Top Menu

jueves, 12 de septiembre de 2013

Puertos míticos (3) / Angliru

Desde la ovetense Plaza de Castilla, o desde el parque de Montecerrao parece tocarse la Sierra del Aramo con la punta de los dedos. Una mole de cumbres de casi 1.800 metros de altura, avanzadilla de la Cordillera Cantábrica a sólo unas tres leguas de Oviedo. Sus cumbres se muestran nevadas durante casi todo el invierno y parte de la primavera y sus faldas esconden variedad de fauna y flora autóctonas y en su interior valiosas vetas de cobre y cobalto explotadas desde la antigüedad. Desde su cumbre más alta recibíamos hasta hace muy poco la señal de TV en el centro de Asturias, y padecíamos el corte de emisión cuando el repetidor se “congelaba” de frío allí arriba. Poco a poco corrió el rumor de un hermoso lugar en aquellas cumbres al que sólo se podía acceder por una empinadísima pista, impracticable para los vehículos normales. En plena efervescencia ciclista de los Lagos de Covadonga a algún riosano se le ocurrió que podían asfaltar aquel camino y hacer subir por allí a los ciclistas para que conocieran realmente lo que es subir una cuesta. Años después, el 12 de septiembre de 1999, en la primera tarde desapacible y lluviosa tras un verano soleado, un ciclista llamado José María Jiménez cruzó en primer lugar la línea de meta en aquella vega pedregosa. Había nacido el mito de El Angliru.

Panorámica del Aramo desde Oviedo, con el Monsacro a la izquierda en primer término, el Angliru agazapado entre los picos más altos, y toda la subida por el centro-derecha

Su ascensión se hizo famosa antes de su primer final de etapa en la Vuelta. Su enorme desnivel y sus rampas casi imposibles, sus dos zonas de bajada entre las que se esconden sus mayores pendientes, su niebla, y su paisaje espectacular cuando ésta se disipa convierten al Angliru en una cumbre mitológica a la que no en vano titulan publicitariamente como “El Olimpo del Ciclismo”. El Angliru es como “Psicosis” de Hitchcock en versión puerto ciclista. Nombrarlo da pánico, es puro suspense en su inicio, y sobrecogedor en su desarrollo... Y hablando de desarrollos, sus rampas provocaron lo hasta entonces nunca visto: que muchos profesionales incorporaran un tercer plato a sus bicicletas para afrontarlas. Hoy, catorce años justos después de la primera ascensión en la Vuelta a España y a dos días de la sexta, rendimos homenaje al mito contemporáneo del ciclismo nacional.

Como de costumbre, post dividido en tres partes. La primera es el artículo en sí. La segunda, los links de algunos vídeos disponibles en youtube. Y abajo del todo un archivo con los datos de los primeros de la etapa y de la general de cada subida en la Vuelta. Así no hay queja de “spoilers”.

Aclarando términos (o intentándolo): ¿Angliru, Gamonal, Aramo...?

Pese a que el debate toponímico está siendo contaminado de unos años a esta parte por espurios intereses políticos no podemos sustraernos a él debido a la confusión que hay sobre algunos nombres de la zona. Durante el año 1999 en el que se dio a conocer que la Vuelta llegaría por primera vez a esta cumbre se extendió por la prensa de provincias (léase de fuera de Asturias) el término erróneo “La Gamonal” para nombrarlo. No es “La”, sino “El”. Como prueba baste el primer verso de una canción del célebre cantautor y cómico asturiano Jerónimo Granda: “Iban dos mozas caminando por el monte Gamonal...”  El Gamonal es la cumbre bajo la cual se encuentra la vega del Angliru, y cuya falda se sube para llegar a él. El promontorio cimero queda a la derecha, según se baja la cuesta final hacia la meta y tiene 1.712 metros de altitud, siendo una de las cumbres principales de la Sierra del Aramo junto con sus vecinos el Barriscal (1.719 m), el Xistras (1.765), el Moncuevo (o “Moncuevu” en bable, 1.719 m) y su más alta cumbre: el Gamoniteiro (o “Gamoniteiru”, 1796 m). Sobre el Gamoniteiro se halla una antena repetidora que durante la segunda mitad del siglo XX fue bastante famosa por la cantidad de veces que aparecía su nombre entre las barras de interferencia de la TV cuando a causa del mal tiempo invernal se perdía la señal original desde Madrid. Hoy en día se puede subir también a él por una carretera que parte de Pola de Lena, si no recuerdo mal. 

El Aramo nevado, visto desde Santa María del Naranco

Angliru” hace referencia a un pequeño lago de tal nombre ubicado a la entrada de la vega a la que bautiza. El nombre del Angliru también es objeto de controversia lingüística, ya que los neobablistas tratan de imponer el término “L’Angliru” que en verdad a mí me suena más a catalán que a bable, puesto que hasta donde me consta el apóstrofe se colocaba en la fusión de vocales cuando la palabra anterior termina en vocal (Ejemplo típico: Queso de “afuega’l pitu” (“afuega-a-el-pitu”, “ahoga al pollo” en español). También hay controversia con el uso del apóstrofe en otros topónimos bables como por ejemplo la localidad de El Entrego: (“El Entregu” vs “L’ Entregu”). Incluso en uno de los mapas que he manejado para la preparación del post viene inscrita la palabra españoloide “Anglero” para nombrar al Angliru. Si bien utilizo el español para escribir y por lógica tenderé a usar los topónimos propios, siempre he conocido este lugar como “Angliru” y no como “Anglero” (que aparte de en ese mapa no aparece por ninguna otra parte ni he oído en ningún sitio), así que me decanto aquí por la fórmula en lengua asturiana.

