Nuevo
capítulo de la serie de mitos futbolísticos. En esta ocasión se trata de una
entrega especial que tendrá continuidad en un “coleccionable conmemorativo” que
publicaré a lo largo de las próximas semanas en el blog.
Eran los
suyos tiempos de pioneros, cuando nuestra Liga daba sus primeros pasos. Cuando
comenzaban a disputarse los primeros mundiales y la idea de profesionalismo de
hoy en día ni siquiera se soñaba. La carencia de testimonio audiovisual ha
sumido en el olvido a quien fue el primer goleador “masivo” del fútbol
internacional. Era español, vasco para más señas y jugaba en el Real Oviedo. Se
llamaba Isidro Lángara y nació hace un siglo por estas mismas fechas.
Para celebrar
el acontecimiento y ayudar a difundir como se merece la figura de Lángara,
transcribiré en las próximas semanas la serie que el periodista e historiador
deportivo Manuel Sarmiento Birba (1926-2001), autor entre otras obras de “Yo,
Isidro Lángara”, publicó en el diario La Nueva España en 1992 con motivo de su
fallecimiento.
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Isidro Lángara Galarraga nació en Pasajes (Guipúzcoa) en
mayo de 1912. El día concreto es objeto de controversia. En muchas biografías
figura el día 25 (motivo por el que publico hoy el presente artículo) aunque hoy
en día está aceptada la tesis del día 15. Lo cual es coherente, ya que durante
siglos se estiló imponer al recién nacido el santo del día (San Isidro Labrador
se festeja el día 15 de mayo) Como su
propia fecha natal, sus cifras de goles oscilarán uno o dos goles arriba o
abajo, pues en aquella época ni las actas se consignaban ni se procesaban
estadísticas como en la actualidad.
Se inició en la práctica del fútbol en el Bildur Guchi de
Pasajes Ancho, prosiguiendo en el Esperanza de San Sebastián, el Andoain y el
Tolosa. Durante su estancia en Tolosa alternaba el fútbol con un trabajo en la
fábrica textil de Antonio Subijano. La relación comercial entre Subijano y el directivo
del Real Oviedo Juan Botas acercó a Lángara al club azul. A cambio de algo más
de diez mil pesetas de la época, Isidro Lángara fichaba por el Real Oviedo en diciembre
de 1930, justo antes del inicio de la Liga en Segunda División.
Cuenta el periodista Ricardo Vázquez Prada que, recién
llegado a Oviedo por ferrocarril, fue llevado al Estadio de Teatinos para una
prueba ante el entrenador Mr. O’Connell. A cada lado, un extremo y él a
rematar. Desde el primer disparo, atajado a duras penas por el portero Oscar,
asombró que un mozalbete de dieciocho años pudiera golpear el balón con
semejante violencia. Debutaría aquel mismo domingo ante el Atlético de Madrid,
marcando dos de los cuatro goles del equipo.
En aquellos años treinta, en los que la preparación
física tenía poca o nula importancia, quien nacía o adquiría grandes
condiciones físicas destacaba claramente sobre el resto. Lángara era uno de
esos elegidos. Su fisionomía era más propia de un boxeador que de un
futbolista. Ligeramente más alto que la mayoría de sus compañeros (rondaba el
metro ochenta de estatura), era un hombre recio y robusto. Tenía sin embargo
una cintura muy estrecha que le facilitaba los movimientos en giro, gran
velocidad gracias a su potencia física y una agilidad y elasticidad poco
corrientes para un hombre de su envergadura. Tenía ciertas condiciones técnicas
pero no era un virtuoso del balón, a cambio era un rematador inigualable.
Chutaba con ambos pies e incluso cabeceaba con gran potencia. Antón, compañero
de delantera en el Real Oviedo, recordaba que tenía una frente “en pico” que le
facilitaba cabecear el balón con fuerza. Su cualidad más destacada era el
llamado “latigazo”: Era capaz de chutar a puerta desde mucho más allá del área,
cargando la pierna y golpeando secamente el balón, adquiriendo éste una
velocidad y potencia similar a la de un cañonazo. Sin voleas, globos o efectos.
