Reunido con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, el Congreso de la FIFA de aquel año resolvió la elección de Inglaterra como sede del VIII Campeonato Mundial de Fútbol a celebrarse en 1966. El presidente de la FIFA Stanley Rous
consiguió convencer a los delegados para que su país organizara el
Mundial. Padrinos poderosos al margen, a los ingleses les sobraban
medios y méritos en su candidatura: Sin olvidar su condición de Cuna del
Fútbol moderno, Inglaterra gozaba de las mejores infraestructuras
posibles en Europa tanto en estadios como en logística (Alojamiento,
transporte, capacidad organizativa y económica...). La organización del
Mundial coincide con un momento sociocultural muy importante que
convierte a Inglaterra en el centro del mundo de aquel entonces: el auge
de la música “pop”.
Para cada campeonato se inscribían más y más selecciones. En esta fase de clasificación cobró importancia la reivindicación de África.
Los equipos inscritos por la Confederación Africana se retiraron como
protesta, ya que la FIFA había reservado una sola plaza de las catorce
disponibles a repartirse entre africanos y asiáticos. Tras una sucesión
de renuncias y sanciones, y con Turquía, Chipre e Israel jugando con los
europeos, Corea del Norte se presentó como única representante de la Confederación Asiática a una eliminatoria final ante Australia
Los norcoreanos se clasificaron y aunque todo el mundo les otorgó el
papel de comparsas, a la hora de la fase final iban a dar más de un
susto a sus rivales. En Europa
ya había una gran lucha por la clasificación, con dos o más selecciones
potentes en cada grupo y varios equipos ilustres forzosamente
eliminados. Suecia, Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia, Austria,
Bélgica y Rumania –entre otras- no obtuvieron billete para Inglaterra.
En América no hubo
sorpresas. En la CONCACAF se clasificaron argentinos, uruguayos y
chilenos, y México por la CONCACAF. Inglaterra como anfitriona y Brasil
como vigente campeona ya estaban clasificadas automáticamente.
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Pickles Superstar |
Inglaterra’66
supondrá un avance significativo en la modernización del Campeonato del
Mundo. Valgan como ejemplo de ello las primeras retransmisiones al
mundo vía satélite, y la aparición de la primera mascota (El león Willie),
con la que el Mundial comenzó su campaña de comercialización de
productos. Aún así, este Mundial adolecería aún de viejas y nocivas
herencias del pasado. La principal de ellas fue el calendario,
que obligó a varias selecciones a disputar muchos partidos en un margen
de pocos días, mientras otras (Inglaterra sobremanera) disponían de más
días libres. En cuanto al arbitraje,
se pretendió sin todo el éxito deseable unificar los criterios para
sancionar jugadas punibles y castigar a los futbolistas infractores.
Será en 1970 cuando se de
el paso definitivo a la modernidad con la aparición de las tarjetas y la
posibilidad de sustituciones. El sistema de competición seguía el molde
de Chile’62. Cuatro grupos de cuatro equipos, dos clasificados por
grupo que jugarían cuartos de final, con posteriores semifinales y
final.
Días antes del inicio de la competición saltan todas las alarmas: La Copa Jules Rimet,
expuesta en el Centre Hall de Londres, desaparece. Scotland Yard
moviliza a miles de agentes para recuperar el valioso trofeo, que
aparece días después enterrado en el jardín de un ciudadano llamado
David Corbette. La encuentra de forma casual su perro Pickles, convertido desde entonces en héroe nacional.
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Beckenbauer (izquierda) brilla en su debut mundialista |
El
partido inaugural enfrentó en el archifamoso estadio de Wembley a
Inglaterra y Uruguay. Los anfitriones fueron incapaces de batir al gran
portero charrúa Mazurkiewicz
y el partido terminó con un empate a cero que hizo temblar a los
aficionados locales. Las siguientes victorias ante México y –sobre todo-
Francia por 2-0 les hicieron recuperar el optimismo perdido. Por el Grupo 1º, ingleses y uruguayos se clasificaron para cuartos.
El Grupo 2º era, junto con el 3º, el considerado como más potente. La ex-campeona mundial RF Alemana, la potente sudamericana Argentina y la vigente campeona europea España
se enfrentaban con Suiza de por medio por dos plazas en cuartos de
final. El resultado clave fue la victoria argentina sobre los españoles
por 2-1, con dos goles de Artime.
Una vez más, España fue víctima del individualismo y quedó eliminada
cuando parecía haber encontrado su sistema ideal, en el tercer partido
ante los alemanes occidentales. La RFA y Argentina se clasificaron.
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Eusébio ante los húngaros |
El Grupo 3º enfrentaba a dos selecciones de alcurnia (la vigente bicampeona Brasil con la dos veces subcampeona Hungría), junto a dos selecciones europeas de segundo nivel: Portugal y Bulgaria... Pero Portugal se reveló como una selección poderosa y temible, y la estrella del Benfica Eusébio
se mostró como el mejor jugador del campeonato inglés, al tiempo que
las posibilidades de Brasil se quebraron como la pierna de Pelé.
