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miércoles, 23 de abril de 2014

Breve Historia del Mundial de Fútbol (6/21) 1954

Seis días después del “Maracanazo” se reunió el Congreso de la FIFA en Río de Janeiro para elegir la sede del siguiente Campeonato del Mundo de Fútbol. El país designado fue Suiza. La elección se apoyó en todo tipo de criterios, desde el simbólico (el L aniversario de la FIFA, con sede en el país helvético), el deportivo (su selección había participado dignamente en varias ediciones del Mundial) hasta las más prosaicas motivaciones socio-económicas (a diferencia de sus limítrofes, Suiza había permanecido neutral y su riqueza, sus ciudades y su economía se mantuvieron a salvo de los embates de la guerra). Suiza disponía, además, de estadios e infraestructuras aptas para albergar un Mundial de la época, y al ser un país pequeño las sedes estaban muy próximas, ahorrando costes en desplazamientos. La saneada economía suiza permitió la remodelación de algunos estadios para acoger los partidos de la fase final que se disputarían en Berna, Lausana, Ginebra, Basilea, Zurich y Lugano.

La participación crecía. 35 equipos disputaron la fase de clasificación. De ellos, 27 adscritos a la UEFA. La Alemania occidental participó con la selección del Sarre al margen, pero no la RDA. Como tampoco participó la Unión Soviética. Sí lo hicieron varios países de su órbita de influencia que no habían podido acudir a Brasil cuatro años antes: Hungría, Checoslovaquia, Rumania... Polonia se retiró dejando campo libre a los húngaros. Como Alemania, Japón reingresó en la FIFA aunque sucumbió en una dura eliminatoria ante otro país recientemente escindido: Corea del Sur, que fue el primer representante de Extremo Oriente que disputó la fase final.

El durísimo Corea del Sur-Japón
La fase clasificatoria arrojó varias decepciones. Entre ellas cabe destacar la no clasificación de Suecia (3ª en Brasil, víctima de Bélgica) y España (4ª en Brasil, eliminada por azar tras un partido de desempate ante Turquía). Escocia volvió a ser segunda en el Campeonato Británico tras Inglaterra, pero esta vez decidió participar en la fase final. Brasil y México se clasificaron sin problemas en América y Austria logró la mayor goleada de esta fase al derrotar a Portugal por 9-1.

El sistema de competición del V Mundial volvió a cambiar respecto al anterior. Se siguió con la estructura de grupos y liguillas pero se establecieron dos cabezas de serie en cada grupo que no se enfrentarían entre sí. Los posibles empates se resolverían con partidos extra. Este calendario anómalo se mantendría en el siguiente campeonato de 1958 pero sería más tarde desechado. Por otra parte, había otro tipo de novedades: Ya en 1950 se estableció la numeración de los jugadores del 1 al 11. Ahora, cada jugador elegiría un dorsal que llevaría durante todo el campeonato, del 1 al 22. Esto ayudaba a que los periodistas de países extranjeros identificaran fácilmente a los futbolistas rivales a la hora de narrar los partidos por la radio o escribir las crónicas. También para las primeras emisiones televisivas en directo que se llevarían a cabo en este campeonato.

Brasil quería exorcizar el recuerdo de 1950
Brasil y Francia capitaneaban el Grupo 1º ante Yugoslavia y México. Los “plavi” derrotaron a los franceses y se clasificaron como segundos de grupo tras Brasil. Los sudamericanos habían realizado toda una catarsis para enterrar el recuerdo del “Maracanazo” comenzando por cambiar su uniforme blanco por el de camiseta blanca y pantalón azul. También llevaron a cabo una “purga” que liquidó la generación de 1950 y dio paso a una nueva cantera de figuras emergentes: Djalma y Nilton Santos, Didí, Baltazar... con más humildad, volvían a aspirar al título.

En el Grupo 2º sus dos selecciones más potentes jugaron entre sí: Hungría avasalló a Corea del Sur endosándoles la mayor goleada histórica hasta la fecha: 9-0. Tras derrotar a Turquía por 4-1, los alemanes occidentales se las verían con los húngaros. El partido despertó gran expectación y se resolvió con una nueva goleada de los magiares: 8-3, con cuatro goles de su delantero Kocsis. Hungría contaba con un equipo extraordinario cuya delantera estaba formada por varios de los mejores delanteros de la historia de Europa: el mencionado Kocsis más Czibor, Hidegkuti y Puskas (futura estrella madridista). Tras la contundente goleada ante la RFA, Hungría se confirmó como el equipo a batir, y casi como el único candidato posible al título. La RF Alemana se clasificó goleando en el desempate a Turquía por 7-2.