Tiros a puerta desde cuarenta metros o más, algo hoy en día inusitado. Además
de sus cualidades físicas, a decir de los entendidos de la época era un jugador
muy inteligente, capaz de adivinar al instante dónde colocarse para recibir el
balón en la mejor condición posible para el tiro. Solía disparar al primer
toque, sin acomodos, con gran fuerza y puntería. El escultor Manuel Laviada tomó
su figura como modelo para las esculturas alegóricas que acompañan a José Tartière
en el monumento a éste último (obra de Víctor Hevia) erigido en el Paseo de los
Álamos frente a la Plaza de la Escandalera, el ágora central de Oviedo.
Así fue. El Oviedo FC (ya estamos en tiempos de la II
República) ascendió al cabo de la temporada 1932-33 a Primera División, con un
Lángara demoledor que anotó 24 goles. Conformaba junto con Casuco, Gallart,
Galé e Inciarte la primera versión de la “Delantera Eléctrica” oviedista,
renovada posteriormente con la llegada de dos jugadores asturianos de gran
técnica y calidad que fueron sus mejores escuderos en los años siguientes:
Herrerita y Emilín.
Sus goles le abrieron las puertas de la Selección
Española en su segundo año. El guipuzcoano tuvo el mejor debut imaginable. En Oviedo,
ante su afición, inaugurando el nuevo estadio de Buenavista (después Carlos
Tartière) frente a la selección de Yugoslavia. Mediada la primera parte se
completaba el debut soñado: Luis Regueiro dispara a puerta, rechaza el portero
yugoslavo Spasic y Lángara aprovecha el balón muerto para marcar el primer gol
de la historia del nuevo estadio. El resultado final fue España-2 Yugoslavia-1.
Fue el 24 de abril de 1932 y a Lángara le quedaba un mes para cumplir los
veinte años.
Pese a su más que satisfactorio debut con la Selección,
no volvería a ser convocado durante un tiempo. El seleccionador José María
Mateos sería relevado por el vitoriano Amadeo García Salazar, que decidió
convocar en los cuatro partidos siguientes al delantero centro del Real Unión de
Irún Elícegui (quien ficharía más tarde por el Atlético de Madrid). Quiso el
destino que en septiembre de 1933 el Atlético de Madrid visitara Oviedo para
disputar un partido amistoso. Los aficionados aguardaban expectantes el duelo
entre Elícegui y Lángara. Apenas comenzado el partido, Elícegui adelanta a los
colchoneros pero Lángara empata al poco tiempo. Después, nuevo gol de Lángara,
y otro más, y otro, y otro... El Oviedo FC ganó al Atlético de Madrid por 7-1,
los siete tantos obra de Lángara. Se terminó la discusión. El puesto de
delantero centro en España sería para el oviedista.
La Selección Española se jugó la clasificación ante
Portugal. El partido de ida se disputaría en Madrid el 11 de marzo de 1934 y la
vuelta en Lisboa a la semana siguiente. Amadeo García Salazar alineó a Lángara
como delantero centro y el guipuzcoano daría la razón al técnico con cinco de
los nueve goles que España endosó a los lusos. Toda una exhibición. Junto a
Lángara había sido convocado su compañero Herrerita, que debutó en el partido
de vuelta sin cumplir aún los veinte años, como el propio Lángara en su día.
Los dos oviedistas tuvieron una gran tarde con la Selección Española y Lángara
marcó los dos goles del 1-2 final. España se clasificó con brillantez para
disputar el Mundial de Italia de 1934. Por supuesto, Lángara fue convocado para
disputarlo. Sin embargo, el seleccionador prefirió la experiencia del
madridista Luis Regueiro y prescindió de Herrerita.
La Selección Española de 1934 contaba entre las
principales aspirantes al título. Tenía en sus filas al mejor portero de la
época (Zamora) y al mejor delantero centro (Lángara). Junto a ellos, una de las
mejores defensas de Europa compuesta por Jacinto Quincoces y Ciríaco,
delanteros de fama internacional como Luis Regueiro o Gorostiza, y un equipo
bien conjuntado. Pese a estos avales, España no fue incluida como cabeza de
serie en el sorteo. A la Selección Española le tocó en suerte enfrentarse en
Génova a otro combinado debutante: Brasil. España fue superior y venció con
contundencia. Iraragorri marcó el primer gol de España en la fase final
mundialista y Lángara marcó otros dos más. Leónidas marcó el gol brasileño y
vio como Zamora le detenía un penalti. España ganó por 3-1 a Brasil y se
enfrentaría en cuartos de final a... Italia.
