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lunes, 31 de diciembre de 2012

Deporte y Música / La Vuelta y sus sintonías (2/7)



Continuamos la serie sobre las músicas ciclistas con el segundo capítulo, que comprende los años centrales de la década de los ochenta (desde 1983 hasta 1988)

Vuelta 1983: Bernard Hinault era el gran candidato al triunfo final (casi el único) para prensa y aficionados. Sin embargo, la “nueva ola” de ciclistas españoles encabezada por Marino Lejarreta, Alberto Fernández y Álvaro Pino -entre otros- le pusieron las cosas muy difíciles al Caimán de Bretaña. Julián Gorospe disfrutó varias etapas del maillot amarillo y fue el ciclista revelación de la Vuelta. Marino Lejarreta entró en la historia con su victoria en la primera llegada a los Lagos de Covadonga, al tiempo que hacía sufrir al gran Bernard. Pero éste sacó finalmente su as de la manga y sentenció la carrera a su favor en una memorable escapada camino de Ávila cuyo ritmo sólo pudieron soportar Marino y Belda. Una de las ediciones más brillantes y recordadas de la historia de la gran vuelta española.

El éxito absoluto cosechado el año anterior con “Me estoy volviendo loco” hizo a los responsables de mercado de la Vuelta volver a confiar en “Azul y Negro” para la siguiente edición. No es fácil reemplazar una canción convertida en un himno pero el dúo Vaso-Montoya alumbró otro gran tema. Desde mi punto de vista es de mayor calidad que la anterior aunque con el corazón todos prefieran la de 1982. Se trata de “No tengo tiempo (con los dedos de una mano)”... o “Con los dedos de una mano (no tengo tiempo)” como sostienen los que se apoyan en la socorrida “teoría del estribillo” para titular una canción. Se titule como sea, que es lo de menos, estaba incluida en su nuevo LP “Digital”, y fue como la anterior un socorrido llenapistas en toda discoteca ochentera que se precie. La temática de esta nueva canción no era la locura sino el estrés que provoca la ajetreada vida moderna.

“Azul y Negro” tuvo algunos éxitos más antes de perecer en el naufragio del barco del techno-80’s mientras desembarcaba la nueva oleada del pop convencional. Afortunadamente, el dúo sobrevivió y una década más tarde aportaría una nueva canción a nuestra lista de éxitos ciclistas.



Vuelta 1984: Tras asomarse a los primeros puestos de la clasificación en años anteriores, parecía haber llegado la hora de Alberto Fernández. El francés Eric Caritoux (Skil) ganó la primera etapa de montaña con llegada en la estación de esquí barcelonesa de Rasos de Peguera (donde Pedro Delgado inició su idilio con el maillot amarillo de la Vuelta), irrumpiendo en los primeros puestos hasta vestirse de amarillo en los Lagos de Covadonga. Con la clasificación en un puño, Alberto Fernández aguardaba a la contrarreloj final de Torrejón de Ardoz para auparse al primer puesto, pero la lluvia y el piso mojado le hicieron tomar demasiadas precauciones y Caritoux, contra todo pronóstico, conservó el maillot amarillo hasta Madrid.

Alberto Fernández fallecería meses después en accidente de tráfico, dejando huérfana a la afición española y frustrando lo que seguro hubiera sido una gran carrera profesional llena de triunfos.

Julián Ruiz es en este momento la gran mano decisoria en la elección de los temas ciclistas y no pierde ocasión de colocar a la joya de su corona: José Celestino Casal Álvarez, un artista multidisciplinar natural de Tudela Veguín (Oviedo) conocido para el mundo discográfico como Tino Casal. El inolvidable Tino era uno de los puntales de la “movida” y en el confluían las más variopintas tendencias del momento. De aspecto excéntrico y de cualidades vocales sobresalientes, forjó su carrera en grupos como “Los Archiduques” y “Zafiros Negros” antes de asaltar en solitario las listas de éxitos. De su tercer disco bajo la producción de Ruiz, cuyo título parece sacado de “El Mentalista” (“Hielo Rojo”) se tomó el single “Pánico en el Edén” como sintonía de la Vuelta de 1984. Pesó lo suyo su condición de asturiano, habida cuenta del feliz descubrimiento de los Lagos de Covadonga el año anterior. No era ni la mejor canción ni el mejor disco de Tino Casal, pero fue un tema musical muy apropiado para ambientar la Vuelta dada su semejanza con los cánones de Kraftwerk y aunque tenía un ritmo frenético también tenía bastante calidad musical.

