Ahora que la rivalidad Oviedo-Gijón (en lo futbolístico y
en lo “civil”) está más enervada que nunca, resulta curioso recordar “enfrente”
los orígenes del mito oviedista. Eduardo
Herrera Bueno nació en el tercer piso del nº18 de la Calle García de Gijón el 5 de julio de 1914, como el menor de
ocho hermanos: Rafael, Manuel, José, Ramón, Aída, Armando, Consuelo y Eduardo.
El patriarca de la familia Herrera Bueno era José Herrera Corona, un personaje de singular inteligencia, carpintero
y ebanista de profesión e inventor vocacional (se le atribuye el invento de las
puertas giratorias entre otros). Su afán por promover sus novedosas técnicas le
brindó súbitos cambios de fortuna entre la opulencia y la necesidad a lo largo
de su vida. Por ello, quizás, se esforzó por inculcar a sus hijos el valor del
trabajo y una recia disciplina propia de un colegio victoriano. Algunos de sus
hijos heredaron su curiosidad y sus inquietudes. Sin duda lo hizo Ramón Herrera, amante de la literatura
y de la filosofía además del fútbol. Apodado “El Sabio”, tras su breve paso por el Atlético de El Llano (barrio
gijonés), irrumpe en la plantilla del Sporting de Gijón y alcanza pronto la
titularidad. Era un delantero de gran calidad, pero de rendimiento irregular.
Alternaba tardes magníficas con otras en las que pasaba totalmente
desapercibido. Su fama alcanza nivel nacional pero cada vez que su nombre aparece como
posible fichaje de varios clubes o se rumoreaba su inminente debut con la
Selección Española Ramón Herrera jugaba sus peores partidos.
El mayor Herrera jugó durante tres temporadas en el Atlético de Madrid,
justo durante la creación de la Liga y la transición al profesionalismo (allá
por 1927-30). A su regreso a Gijón, coincidió en la plantilla con la aparición
de su hermano menor Eduardo. El niño Herrerita
se pasaba gran parte del día jugando al fútbol como muchos otros niños en la
playa de San Lorenzo. Su ansia al perseguir el balón era tal que, sin darse
cuenta, atacaba para una o para otra portería sin importarle compañeros o
rivales. Sus muchas horas de juego en la playa ante muchachos mayores que él
forjaron las características más destacadas de su juego como adulto: habilidad,
fortaleza física y arrojo ante los defensas rivales. Dejó sus estudios para
ayudar en la carpintería de su padre con el único propósito de escaquearse para
seguir jugando en la playa, ganándose muchas broncas de su estricto progenitor.
Convertido ya en promesa futbolística, desfoga su adolescencia en sucesivos
clubes de barrio: Sporting Cifuentino, Club Herrera (formado como homenaje a su
hermano mayor), San Fernando y Cimadevilla. De allí, un directivo del Real Sporting llamado Tomás Argüelles
le capta para el club rojiblanco a la edad de 16 años.
Su ascenso al primer equipo es muy rápido y pronto se
encuentra jugando junto a su hermano Ramón, como interior derecha. Para
distinguirle de “El Sabio” recibe el apelativo de “Herrerita”. Sus primeros partidos como sportinguista no fueron
fáciles para Herrerita, que recibía muchas críticas y a quien se le miraba con
lupa, pues muchos aficionados afirmaban que jugaba en el Sporting gracias a
Herrera. El propio Herrera confía poco en las posibilidades de triunfo de su
hermano menor, pero fue precisamente un plante de Ramón Herrera el que le dio
el aldabonazo moral que necesitaba. Ramón, harto de las críticas de los
aficionados, advirtió al entrenador Mr.
Galloway de que si continuaban los abucheos a su hermano, sería él dejaría
el equipo. Meses después, las protestas fueron sólo un mal recuerdo y
Herrerita, cada vez con mayor confianza, se volvió fundamental en las
alineaciones sportinguistas.
