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viernes, 1 de junio de 2012

Centenario Lángara (1/12): Debut internacional en Buenavista


Como habíamos adelantado en el último artículo de “Mitos del Fútbol” sobre Isidro Lángara, publicaremos en una serie especial los artículos que sobre sus partidos con la Selección Española publicó en 1992 en el diario “La Nueva España” el periodista e historiador deportivo Manuel Sarmiento Birba. Una de las mejores formas posibles de celebrar el centenario de este destacado futbolista de los años 30 y 40 y, al tiempo, de dar a conocer su figura al aficionado de hoy.

Por desgracia, no conservo el último artículo de la serie, pero si los once primeros. En estas líneas, a través de los partidos internacionales de Lángara, Sarmiento desvela los entresijos de la Selección Española de fútbol de aquel entonces, con modos y costumbres muy diferentes a los actuales y que nos invitan a un viaje figurado en la máquina del tiempo a los años treinta, al estímulo de la imaginación y a la comparación con tiempos presentes.

Personalmente, como aficionado que soy a los documentos de historiografía y a deambular por hemerotecas -y por la práctica imposibilidad de encontrar estos artículos en hemeroteca pública o digital alguna- los juzgo de gran valor y por ello me he decidido a publicarlos en el blog para quienes gusten del deporte de antaño. Respetaré el texto original (salvo el exceso de comas en algunas frases) y añadiré acotaciones a pie de página para corregir o ampliar datos.

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DEBUT INTERNACIONAL EN BUENAVISTA (1932)

El delantero vasco marcó su primer gol con la Selección en la inauguración del nuevo estadio.

Pese a los nervios de Isidro, España acabó venciendo a Yugoslavia por 2-1

Es necesario que se haga una especie de entradilla para justificar, lógicamente, lo que ha supuesto Isidro Lángara en el fútbol español y, más concretamente, en el Real Oviedo. Aparte de ser el mejor jugador de toda la historia de la entidad azul ovetense por lo que a eficacia se refiere, no hay que olvidar que Lángara es el único jugador del Oviedo, en toda su historia, cuyo nombre es conocido y popular en todo el mundo futbolístico. En una palabra, no se trata de un ídolo local o provincial. Es un personaje realmente universal. Para lograr eso fue necesario que marcase nada menos que 299 goles en las siete temporadas en que sirvió al Oviedo. Seis, antes de la guerra civil, y la restante, la de 1946-47, tras su regreso de América [1]. A esto hay que añadir su singular “performance” en la selección nacional de España, en la que logró el formidable promedio de diecisiete goles en doce partidos. El comienzo de la guerra española rompió esa trayectoria única en el seleccionado nacional. Y, como es lógico, quedan sus campañas en Argentina y México. Especialmente en San Lorenzo de Almagro, en cuyo equipo, el día de su debut ante River Plate, los de Boedo ganaron por cuatro a cero [2]. Cuatro goles firmados por Lángara ante el atónito aficionado argentino.

No es de extrañar, pues el homenaje que “La Nueva España” quiere realizar respecto de Lángara. Homenaje concretado en reflejar, ante las nuevas generaciones de aficionados, lo que fueron sus doce aportaciones a la selección nacional de España.


