, pero vivía en el alambre. Un nuevo gol barcelonista o un despiste ante el Valencia significarían perderlo todo. Bebeto y compañía empezaban a aparecer delante de González con peligro cuando de Barcelona llegaron nuevas: Nuevo gol del Sevilla, de Davor Suker de cabeza. 1-2. Con ello se llegó al descanso en ambos partidos. La meteorología colaboró en el espectáculo. Las gotas de lluvia que se colaban por entre los últimos rayos de sol dibujaron sobre el estadio de Riazor un poético arco-iris.

González sale a los pies de Donato
Pasaban las 21:30h cuando en una Barcelona ya nocturna se le encendió la luz al Barça. Stoitchkov, siempre inspirado en partidos-cumbre, volvía a empatar el Barcelona-Sevilla. Mientras, en La Coruña, aún de día, el Valencia renunciaba a toda acción ofensiva para defender el empate a cero. Los ataques de los locales eran ya en tromba, sin criterio. Los nervios y el cronómetro jugaban cada vez más en su contra. González, quien fuera resignado suplente de Arconada en la Real Sociedad años atrás y que era en aquel momento el afortunado guardameta valencianista en ausencia del sancionado Sempere, aprovechó su oportunidad atajando los sucesivos disparos a puerta de los coruñeses. Con la plantilla presa de los nervios, Arsenio ordenó un “plan B” que solía darle resultado en casos similares: provocar faltas al borde del área para lucimiento de expertos como Bebeto y Donato. Las opciones conseguidas se desperdiciaron.

A falta de veinte minutos, Arsenio resolvió que hacía falta abrir el campo y arrinconar al Valencia con penetraciones por las bandas y avisó a Alfredo para saltar al campo. Cuando el ex-colchonero aún no se había quitado el chándal llegó una nueva noticia desde Barcelona. Riazor enmudeció cuando la radio cantó el gol de Romário. Su gol nº30 en Liga con el que cumplía su propio pronóstico y con el que convertía al Barcelona en campeón. Alfredo entró finalmente por Donato (un cambio que tendría sus consecuencias). Aún no había tocado balón cuando llegó un nuevo mazazo desde Barcelona: gol de Laudrup. 4-2. Con el partido del “Camp Nou” aparentemente sentenciado, había que ganar necesariamente a ese Valencia que tanto se estaba resistiendo. Quedaba un cuarto de hora y el Deportivo se lanzó a la desesperada a por el gol del título. La grada, comprendiendo el apuro de los jugadores, se sumó a la presión con su rugido continuo y entusiasta.

Nando (3) se incorpora tras caer en el área. Penalti
Con el vicepresidente azulgrana Joan Gaspart encerrado en la sauna del estadio (¿?) invocando a sus manes, llegó el quinto gol de Baquero que liquidó el partido en Barcelona y disipaba las opciones “uefas” del Sevilla. Las cien mil almas del estadio barcelonista volaron a La Coruña, pendientes de lo que sucedía en el otro campo de batalla. Poco después del quinto gol del Barça, en pleno rebato coruñés y a noventa segundos del temido minuto 90, un balón llegó a Bebeto en la frontal, quien cedió a su derecha hacia el lateral Nando. El ex-valencianista cayó derribado en el área por su ex-compañero Serer. López Nieto, a escasos metros de la jugada, no dudó en pitar penalti a favor del Deportivo.

La Coruña entera quedó al borde del infarto mientras en el banquillo, Arsenio Iglesias pedía calma entre la desbandada general. Y aquí llegó otro problema para el Deportivo. Donato, el lanzador habitual, había sido sustituido minutos antes. Bebeto, segunda opción, se evaporó cuando empezaron a preguntarse entre los jugadores “¿quién lo tira?” Entre la locura en las gradas y el desconcierto en el césped apareció desde la defensa Miroslav Djukic. El serbio –entonces yugoslavo- había lanzado penaltis en algunas ocasiones, si bien había fallado su último lanzamiento en febrero ante el Real Madrid. Nadie parecía decidirse, y nadie discutió a Djukic tomar la llave de la inmortalidad y probar suerte. González asistía a la escena mientras recordaba el penalti que, una semana antes, había detenido al pucelano Iván Rocha en el Luis Casanova.

Djukic tomó el balón de las manos de López Nieto y lo posó en el punto fatídico. En su mente se debatían dos opciones: “¿Tirar fuerte o tirar colocado? ¿Arriesgarse a chutar y mandarlo fuera, o jugársela a un golpeo flojo que el portero podría detener si se tira en esa dirección? ¿Qué hago?” Consciente de que de sus botas depende la suerte de su equipo y de todo un Campeonato español de Liga, resopló antes de afrontar el momento y dejar que la fortuna decida en su lugar. En su carrerilla de seis pasos hacia el balón, el defensa deportivista notó como sus piernas se le agarrotaban. Cuando llegó al balón, visto que era imposible pegarle fuerte, decidió chutar a colocar. Hacia su izquierda, hacia la derecha del portero. El disparo fue más flojo de lo que él esperaba. Y González, conocedor del idioma que sólo conocen los porteros, supo interpretar el telegrama en forma de chut de Djukic y se lanzó hacia su derecha. Un nudo ahogó las gargantas de doscientos cincuenta mil coruñeses, y de otros muchos en otras partes de España, cuando el portero valencianista atrapó el balón que provenía manso del pie derecho del líbero balcánico. 