El Real Sporting había disfrutado de la hegemonía en el
Campeonato Regional durante los años veinte, pero la fundación del Real Oviedo en 1926 y su ascenso a
Primera División en 1933 puso en tela de juicio la preponderancia gijonesa. El
cambio de década de los veinte a los treinta supondría el cambio de liderazgo
futbolístico asturiano desde la Villa de Jovellanos a la Capital. Después de
algunos duelos previos, la final del Regional de 1933 entre Oviedo y Sporting
de Gijón (sin “Real” ambos pues eran
tiempos republicanos) supondrá un hito en la carrera del joven Herrerita.
En el último partido entre ambos disputado en el flamante estadio de Buenavista inaugurado sólo un año
atrás, una jugada genial de Herrerita que culmina con el gol del empate a tres
termina de convencer al presidente azul Carlos
Tartière de la pertinencia de fichar al interior gijonés. Tras el partido,
que termina 5-4 a favor del Oviedo, llega la primera tentativa que se confirma
con una oferta jugosa para la época: 20.000 pesetas y 750 de sueldo mensual. El
Sporting realizó una oferta de renovación de 15.000 pesetas o la gestión del
bar “Los Doce”. El Oviedo mejoró la oferta inicial doblando la del Sporting:
30.000 pesetas. Herrerita no tardó en firmar por el club oviedista. Se trataba
del segundo fichaje más caro del
fútbol español hasta la fecha, tras el paso de Ricardo Zamora del Español al
Madrid por la –entonces- astronómica cifra de 150.000 pesetas. El “Divino”
Zamora ya era un portero consolidado, pero cuando Herrerita fichó por el Oviedo
era una promesa a la que le faltaban pocas fechas para cumplir 19 años.
Recorte de prensa de "El Comercio" de Gijón que rememora el fichaje de Herrerita por el Oviedo FC |
Herrerita y Emilín, siempre inseparables |
Emilio Sampere, nuevo técnico azul, contaba con Gallart como interior derecha
consolidado, así que desplazó a Herrerita a la posición de interior izquierda.
Para ello, el joven Herrerita se entrenó a conciencia para dominar el balón con
su pierna zurda. A diferencia de su estreno con el club rojiblanco, su debut
con el Oviedo fue muy afortunado. El 3 de septiembre de 1933 visitaba
Buenavista el Club Gijón en la primera jornada del Campeonato Regional.
Herrerita formó en la delantera oviedista junto con Casuco, Gallart, Lángara y
Emilín. Gallart era un reconocido interior. Emilín era un portentoso extremo izquierda y Lángara ya era reconocido como el mejor delantero de España. En
aquel estreno no hubo misericordia para con el Club Gijón, al que el Oviedo le
endosó su mayor goleada hasta la fecha –record aún hoy, igualado sólo en un par
de ocasiones-: 10-0. Lángara marcó cuatro goles (uno de penalti), Gallart dos,
Emilín otro y Herrerita anotó tres goles de la decena. La “sociedad” goleadora
oviedista fue bautizada por la prensa como “La
Delantera Eléctrica”, una máquina de hacer goles en la que destacaba el
oportunismo de Lángara y la habilidad y talento de su ala izquierda compuesta
por Herrerita y Emilín. Los tres jugadores, y especialmente los dos últimos,
forjaron además una gran amistad fuera del campo.
El 5 de noviembre de 1933 el Oviedo debutó en Primera División ante su público. El
“padrino” de los azules en Primera sería el Barcelona, uno de los equipos más destacados de la España
futbolística que contaba con varios jugadores internacionales (el portero
Nogués, Vantolrá...) El Barça empezó marcando y se adelantó por 0-2. Gallart
redujo distancias con el primer gol oviedista en la máxima división, pero el
Barcelona amplió su ventaja al 1-3. Herrerita sacudió su furia y comenzó a
internarse imparable entre la defensa azulgrana. Antes del descanso llegó el
empate y la segunda mitad fue un monólogo azul: 7-3. Lángara marcó tres goles y Herrerita otros dos, sumando
Mugarra su gol al inicial de Gallart. La fama de la “Delantera Eléctrica”
oviedista y de Lángara, Herrerita y Emilín en particular se propagó por todo el
país y cundió el pánico entre los aficionados rivales de los oviedistas.