La gran figura brasileña sufrió una lesión ante Bulgaria que le impidió
jugar ante Hungría y le mermó ante los portugueses. Portugal y Hungría
se clasificaron y la eliminación de Brasil supuso otra de las grandes
sorpresas de la primera fase.
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Sorpresa: Corea del Norte echa a Italia del Mundial |
Tras la frustración francesa, la española y la brasileña llegaría la italiana. Encuadrados en el Grupo 4º con la Unión Soviética y Chile, y habiendo ganado a ésta y perdido por la mínima ante los soviéticos, a Italia le quedaba un último partido ante Corea del Norte que todos daban por ganado. Pero para sorpresa mayúscula, Park Doo Ik
batió la meta de Albertosi al filo de la primera mitad. Una ventaja que
la Italia de Facchetti, Rivera, Sandro Mazzola y Gigi Meroni fue
incapaz de neutralizar. Los norcoreanos dieron la campanada y se
clasificaron junto a la URSS para cuartos de final.
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Rattin (der.) y Kreitlein: ¿Amigos para siempre? |
La tan cacareada “entente” de los árbitros saltó por los aires en cuartos de final. Algunos de los partidos decisivos del campeonato se verían envueltos en polémicas arbitrales. En el RF Alemana-Uruguay,
los sudamericanos protestaron el despeje de un cabezazo de Rocha por el
defensa alemán Schnellinger que evitó un 1-0 para Uruguay. Schnellinger
había desviado el balón con la mano. En la jugada posterior, Haller
adelanta a los europeos. Los alemanes occidentales se clasificaron
marcando tres goles más al final del partido, aprovechando la
inferioridad numérica de Uruguay, que había sufrido dos expulsiones. En
la segunda parte del Inglaterra-Argentina (con 0-0 en el marcador), el capitán argentino Rattin protestó un lance al árbitro alemán Kreitlein,
quien le expulsó indicándole la salida del terreno de juego. Rattin no
le entendió y siguió protestando al colegiado. La discusión derivó en un
altercado entre argentinos, ingleses y equipo arbitral. Con el capitán
de Argentina al fin fuera del césped, Hurst sacó partido del
desconcierto argentino y marcó el gol que clasificaba a Inglaterra para
semifinales. En los otros dos partidos no hubo escándalos arbitrales,
pero sí hubo incertidumbre y emoción. Hungría jugó mejor, pero la defensa soviética contuvo los ataques magiares. La URSS se clasificó gracias a su poderío físico y su orden defensivo ganando 2-1 a Hungría. Por su parte, Corea del Norte asustó a Portugal marcando tres goles en 25 minutos. Con 0-3 y menos de un tercio de partido consumido, Eusébio protagonizó con sus cuatro goles una inolvidable remontada de los lusos. Portugal se clasificó tras ganar por 5-3.
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Bobby Charlton, referente inglés |
Llegados a semifinales,
toda Inglaterra temía que Eusébio arruinara las ilusiones locales de
coronarse por primera vez como Campeones del Mundo. Entonces emergió la
figura de Bobby Charlton para marcar las diferencias. Dos goles del jugador del Manchester United clasificaron a Inglaterra para la final y eliminaron a Portugal (2-1). Los ingleses se enfrentarían a la RF Alemana, que venció a la URSS por el mismo resultado gracias a los goles de Haller y de su joven estrella emergente Franz Beckenbauer. El gran delantero Porkujan marcó el gol soviético al final del encuentro. Después, en la final por el tercer puesto, la Portugal de Eusébio se coronó como tercera selección mundial tras ganar, también por 2-1 a la Unión Soviética.
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La gran polémica de 1966 |
Como todos los aficionados locales deseaban, el 26 de julio Inglaterra disputa en Wembley la final
del VIII Campeonato Mundial. Su rival es la RF Alemana de Haller,
Seeler, Emmerich y el muchacho Beckenbauer. Casi cien mil almas
abarrotan el viejo Empire Stadium y unos cuantos de miles de ellos,
alemanes, saltan cuando Haller anota el primer gol a los doce minutos. No tarda en empatar Hurst de cabeza (1-1). El resultado de empate a uno se mantiene durante casi todo el resto del encuentro hasta que Peters marca el 2-1 para Inglaterra faltando 10 minutos. Cuando el partido y el título parecen sentenciados Weber aprovecha una serie de rechaces para empatar 2-2.
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Hurst sentencia (4-2): Inglaterra campeona |
En la prórroga tendría lugar una de las mayores polémicas arbitrales de la historia. Hacia el minuto 10 del tiempo extra, Hurst chuta a la portería alemana. El balón impacta en el larguero y bota en la línea de meta. El juez de línea soviético Tofiq Bakhramov
concede el gol pese a que los alemanes insisten con vehemencia que el
balón no ha traspasado por completo la línea. Inglaterra toma ventaja
por 3-2, que Hurst se
encargará de ampliar definitivamente con su tercer gol en la final en
las postrimerías del encuentro (4-2). Inglaterra se une, aunque con
polémica arbitral de por medio, al exclusivo club de las Campeonas del
Mundo junto a Uruguay, Italia, RF Alemana y Brasil.
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