González detiene el penalti de Djukic, que se lamenta en el centro del plano

El subconsciente se apoderó de la mente de González y el portero levantó su puño derecho victorioso. A quienes su parada había llenado de tristeza, su celebración había llenado de oprobio. Aquel gesto valió no pocas suspicacias y rellenó muchas líneas de prensa de la época hasta que quince años después el defensa Giner confesara que haber privado de la Liga al Deportivo les había reportado una importante prima en metálico de manos de un empresario afín al barcelonismo. La eterna leyenda urbana de los “maletines”.

Poco importó el descuento añadido. La Liga deportivista murió en el centro del campo, con balón en posesión del Valencia. La plantilla barcelonista, que esperaba en el césped del “Camp Nou” el desenlace del partido en Galicia, estalló de alegría ante su público al tener noticia del final. Habían ganado, en el último estertor de la Liga, su cuarto campeonato consecutivo. El Deportivo de La Coruña había perdido su oportunidad. Algo parecido le había ocurrido al Deportivo en 1950 ante el Atlético de Madrid así que, como bien recordó Arsenio en su inolvidable rueda de prensa posterior, “no era la primera vez”...pero tampoco sería la última.


Djukic, con el Valencia, ante el Dépor
Si los hados del fútbol le fueron esquivos en aquella ocasión, sólo trece meses después el destino quiso que la Copa de 1995 se la jugaran precisamente deportivistas y valencianistas. Defendiendo el marco “che” ya no estaba González -traspasado al Real Valladolid- sino Zubizarreta, el portero del Barça tetracampeón. En una final que merece otro capítulo histórico, y que por mor del granizo tuvo dos episodios, el Deportivo conquistó su primer título que sirvió para coronar la despedida de Arsenio del banquillo coruñés. Y años después, en 2000, el Deportivo pudo resarcirse y ganar –al fin- la Liga que el destino le debía gracias a un gol de cabeza de Donato, aquel mismo jugador en cuyas botas habría recaído la responsabilidad de aquel penalti histórico de no haber sido sustituido por Alfredo. Aquel Barça imponente del “Dream Team” con Romário, Stoitchkov, Guardiola y compañía, cayó ante el Milán estrepitosamente en la final de la Copa de Europa en Atenas cual castigo mitológico. Curiosamente, Djukic se enrolaría en el Valencia años después. Llegaría incluso a ser su entrenador en una época reciente aunque no gozó de la fortuna que sí tuvo a orillas del Turia cuando era jugador.

Créditos: Varias de las fotografías están firmadas por el fotoperiodista de "La Voz de Galicia" Xosé Castro.

Djukic recuerda su penalti en el programa de TV "Punto Pelota"



La rueda de prensa de Arsenio tras perder la Liga



Link: Vídeo de los dos partidos (1h50m aprox.)

https://www.youtube.com/watch?v=fk_dB7T7XsY

Fichas de los partidos:

RC Deportivo: Liaño, López Recarte, Voro, Djukic, Ribera, Nando, Donato (Alfredo, 74), Mauro Silva, Fran, Manjarín y Bebeto (Ent: Arsenio Iglesias)
Valencia: González; Quique, Camarasa, Giner, Serer, Arroyo, Mendieta, Fernando, Álvaro, Mijatovic (Tomás, 84) y Gálvez (Diego Ribera, 78) (Ent: Guus Hiddink)
Árbitro: López Nieto (Colegio Andaluz): Amonestó a Voro y Donato (DEP), y a Álvaro (VAL), al que expulsó por doble amonestación en el min. 87. Antes del inicio del encuentro, obligó al portero visitante González a cambiar su jersey verde por coincidencia de color con el del portero local Liaño.
Incidencias: Djukic falló un penalti en el min. 90, paró González.
Riazor, La Coruña: 30.000 espectadores.


Barcelona: Zubizarreta, Ferrer, Nadal, Sergi (J.A. Goicoechea, 78), Baquero, Guardiola, Eusebio, Amor, Michael Laudrup, Stoitchkov y Romário (Ronald Koeman, 74) (Ent: Johan Cruyff)
Sevilla: Unzué, Cortijo, Diego, Martagón, Miguel Soler, Bango, Rafa Paz, Simeone, Marcos (Del Campo, 59), Moya (Tevenet, 76) y Suker (Ent: Luis Aragonés)
Árbitro: Díaz Vega (Colegio Asturiano). Amonestó a Guardiola y Laudrup (BAR), y a Bango, Martagón y Suker (SEV).
Goles: Stoitchkov 20, Stoitchkov 50, Romário 70, Michael Laudrup 75, Baquero 88 / Simeone 12, Suker 45.
Incidencias: El Barcelona se proclamó Campeón de Liga, mientras que el Sevilla queda fuera de los puestos que clasifican para disputar la próxima Copa de la UEFA.
Camp Nou, Barcelona: 100.000 espectadores.

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