Debut de Herrerita con España en Lisboa (18-03-1934) |
Las buenas actuaciones y los goles de Lángara le
reabrieron de par en par las puertas de la Selección
Española. Y poco después, Herrerita disfrutaría del mismo honor. Lángara y
Herrerita fueron convocados por Amadeo García de Salazar para los dos partidos
de clasificación para el Mundial de 1934
ante Portugal. El partido de ida, disputado en Madrid, supuso una de las tardes
de gloria de Lángara en la que marcó cinco de los nueve goles españoles. Para
el partido de vuelta a disputarse en el estadio Lumiar de Lisboa el delantero Chacho causó baja por lesión y
Herrerita fue elegido para relevarle. El debut de Herrerita con la Selección
Española no iba a ser en un partido sencillo. Pese a la gran ventaja obtenida,
se acordó obviar la diferencia de goles de modo que si Portugal vencía a España
habría un partido de desempate en Vigo que resolvería la plaza para Italia’34.
Lángara y Herrerita formaron juntos en el ataque español
junto a Vantolrá, Luis Regueiro y Gorostiza. Aquel 18 de marzo de 1934 España se impuso a Portugal por 1-2 con dos
goles de Lángara a pase de Herrerita. Además de los pases de gol, el joven
oviedista tuvo un destacado debut al decir de las crónicas. España se clasificó
para su primer Mundial, pero al llegar la lista de convocados Herrerita se
llevó una decepción al no ser incluido. Jugaban a su favor su formidable
temporada en el Oviedo, su gran debut en Lisboa y su entendimiento con el
indiscutible Lángara, pero pesó en su contra la competencia por el puesto de
interior y la condición de “intocable” de Luis
Regueiro, que jugaba en su misma posición. La rivalidad entre Herrerita y
el mayor de los hermanos Regueiro se plasmaba en cada enfrentamiento entre
oviedistas y madridistas. El “factotum” del fútbol nacional Pedro Escartín
firmó un artículo sobre Herrerita bautizándole como “El Regueiro asturiano” y tras cada Oviedo-Madrid o Madrid-Oviedo
los aficionados salían del estadio discutiendo sobre quién era mejor, si Luis
Regueiro o Herrerita. El afán del “10” oviedista por sacar de dudas al
respetable hizo que saliera a relucir su genio incluso contra sus propios
compañeros cuando fallaban goles tras sus pases. Inciarte sufrió en pleno
partido ante los blancos un chocante zarandeo de nuestro protagonista.
La Guerra Civil paraliza el fútbol español y provoca el
éxodo de varios jugadores al extranjero. Entre ellos, el de Lángara y Luis
Regueiro como miembros de la Selección Vasca primero a Europa y después a
América. El Oviedo fue, quizás, el club más castigado por la contienda, pues no
sólo perdió por exilio a su gran figura (Lángara), o en el frente a algunos de
sus jugadores (Casuco), sino que su estadio quedó totalmente destruido. La
imposibilidad de recomponer el equipo y de reconstruir Buenavista provocó la
excepcionalidad de la dispensa de competición en la temporada 1939-40, durante
la cual varios jugadores oviedistas consiguieron acomodo temporal en otros
equipos. El Barcelona se interesó
vivamente por Herrerita (como también el Atlético de Madrid o el Valencia) y el
gijonés emprendió viaje a Cataluña tras varias negociaciones que incluían a su
inseparable Emilín. Ambos jugadores oviedistas resultaron fundamentales en una
de las más aciagas temporadas azulgranas. El “Barça” sufrió también las bajas
en su plantilla y se vio abocado a ganar sus dos últimos partidos de Liga para
evitar el descenso a Segunda División.