El gabinete de Mussolini, que había preparado todo para
el triunfo transalpino en aquel II Campeonato del Mundo encontró en España un
durísimo escollo. En el partido de cuartos de final, disputado en el Giovanni
Berta (hoy Artemio Franchi) de
Florencia, los italianos tuvieron que emplear toda la marrullería de su defensa
y echar mano de la permisividad arbitral para forzar un partido de desempate.
Los españoles fueron gravemente perjudicados por el arbitraje del belga Baert,
quien anuló un gol legal de Lafuente, consintió el italiano irregular de Ferrari
y la extrema dureza de la defensa local que masacró a varios de sus jugadores.
España resistió: 1-1. Pero a cambio perdió a siete hombres por lesión para el
partido de desempate, entre ellos Zamora, Gorostiza, Lafuente y Lángara. En el
desempate, disputado al día siguiente, Italia consiguió ganar al fin con un gol
de Meazza en un partido calcado al anterior, en el que el suizo Mercet ocupó el
lugar de Baert. La Selección Española había quedado eliminada, pero fue
reconocida dentro y fuera del país como la campeona moral del torneo.
Desglose de sus goles con el Real Oviedo según rivales y competiciones |
Meses después del regreso a España, con ocasión de otro
partido internacional, los jugadores de la Selección (entre ellos Lángara)
fueron condecorados por el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora. Un breve resumen de este evento es el único
vídeo que recuerdo haber visto del delantero oviedista. Lángara continuó
jugando con la Selección Española y marcando goles. Pese a que en aquellos años
los equipos nacionales disputaban sólo unos cuatro o cinco partidos al año, en
apenas 12 partidos disputados hasta la guerra civil le dio tiempo a marcar 17
goles. Unos quince años después, el mítico delantero del Athletic de Bilbao
Zarra batió esa marca marcando 20 goles en total. Dichas cifras no fueron
igualadas hasta bien entrados los años ochenta. Lángara tiene en su haber el
mejor promedio goleador en la Selección Española (salvo el caso aislado de
Gaspar Rubio, que marcó 9 goles en 4 partidos). Pudo disputar un 13º partido en
1947, ya que fue convocado para un amistoso en Dublín junto con sus compañeros
Herrerita y Antón, pero sólo Herrerita fue alineado. Hubiera significado un
nuevo record: volver a la Selección tras once años de ausencia.
Un elástico remate de Lángara |
El Oviedo FC continuaba goleando a cuantos equipos
pasaban por Buenavista en su nuevo periplo en Primera División. El Barcelona
fue el primer equipo en probar la capacidad goleadora de los azules y en
particular de Isidro Lángara, que marcó tres de los siete goles del 7-3 final. Después,
Lángara continuó sembrando las porterías rivales de goles (Español, Valencia,
Racing de Santander, Betis, Athletic de Bilbao, Arenas de Guecho, Donostia –Real Sociedad-, Madrid y un largo
etcétera. El Oviedo alcanzó en su segundo año en Primera el tercer puesto, que
repitió al año siguiente. En los tres primeros años oviedistas en Primera,
Lángara fue el máximo goleador y pieza clave en la Selección Española de
preguerra.
Con la Selección Vasca. Lángara abajo, en el centro |
La guerra civil quebró la vida de España desde julio de
1936, y de paso las esperanzas oviedistas de proclamarse campeones de Liga,
algo posible para un equipo que crecía año a año. Lángara se encontraba de
vacaciones en su tierra vasca cuando la guerra estalló. El País Vasco quedó
bajo dominio republicano y en aquellas primeras semanas convulsas llegó incluso
a ser detenido, acusado de participar en la represión de la Revolución de
Octubre de 1934 en Asturias. El equívoco partía de una foto suya en tales
fechas, uniformado y armado en pleno centro de Oviedo. Obviamente, se hallaba
realizando el servicio militar. El equívoco se resolvió y pudo enrolarse en la
Selección Vasca que realizó una gira internacional primero por Europa y después
por Iberoamérica en busca de fondos y simpatías para el gobierno del
Lehendakari Aguirre y la causa republicana. Muchos de los mejores jugadores
españoles de la época eran vascos, así que la selección que conformaban
Lángara, Luis y Pedro Regueiro o Zubieta entre otros era un equipo de entidad
al que muchos equipos deseaban enfrentarse. El mismo día en el que debutaron en
París (26 de abril de 1937) la Legión Cóndor bombardeó Guernica.
