Por
un guiño del devenir de la Historia, la edición de 2014 de Roland
Garros coincidió con un relevo en la cabeza de la Corona española. Aquí,
sin embargo, ni los reyes ni las princesas han abdicado. Maria
Sharapova confirmó su mejoría en superficie lenta adjudicándose su
segundo título en Roland Garros con el mérito de remontar varios
resultados adversos en la mayoría de sus partidos. Por su parte, Rafael
Nadal ha renovado su idilio con la tierra parisina un año más,
alcanzando la cifra ya no estratosférica sino galáctica de nueve
títulos, los cinco últimos consecutivos. Además, los triunfos de mis
jugadores favoritos de cada cuadro tienen otra lectura subyacente: la
reivindicación del entrenador a la vieja usanza (Toni Nadal y Sven
Groeneveld) frente a la proliferación/moda en los banquillos de
ex-jugadores de élite, cuyo último capítulo ha sido el anuncio durante
el torneo de la contratación de Amélie Mauresmo como nueva entrenadora
de Andy Murray.
Esta
edición del Grand Slam terrestre será recordada por un hecho insólito:
la eliminación en el primer partido de los dos ganadores del Grand Slam
precedente (Li Na y Stanislas Wawrinka), así como por el brusco cambio
de temperatura entre los diez primeros días y los cuatro últimos, que
afectó negativamente al estado físico de varios jugadores (especialmente
en el cuadro masculino) en las rondas finales. Las lesiones impidieron
el concurso de dos de los mejores jugadores de sus respectivos cuadros:
la bielorrusa Victoria Azarenka y el argentino Juan Martín del Potro. Y
cabe destacar -por último- el gran papel que ha realizado la nueva
generación de jugadoras encabezada por Simona Halep, Garbiñe Muguruza y
Eugénie Bouchard.
Como
corresponde, aportamos el ya habitual anuario-dossier-revista digital- o
como cada cual quiera llamarle, con los cuadros, las fichas de los
partidos de las rondas finales, el palmarés, el historial de los
cuartofinalistas en el torneo... Esta vez la novedad es la inclusión del
relato de lo ocurrido en Roland Garros en el propio documento. De este
modo, ni éste queda en una retahíla de números inabarcable para los que
sean de letras, ni el presente post se hace insufriblemente largo.
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