Herrerita salvó al Barcelona con sus goles en Alicante ante el Hércules (1-2) y
en Las Corts ante el Real Zaragoza, con un gol agónico en los últimos instantes
del encuentro de inverosímil remate. El Barcelona se esforzó en mantener a
Herrerita y a Emilín (especialmente al primero) en su plantilla pero Carlos
Tartière no dio su brazo a torcer y ambos regresaron a Oviedo. No obstante, el
barcelonista no olvidó el “seny” en el campo de Herrerita. Nunca faltaron los
detalles azulgranas para con su persona en cada visita del Barça a Oviedo.
Un cañonazo de Herrerita a gol en la temporada 1940-41 |
Regreso que no fue
sencillo, pues el club se hallaba con los jugadores justos y sin entrenador.
Herrerita asumió temporalmente la condición de jugador-capitán-entrenador-delegado
hasta la contratación de Cristobal Martí Batalla como nuevo técnico. Sin
Lángara y con la enriquecedora experiencia azulgrana, Herrerita pasó a liderar
al conjunto azul. El regreso a la competición fue arduo y el (de nuevo Real) Oviedo
sufrió para mantenerse en Primera División. En los momentos más apurados
aparecía siempre el genio de
Herrerita, bien con un acertado pase desde su banda izquierda o bien con sus poderosos
disparos a gol. Su raza y sus
habituales “broncas” a sus compañeros para motivarles –especialmente en los
partidos como visitantes- le dieron fama entre los aficionados de toda España. La
llegada de Echevarría a la delantera
resolvió –aunque por pocas temporadas- el problema del delantero centro
pendiente desde la marcha de Lángara y el club oviedista volvió a las primeras
plazas de la clasificación. Herrerita volvió también a jugar con la Selección Española: un amistoso en
Bilbao ante Portugal (5-1, marcando el primer gol), otro ante Suiza en Valencia
(3-2) y sobre todo el más recordado: el amistoso ante Portugal en La Coruña en
el recién inaugurado Riazor. Formando en la delantera junto a unos jóvenes Epi,
Zarra, César y Gaínza, una jugada suya driblando al defensa Ferreira (con quien había sufrido un
corte en una ceja en un lance anterior) terminó en gol provocando el delirio al
respetable coruñés. Se recuerda que los estudiantes de Marina le pasearon a
hombros al terminar el encuentro. Aún jugaría, y como capitán, un sexto partido
con la Selección Española ante Irlanda, para el que también fueron convocados
el retornado Lángara y Antón, aunque éstos no llegaron a jugar.
Con Zarra (izq.) y César (der.) en La Coruña con España (1945) |
Sus grandes facultades atléticas y su valor y arrojo a la
hora de enfrentarse a los defensas rivales tuvo un alto coste: las lesiones. La madurez futbolística de
Herrerita supuso un Vía Crucis físico para el delantero oviedista. Su historial
clínico era digno de un parte de guerra hospitalario: Costillas rotas,
articulaciones maltrechas, rodillas machacadas... Dos lesiones de rodilla
amargaron sus últimas temporadas en el Real Oviedo, causando baja la mayor
parte del año entre recaídas y nuevos golpes. Los jugadores brillantes de
antaño no encontraban sustitutos a su altura y la baja de Herrerita fue cada
vez más determinante en las derrotas oviedistas. Una lesión en el estadio de
Atocha de San Sebastián fue casi definitiva. El 24 de abril de 1949, en el transcurso de un Real Sociedad – Real
Oviedo el defensa donostiarra una entrada del defensa donostiarra Caeiro le provocó no sólo una lesión de
rodilla sino también una hernia que impidió su recuperación. Tras casi un año
de baja, reapareció renqueante para tratar de salvar al Real Oviedo de su
inminente descenso a Segunda División a final de la temporada 1949-50. Se
alineó en el partido de promoción ante el Real
Murcia disputado en el estadio de Vallecas en Madrid. Llegó a rozar el gol
en dos ocasiones pero la madera de la portería repelió sus disparos. El mismo
día en el que Zarra eliminó con su
célebre gol a los ingleses en el Mundial de Brasil, el Real Oviedo perdía por
2-0 ante el Real Murcia y puso con ello fin a la Edad de Oro azul. Fue el último partido de Herrerita como
oviedista.