Uno de los
detalles de su biografía sobre los que más se especula es sobre su supuesta
ideología republicana. Lángara, hombre prudente y discreto, nunca desveló sus simpatías
políticas. Su exilio de España desde la guerra civil hasta su vejez es el
argumento más sólido a favor de esta teoría. Para otros, su regreso al Real
Oviedo en los dos últimos años de su carrera en lo más “crudo” del franquismo
(la posguerra) o sus anuales visitas al País Vasco y Oviedo en fechas
veraniegas atestiguan lo contrario.
Durante dos años, la Selección Vasca disputó una serie de
partidos en los que Lángara anotó una imprecisa marca de goles. La victoria del
bando nacional en 1939 provocó la disolución del equipo. La mayoría de sus
integrantes se exiliaron a distintos países de América. Lángara recaló en
México, para ser contratado poco tiempo después por San Lorenzo de Almagro, uno
de los más importantes equipos de Argentina, que atravesaba una crisis de
resultados.
Debut de Isidro Lángara con San Lorenzo de Almagro. Lángara, abajo, cuarto por la izquierda |
La Liga Argentina presumía de ser por entonces la mejor
del mundo, como lo demostraban las grandes goleadas que conseguían sus equipos
de gira por Europa. El nivel técnico de sus jugadores era muy elevado. Lángara
quedaba en franca inferioridad en cuanto a cualidades técnicas, pero tenía lo
que sólo los elegidos poseen: El don del gol. A los cinco días de su llegada a
Buenos Aires, el día 21 de mayo de 1939, debutó en el Viejo Gasómetro ante el
River Plate. Lángara, recién llegado al Ciclón
de Boedo, marcó los cuatro goles de su equipo en poco más de media hora. Ganaron
los “Cuervos” por 4-2. Entre los atónitos espectadores se encontraba un niño
aficionado de River llamado Alfredo Di Stefano. Su fulgurante debut se vio
confirmado en los siguientes partidos, acompañado por compatriotas como Zubieta
o Iraragorri. El “Vasco” Lángara
cerró a los cuatro años su etapa en San Lorenzo de Almagro con 111 goles en 130
partidos, habiendo sido máximo goleador de la temporada 1940 con 33 goles.
La imagen más difundida de Lángara |
En 1942 pasó al Club España de México, en el que volvió a
sembrar el pánico en las defensas rivales. En 1944 el España de Lángara fue
finalista del primer campeonato profesional mexicano, perdiendo en la final
ante el Asturias por 4-1. Lángara volvió a ser el máximo goleador, obteniendo
un record al alcance de muy pocos: ser máximo goleador de tres ligas
diferentes. Repetiría título en la temporada siguiente. Firmó en total 105
goles en 80 partidos oficiales. En tierras aztecas se le recuerda especialmente
por marcar siete goles en un sólo partido (España-9 Marte-2, 19-05-1946) hito
histórico no igualado hasta la fecha.
En 1946, con 34 años, regresó al Real Oviedo para
disputar sus últimas dos temporadas. Se quejaba de haber perdido facultades,
entre ellas su famoso “latigazo”, pero sus cifras goleadoras siguieron siendo
altas: 18 goles en Liga, marcando en siete jornadas consecutivas como ya había
hecho en su anterior periplo oviedista. Uno de ellos fue el gol 500 en Primera
División, el que firmaba la victoria ante el eterno rival sportinguista por
3-2. En su última temporada (1947-48) disputó nueve partidos ligueros y marcó
cinco goles. Marcó sus dos últimos goles a domicilio a la Cultural Leonesa en
Copa. Una vez retirado, regresó a México y se estableció en Puebla. En los años
siguientes se dedicaría a entrenar a varios equipos en México, Chile y
Argentina entre ellos al propio San Lorenzo de Almagro (1955), abandonando los
banquillos al cabo de una década y radicando definitivamente en dicha ciudad
mexicana. Ostenta el primer lugar entre los goleadores del Real Oviedo con 257
en partidos oficiales (165 en Liga -104 en Primera y 61 en Segunda-, 19 en Copa
y 73 en el Campeonato Regional) y más de 300 contando amistosos. En San Lorenzo
de Almagro aún ocupa el séptimo lugar.