En la gira de “Hielo Rojo”, un esguince de tobillo mal curado le derivó en una necrosis que le postró en cama durante más de un año y que estuvo cerca de costarle la vida. Reaparecería tres años después con “Lágrimas de cocodrilo”. Su segundo single tras “Eloise” (“Oro negro”) aparece en alguna relación de temas ciclistas, aunque no en la que yo manejo. Tino Casal falleció el 22 de septiembre de 1991 en accidente de tráfico.

Aporto la versión single y maxi-single, aunque las dos son muy similares. Próximamente escucharemos claras diferencias entre una y otra versión de los mismos temas musicales.







Vuelta 1985: De desarrollo similar a la de 1983, espectacular y con muchos bailes de puestos en la clasificación general al devenir de las etapas, se vivió una nueva batalla entre los españoles y un astro extranjero. En este caso el ilustre visitante era Robert Millar, uno de los más afamados escaladores del pelotón de la época. El conjunto Orbea vio vestirse de amarillo a sus dos jóvenes jefes de filas: Pello Ruiz Cabestany y Pedro Delgado, hasta que Millar impuso su ley en la llegada a Tremp. Todo parecía sentenciado a favor del escocés cuando en la etapa de la Sierra madrileña, Pedro Delgado aprovecha su conocimiento del terreno para lanzar un último y desesperado ataque en compañía del Kelme José Recio. Ruiz Cabestany y el colombiano Pacho Rodríguez –aspirante al amarillo- se unen en la fuga. Mientras, Millar festeja por adelantado su triunfo. Recio se marcha en solitario y al fin Millar recibe el aviso de peligro. El escocés logra alcanzar a Delgado, Ruiz Cabestany y Rodríguez pero subiendo Navacerrada, “Perico” demarra abandonando la compañía de Millar y alcanzando a Recio. Tras una etapa épica ganada por Recio, Pedro Delgado gana la Vuelta y se consagra como ídolo ciclista nacional y a Millar se le queda cara de tonto... y no sería la última ocasión. En las primeras etapas un neoprofesional navarro batió el record de precocidad en alcanzar el liderato de la Vuelta. Se trataba de un muchacho del Reynolds llamado Miguel Indurain.

Después de tres años de éxitos, podría venir un cuarto. Julián Ruiz había producido el año anterior el primer disco de Iván, consiguiendo un nº1 con su éxito “Fotonovela”, una canción que obtuvo fama internacional (Francia, Bélgica) y que se inspiró en el “Where is my man?” de la ex-Catwoman Eartha Kitt editado meses antes. Avalado por ese éxito, se confió a Iván la música de la Vuelta a España en 1985. Iván era por aquel entonces todo un ídolo de fans, carne de “carpeteras”, lo que provocó la hostilidad de una parte de la afición acostumbrada a música “seria”. El tema de la Vuelta de esta edición es “Baila”. Un tema sin mayores pretensiones que la que reza en su título, con base techno-pop y un “riff” de trompetas muy reconocible. Quizás sea por los buenos recuerdos que me trae esa época (entre ellos, el posterior triunfo del Real Oviedo en la Copa de la Liga de Segunda o más personales, como el nacimiento de mi única prima carnal) soy indulgente con “Baila”. Prejuicios aparte, me agrada escucharlo e incluso lo hago con cierta frecuencia porque me hace viajar sentimentalmente a mi infancia.

Después de décadas en la sombra del olvido, Iván ha reaparecido recientemente con un recopilatorio de sus éxitos regrabados que parece un chiste malo y que como contrapartida deja en muy buen lugar la factura y producción común a los años ochenta.