Partido número uno: debut en Oviedo ante los suyos

Ocurrió el hecho un 24 de abril de 1932. La ciudad de Oviedo había construido un nuevo estadio. Se le denominó, en atención al lugar en el que se ubicaba, de “Buenavista”. Presentaba dicho estadio una novedad que causó sensación entre todos los aficionados hispanos. Esa novedad no era otra que su airosa tribuna, toda ella dotada de una hermosísima visera a lo largo de la misma, sin una sola columna de sustentación. Oviedo acogió la designación de su estadio como escenario internacional como un acontecimiento ciudadano único. La selección de Yugoslavia sería el rival. Los balcánicos nunca se habían medido hasta la fecha con España. El equipo yugoslavo se sustentó en la potencialidad del Grajanski de Zagreb, el gran equipo croata que ha vuelto a recuperar dicho nombre, tras haber sido desde la finalización de la II guerra mundial el popular y potente Dinamo de Zagreb que tiene en sus vitrinas una Copa de Ciudades en Feria [3]. Concretamente la de 1966-67, en la que ganó la final al Leeds United de Inglaterra. Este mismo Dinamo de Zagreb fue finalista de la Copa de Ferias en 1962-63 final en la que cayó ante el Valencia. Pues bien, ante una Yugoslavia potente, con mayoría de jugadores croatas del Grajanski, España, con el periodista bilbaíno José María Mateos como seleccionador, formó un equipo en donde era novedad importante y debut en el seleccionado el ariete del Oviedo, Isidro Lángara Galarraga. No hubo buen tiempo en Oviedo y el terreno de juego, poco hecho aún y arcilloso, dificultó bastante las acciones hispanas. Jugaron por España: Zamora en el marco; Ciríaco y Jacinto Quincoces en la defensa; como medios Cilaurren, Gamborena y Marculeta;  Lafuente, Luis Regueiro, Lángara, Ignacio Aguirrezabala –también llamado Chirri- y Gorostiza en el quinteto atacante. Hicieron la foto oficial como suplentes, sin llegar a actuar –salvo Blasco por lesión de Zamora- el propio Blasco, el gijonés Peña, el también gijonés Tronchín y el oviedista Gallart. Yugoslavia, por su parte, alineó a: Spasic; Zagorac, Tosic; Arsenijevic, Prenrl, Ralic, Tirnanic, Marjanovic, Vujadinovic, Giler y Babic. El portugués Tavares da Silva fue el encargado de dirigir el partido.


Lángara: “llegar y besar el santo”

El debut de Lángara volvió locos a los ovetenses. Y más cuando, a los veinte minutos de juego, un disparo de Luis Regueiro lo devolvió el palo y, Lángara, atentísimo, con su facilidad de disparo, lo mandaba a la red [4]. Era lo que se dice “llegar y besar el santo”. Para toda la historia del fútbol ovetense y asturiano, ya queda el hecho. Y este no es otro que Lángara ha sido el autor del primer gol marcado en la historia del estadio ovetense. El hecho merece destacarse como se destacó en aquellos tiempos, porque el primer gol marcado en Buenavista lo lograba un jugador del Oviedo –Lángara- y, además, en partido internacional de España. Es algo, eso, que ya está ahí para siempre. Para que todo fuese feliz, a los cinco minutos de marcar Lángara, Luis Regueiro resolvía un barullo ante el marco de Spasic y alcanzaba el segundo gol español. Y aunque Vujadinovic marcó dos minutos después, y pese a que Zamora fue reemplazado por lesión, saliendo Blasco, España se defendió bien en el partido sensacional de Quincoces y Cilaurren. Lángara ya era internacional por primera vez, España salió victoriosa por dos a uno y, pese a que Isidro acusó el debut y estuvo muy nervioso, no fue menos cierto que la jornada se festejó en Oviedo por todo lo alto.

En la reunión federativa de mayo dimitió José María Mateos. El médico de Vitoria don Amadeo García Salazar fue designado seleccionador nacional. Lángara iba a sufrir durante cuatro partidos en los que fue relegado en favor de Antonio Elícegui, ariete del Real Unión de Irún, luego traspasado al Atlético de Madrid. El balance de Lángara se iniciaba así en la selección: Un partido jugado, un gol marcado.

Manuel SARMIENTO BIRBA.

Notas:
[1]: Lángara disputó en realidad dos temporadas tras regresar del España de México: Las de 1946-47 y la de 1947-48, si bien en esta última disputó apenas nueve partidos y marcó cinco goles.
[2]: El resultado fue 4-2, y no 4-0, según varias fuentes fiables consultadas.
[3]: Con posterioridad a la publicación de este artículo (1992) el Grajanski pasó a ser sucesivamente Croacia y Dinamo de Zagreb.
[4]: Otras fuentes citan el gol de Lángara como remate tras rechace del propio portero yugoslavo Spasic.

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