Formación del fabuloso equipo magiar de 1954
Hungría masacró a los surcoreanos
El Grupo 3º tenía como cabezas de serie a la vigente campeona Uruguay y a una de las grandes potencias europeas: Austria. Ambos cumplieron con los pronósticos y se clasificaron sin dejar que Checoslovaquia o Escocia pudieran hacerles un sólo gol. En el Grupo 4º Italia volvió a saborear la hiel del fracaso tras perder ante los anfitriones suizos el desempate por la segunda plaza (4-1). Inglaterra cumplió esta vez y se clasificó primera pese a empatar con los belgas (últimos) a 4 goles.

Recuperada la fase eliminatoria, los cuartos de final ofrecieron interesantes emparejamientos: Hungría ante Brasil, la RF Alemana ante Yugoslavia, Austria ante Suiza y Uruguay ante Inglaterra. Hungría derrotó a Brasil por 4-2 en un partido de extraordinaria tensión. Varios jugadores brasileños perdieron los papeles y agredieron a sus rivales húngaros, que respondieron. La bronca fue constante en la última media hora de partido y arruinó lo que habría podido ser uno de partidos más espectaculares del torneo. Por 4-2 también, pero en un partido más apacible ganó Uruguay a Inglaterra, mientras los alemanes occidentales resolvían ante Yugoslavia en el primero de varios enfrentamientos mundialistas entre ambas selecciones. Austria y Suiza ofrecieron el espectáculo que se negó a los espectadores del Hungría-Brasil. Una sucesión de goles casi constante durante la primera mitad del encuentro que comenzó con goleada local, remontada austríaca y sentencia final del delantero Probst para Austria: 7-5, en que aún hoy es el partido con más goles de la historia de los Mundiales.
Austria y Suiza marcaron doce goles en cuartos

Las semifinales fueron Hungría-Uruguay y RF Alemana-Austria. La primera eliminatoria se tildó de “final anticipada” entre la actual campeona mundial y la gran candidata a sucederla. Hungría se adelantó en el marcador por 2-0 pero Uruguay consiguió empatar “in extremis” con dos goles de Hohberg y forzar la prórroga. En el tiempo suplementario, dos goles de cabeza de Kocsis otorgaban el pase a la final a los magiares y provocaba la primera derrota charrúa en una fase final de un Mundial. El enfrentamiento “pangermánico” entre austríacos y alemanes occidentales se decidió para éstos gracias al frenesí goleador de los hermanos Ottmar y Fritz Walter mediada la segunda mitad, con penaltis de por medio. En la final de consolación Austria alcanzó el tercer puesto infringiendo a Uruguay una nueva derrota. En Berna se disputarían el título magiares y teutones.

Hungría había ganado a la RFA por 8-3 días atrás, había disputado ya una final de Mundial en 1938 y era para todo el mundo la gran candidata ante la Alemania occidental. Dos goles casi consecutivos de Puskas y Czibor apenas iniciado el partido invitaban a una nueva goleada húngara en pos del título, pero antes de los veinte minutos de la final Morlock y Rahn empataron para la RFA. Los jugadores húngaros acusaron la fatiga y las lesiones de los partidos anteriores y se vinieron físicamente abajo según transcurría el partido. Los alemanes, por contra, apoyándose en su orden defensivo y en su juego colectivo, consiguieron primero contener y luego superar a los magiares. A falta de pocos minutos para el final del encuentro, Rahn marca un nuevo gol con un disparo cruzado que el portero Grosics no pudo atajar. A la desesperada, Puskas empata para Hungría pero el gol es anulado por fuera de juego en una de las primeras polémicas arbitrales de los Campeonatos del Mundo. La RFA da la sorpresa y gana 3-2 al casi todopoderoso conjunto húngaro y se proclama por primera vez Campeona del Mundo en lo que se dio en llamar “El Milagro de Berna”. Jules Rimet, ya octogenario, entregó su última copa de campeones al capitán germano Fritz Walter antes de retirarse como presidente de la FIFA. El creador del Mundial falleció al año siguiente pero su criatura gozaba de vida propia y de un inmejorable futuro.

El capitán germano-occidental Fritz Walter fue paseado a hombros por el Wankdorf con la Copa Rimet


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