Vuelta 1986: Otra edición vibrante de la gran ronda española y una representación con un elenco semejante, con Robert Millar como gran favorito y a quien se le suponía escarmentado tras su sorprendente debacle ante Pedro Delgado. El segoviano no estuvo tan fino como el año anterior y en esta ocasión el papel de gran esperanza española lo representó Álvaro Pino. El de Puenteareas asumió el liderazgo del Zor-BH dada la baja forma de Pacho Rodríguez y tomó el mando de la prueba tras la crono de Valladolid. Pese a los intentos de Millar, Pino resistió de amarillo. En la última y memorable gran etapa de montaña en Sierra Nevada el escocés tomó ventaja pero al cabo de la subida fue alcanzado e inmediatamente superado por un Álvaro Pino en estado de gracia. La cara de Millar al toparse con Pino fue un poema. En la llegada final a Jerez de la Frontera, en la última prueba cronometrada, el gallego rubricó su triunfo por delante de Robert Millar.

Tras varias ediciones confiando en artistas nacionales, traspasamos nuestras fronteras para encomendarnos a una por entonces joven y prometedora estrella de la música internacional llamada Gloria Estefan... si bien hay que apostillar que Gloria tiene parte de sangre asturiana corriendo por sus venas y arterias. A la futura gran diva de la música hispana le acompañan su por entonces inseparable banda “The Miami Sound Machine” y con los nombres de aquella y de éstos se firmaron los primeros discos de Gloria. La canción de turno es “Conga”, uno de sus primeros números uno internacionales. Suponía un cambio con respecto a la tendencia techno de los años anteriores, pero aún con ese cambio de tendencia fue un nuevo éxito que sumar a la lista.

No será la única colaboración de Gloria Estefan con la “música deportiva” ya que justo una década después interpretará el tema oficial de los JJOO de Atlanta 1996: “Reach”. La artista cubana tiene dos caras diferenciadas. Por un lado, la que muestra al mercado anglosajón de los Estados Unidos (“Don’t wanna lose you” o el propio “Reach”) y por otro lo que brinda al público de Hispanoamérica (“Mi tierra”, “Cuba Libre”, “Abriendo puertas”...), que se concilian en una sola canción que es posiblemente su mayor éxito: “Oye mi canto”, donde la primera parte es más “anglo” y la segunda más hispana. Pese a lo que pueda parecer, me decanto claramente por esa primera parte. “Conga” podría presentarse como una nueva conciliación de las dos caras de Gloria Estefan, con una oreja más larga que la otra, todo hay que decirlo.

Varios años después, el productor Emilio Estefan (marido de Gloria) rescató el nombre de “Miami Sound Machine” para un trío de señoritas que gozó de un éxito fugaz hace más o menos una década.



Vuelta 1987: El irlandés Sean Kelly, viejo conocido de la afición española y veterano de la Vuelta, era la apuesta más segura para la presente edición. Álvaro Pino, lesionado, no pudo tomar la salida en Benidorm. Delgado, centrado en el Tour y aún fuera de forma, no se postuló y tras varios cambios de líder a maillot amarillo por día, el triunfo final quedó por primera vez en manos de corredores no españoles: Kelly, Dietzen, Herrera y Fignon. El francés, con la mente también en el Tour, asestó sus golpes demasiado tarde (Ávila). Dietzen se colocó en cabeza tras llegar a Cerler (donde ganó un muy joven Lale Cubino) pero perdió su privilegiada posición en los Lagos de Covadonga. En la ya mítica cumbre se impuso con autoridad el colombiano Luis Herrera. “Lucho” mantuvo el amarillo hasta la última contrarreloj de Valladolid, donde ganó Blanco Villar y Sean Kelly tomó el liderato de manera definitiva... pero un inoportuno forúnculo y diversas molestias provocaron el abandono del irlandés en la etapa siguiente camino de Ávila, brindándole el triunfo final a Lucho Herrera. “El Jardinerito de Fusagasugá” fue el primer colombiano que conquistó una “grande” y la Vuelta’87 consolidó su prestigio como el gran escalador de la época.