En la final de 1943-44, con la camiseta del España, junto al delantero argentino Aballay (Asturias) |
En una de sus visitas a España (1981) |
Ya retirado, viajaba con cierta frecuencia a España para
visitar a sus parientes vascos y siempre aprovechaba para pasar unos días en
Oviedo y reunirse con sus viejos compañeros Herrerita, Emilín, Antón y tantos
otros. Pese a no quedarse a vivir en Oviedo como hicieron otros grandes
ex-futbolistas foráneos, permanecía al tanto de la actualidad del club desde el
otro lado del Atlántico. En el transcurso de estas visitas solía ser requerido
por la prensa local para rememorar su época de futbolista en activo. Hombre
afable, humilde y de gran simpatía, respondía cortésmente a las mismas
preguntas al cabo de los años. Del mismo modo que su sucesor natural como gran
delantero patrio Telmo Zarra respondía una y otra vez a los becarios de
periodismo las mismas preguntas sobre su famoso gol a Inglaterra en el Mundial
de 1950. Los más grandes suelen ser los
más sencillos.
A finales de los años ochenta regresó definitivamente a
España. Vivió sus últimos años en Andoain (Guipúzcoa), acudiendo con frecuencia
al viejo estadio donostiarra de Atocha acompañado del padre de Luis Miguel y
Gonzalo Arconada para asistir a los partidos de la Real Sociedad. Aquejado de
los males propios de la vejez, falleció en Andoain el 21 de agosto de 1992, a
los ochenta años de edad. El recuerdo de su paso por Oviedo es constantemente
citado por los aficionados más veteranos con orgullo y admiración. Una tribuna
del Nuevo Carlos Tartière lleva su nombre en homenaje. Gran parte de la gloria
del club azul reposa sobre sus hombros.
Ficha:
Nombre: Isidro Lángara
Galarraga
Fecha y lugar
de nacimiento: 15 o 25-05-1912 en Pasajes (Guipúzcoa) (ESP)
Fecha y lugar
de fallecimiento: 21-08-1992 en Andoain (Guipúzcoa) (ESP)
Talla y peso: 1.80m / 80
Kg
Demarcación: Delantero
centro
Equipos
profesionales:
-
Real Oviedo (1930-36)
-
San Lorenzo de Almagro (ARG) (1939-42)
-
España (MEX) (1942-46)
-
Real Oviedo (1946-48)
Internacional: 12 partidos
y 17 goles (A) con España (1932-36). Disputó el Mundial de 1934.
Títulos:
a) Con el
Real Oviedo:
- Máximo goleador de 1ª División
(1934,1935, 1936) y 2ª División (1932 y 1933)
b) Con el San
Lorenzo de Almagro (ARG):
- Máximo goleador (1940)
c) Con el
España (MEX):
- Subcampeón y máximo goleador (1944)
Records y
menciones especiales:
-
Máximo goleador en tres ligas nacionales distintas
(España, Argentina y México)
-
Marcó en siete jornadas consecutivas con el Real Oviedo
en dos ocasiones (1932-33, jors 1 a 7; 1946-47, jors 7 a 13)
-
Con el club azul marcó cuatro o más goles en 6 partidos
de Liga, en 6 del Campeonato Regional. Como internacional con España marcó
cinco en el España-Portugal de clasificación para el Mundial 1934.
-
Es el jugador que más pronto alcanzó la cifra de 100
goles en la Primera División española. Le hicieron falta sólo ochenta y cinco
partidos.
-
Marcó el gol 100 y el 500 del Real Oviedo en Primera
División. El nº 100 en el Donostia-Real Oviedo de 1934-35 (3-5, el 2º) y el nº 500
fue el de la victoria del Real Oviedo – 3 R Sporting Gijón – 2 de la temporada
1946-47.
-
Una curiosa muestra de su importancia en aquellos años 30
y 40 es su mención en la conocida película “Vente
a Alemania, Pepe”. En una escena, el actor Antonio Ferrandis (que
interpreta a un español exiliado en Alemania) evoca el recuerdo de Lángara al leer
un titular en un periódico antiguo.
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