Capitán de la Selección Española en Irlanda (1947) |
Regresó en la temporada siguiente al Sporting, para
participar de un exitoso ascenso gijonés tras una temporada de récords en
Segunda. Se despidió como futbolista
en activo en Buenavista, en un partido de homenaje brindado por el Real Oviedo
ante el Atlético de Madrid. Ya retirado, reingresó en el club azul como segundo
entrenador. Su hijo Jesús le sucedió como futbolista del Real Oviedo. “Chus” Herrera destacó como delantero
por su calidad, rapidez y capacidad para anotar goles decisivos. Fichó pronto
por el Real Madrid comandado por Di Stefano, amo y señor de Europa por aquel
entonces. Tras una provechosa cesión a la Real Sociedad ingresó en la primera
plantilla “merengue” y debutó con la Selección Española en Barcelona ante
Italia (3-1, 13-03-1960) formando delantera con Eulogio Martínez, Di Stefano,
Luis Suárez y Gento. Pero un cáncer truncó su meteórica carrera y falleció el 20 de octubre de 1962 con apenas 24 años de edad. Muy
probablemente, el mayor disgusto de toda la vida de Herrerita fue ver morir a
su hijo.
Una vez desvinculado del Real Oviedo, Herrerita siguió
siendo referente futbolístico ovetense y asturiano en general, recibiendo en su
vejez varios homenajes. Entre ellos, la dedicación de la calle del fondo este
del Buenavista-Carlos Tartière a su persona. Cinco semanas antes del debut del
Real Oviedo en la Copa de la UEFA ante el Génova (el 15-08-1991) Herrerita
fallecía a los setenta y siete años.
Mitos del Fútbol (5) / Herrerita: "El Bravo"
ResponderEliminarAcabo de leer este apunte que me ha causado profunda emoción y agradezco.
"El patriarca de la familia Herrera Bueno era José Herrera Coronado"
Como nieta que soy de Primitivo Herrera CORONA y dado que mi abuelo y el padre de los "Herreritas" eran hermanos, quiero señalar que el segundo apellido de José era Corona y no Coronado como -supongo por error- recoge el artículo. Gracias y un saludo desde Cantabria.
Hola. Obviamente es una errata de mi fuente por la que te pido disculpas. Ya está corregida, gracias por avisar. Me alegro mucho de que te haya gustado el artículo. Saludos.
ResponderEliminarOlga tu y yo somos parientes lejanos.No sé si conoces la historia ,pero uno de nuestros parientes monto un negocio en Sevilla.Tuvó un hijo con mi tatarabuela que era Cigarrera,Rafael Herrera.Posteriormente el padre de mi bisabuelo se marchó de nuevo a Asturias y fundó una nueva familia, pero siguieron en contacto con mi abuela.Herrerita,Herrera "El Sabio" son hermanos de mi bisabuelo.Como tú sabras uno de nuestros parientes el ebanistas, carpintero era inventor,de hecho mi padre tiene todas sus cartas ,incluso hablando de la puertas giratorias de los hoteles .Herrera el Sabio jugó en el Betis para estar cerca de su hermano mayor.El hermano mayor al que hace referencia es Rafael Herrera Vela mi bisabuelo.Yo siguo hablando con el hermano de Chus Herrera,de vez en cuando le llamo por teléfono para saber de él.Me llamo Rafael Lillo Gómez si tienes facebook agregame ,pero dimé que eres tú pues soy un poco reluctante a agregar desconocidos,pero en tú caso somos parientes.
ResponderEliminarIsidro no volví a entrar al blog y ahora que acabo de hacerlo, aprovecho para decirte que agradezco tus disculpas pero no eran necesarias. Y fíjate
ResponderEliminar-circunstancias de la vida- gracias a mi comentario anterior he encontrado a un pariente común con los "Herreritas" que desconocía.Un fuerte abrazo desde Cantabria y gracias por todo.
Me alegro mucho, un fuerte abrazo Olga.
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