Otra vuelta de tuerca a la música ciclista. Se designó como sintonía oficial para la Vuelta de 1987 al disco “Magic Mix”. Un recopilatorio de temas clásicos adaptados con bases discotequeras con el tiempo como hilo argumental. Así, “Magic Mix” comprendía temas como “Tic tac, tic tac” o la célebre “Danza de las Horas” de la ópera “La Gioconda” de Amilcare Ponchielli. Primer pinchazo en la rueda. Al no tratarse de un artista reconocido y/o reconocible sino de un disco recopilatorio instrumental sin cara visible el potencial consumidor perdió la referencia. El hecho de que sonara una sucesión de varios temas y que estos fueran a su vez pertenecientes a música clásica tampoco animó las ventas. De hecho, sólo gracias a los vídeos de las etapas de la Vuelta’87 que he podido ver en internet he recordado de qué se trataba, pues pensaba que aquí iba Gloria Estefan y el año anterior otra canción...

Tampoco he podido conseguir una copia de la música original, así que aporto una versión sucedánea de la Danza de las Horas.



Vuelta 1988: La edición 43ª de la Vuelta a España, una de las menos montañosas de los últimos años, volvería a tener aspirantes españoles. Tras la etapa prólogo (en Santa Cruz de Tenerife, en la primera etapa canaria de la historia de la Vuelta) ganada por Ettore Pastorelli, el joven bejarano Laudelino Cubino se enfundó el amarillo. Pino, de nuevo candidato, perdió un tiempo precioso entre averías y abanicos. Pocos días de líder le auguraban, pero “Lale” resistió dos semanas con las llegadas más comprometidas de la Vuelta de por medio: Brañillín, la cronoescalada al Naranco, Valdezcaray y Cerler. Tras esta etapa, Cubino quedó “quemado” y otro hombre del BH, Anselmo Fuerte, se vistió de amarillo en Albacete. Pero el destino le debía una Vuelta a Sean Kelly y el irlandés más español (además de sus numerosas participaciones militaba hacía tiempo en el Kas) supo lidiar los envites del BH y se coronó al triunfar en la penúltima etapa (CRI) con llegada en Collado Villalba. Dietzen, otro “nacionalizado”, arrebató a Fuerte el segundo puesto. Cubino fue cuarto.

Después del fracaso del año anterior se brindó la oportunidad a un nuevo artista español, navarro para más señas, llamado Serafín Zubiri. Conocido entonces sólo por su nombre de pila, interpretaba la canción “Pedaleando”, primero de los temas de la Vuelta que versaban en realidad sobre ciclismo aunque sólo fuera en su título. Muchos vieron detrás de la elección de un artista ciego la influencia de la ONCE, organismo del que ya era público su interés en contar muy pronto con un equipo ciclista profesional y que cumplió su promesa al año siguiente heredando gran parte de la estructura del desaparecido, añejo y mítico equipo Kas.

Siento por Serafín Zubiri una gran simpatía, ya que no sólo se trata de un hombre dispuesto a demostrar con optimismo que su limitación no le impide disfrutar de una vida plena (además de cantante y pianista es actor y se le ve a menudo practicando actividades de cierta exigencia física como senderismo, piragüismo...) sino que tiene la suficiente humildad para aceptar la ayuda de una persona vidente en su desempeño cuando le es necesaria sin hacer de ello un drama ni una claudicación, con toda la normalidad del mundo. Lo que representa un ejemplo social muy positivo y loable tanto para quienes no ven como para quienes vemos.

En su faceta musical, pese a su confesa admiración a su compañero de dioptrías Stevie Wonder, no le ha dado por el funky o el soul (una lástima) Tiene buena voz pero su falta de estilo definido y sus idas y venidas en su búsqueda entre el pop, la canción de autor, el disco, la balada... le han perjudicado. Con posterioridad a “Pedaleando” representó en dos ocasiones (1992 y 2000) a RTVE en el Festival de Eurovisión obteniendo dos dignos puestos en mitad de la tabla. “Pedaleando” no es ni mucho menos un gran tema, ni la mejor canción de Serafín Zubiri. Pero ahí está.



Próximamente el tercer capítulo, entre 1989 y 1994.

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