Geografía e historia

Cumbre del Monsacro, con Oviedo y el Naranco al fondo
A los amantes de la historia tampoco les decepcionará este lugar. Desde Oviedo se aprecia la antesala del Aramo: El Monsacro. También conocido como “La Magdalena” (o en bable “La Madalena”) se trata de una peña que alcanza el millar de metros de altitud en cuya cumbre hay una pequeña laguna y dos ermitas. En este lugar, según cuenta la tradición, se ocultó el Arca Santa que contenía las reliquias de la cristiandad para que no cayeran en manos de los invasores musulmanes a principios del siglo VIII, en un episodio inmediatamente previo a la batalla de Covadonga. Aunque a su vista parezca mentira, se puede alcanzar la cima en una ruta pedestre que nunca fue tan transitada como en julio de 2011, cuando se llevó a cabo una multitudinaria jira al Monsacro por los peregrinos de la JMJ de Madrid establecidos en los días previos en Asturias. En el extremo oeste del Aramo, no lejos del Gamonal y del Angliru se encuentran las hoces de Proaza (lugar antaño conocido como Olalíes) en el que los hombres de Don Pelayo capturaron y ajusticiaron a Munuza, gobernador musulmán de la región que huía desde su plaza de Gijón hasta la meseta tras conocer la suerte de su bando en Covadonga. Si buscamos restos tangibles de la historia, al otro lado de la sierra del Aramo encontramos los primeros vestigios mineros de la región: unas minas de cobre explotadas desde hace casi 5.000 años. En torno a esas minas se hallaron numerosos utensilios de la época y una sima llena de huesos donde eran enterrados los mineros muertos. El Aramo es una zona de importancia minera en cobre, cobalto y carbón. Sin ir más lejos, la carretera hacia El Angliru tiene su razón en la explotación minera que se llevaba a cabo en su cima, al igual que en los Lagos de Covadonga por las mismas fechas.

Amén del espacio natural que nos ofrece la propia Sierra del Aramo, contamos muy cerca –en Proaza- con el Desfiladero de Les Xanes (en español “Las Ninfas”), y con el recorrido de la conocida como “Senda del Oso” habilitado como pista para caminantes y ciclistas.

La ruta

El acceso desde Oviedo sería por la N-630 en dirección Mieres-León, y tomar el desvío de la AS-231 a la derecha dirección a La Vega de Riosa. Sin embargo, las etapas de la Vuelta han tenido a bien endurecer aún más la ascensión haciendo pasar a los ciclistas previamente por el alto del Cordal (en la misma carretera, pero en sentido contrario partiendo desde Pola de Lena). Una vez en la capital del concejo de Riosa, no hay pérdida posible porque como reclamo turístico principal de la zona la subida se halla muy bien señalizada. A lo largo de la ascensión encontraremos carteles indicativos de la zona y del porcentaje.



El Angliru, paso a paso

Partiendo desde La Vega de Riosa, sólo su primer kilómetro se puede considerar cómodo. Un desnivel de unos cincuenta metros sostenido al 5%. Pasado ese kilómetro inicial, la pendiente aprieta hasta un 8-9 %, cada vez más pronunciada hasta llegar a Porcío. Una vez pasada esta localidad y hasta la llegada a Vía Pará (o Viapará, o Vía Parada) se alterna un ligero tramo llano que tras una curva a la derecha se convierte en una bajada muy sutil aproximadamente a lo largo de un kilómetro. Lo que hemos pasado hasta aquí se asemeja a un puerto de segunda categoría tipo “Naranco”. La ascensión al Angliru propiamente dicha comienza en realidad desde Via Pará. El primer contacto es una abrupta curva de izquierdas y una primera y corta recta al 15% aproximadamente. Se trata del preludio a la primera zona que supera el 20%: Les Cabanes (o “Las Cabañas”). El inicio de una carretera zigzagueante que cruza la ladera noroeste del Aramo como una escalera de incendios. Esta parte de la ascensión castiga mucho las piernas y es, en principio, un lugar ideal para lanzar ataques si la fuerza lo permite. Durante casi medio kilómetro este muro de Les Cabanes no bajará del 17-18%. Aparecen las primeras curvas características del Angliru. Aquí, la curva no es una excusa para mantener la pendiente y cuesta mucho negociarlas. La trazada natural nos empuja al exterior del codo.

Curva de Cobayos (¡qué desnivel!)
A Les Cabanes le sucede un tramo más o menos recto de poco menos de un kilómetro con varias curvas ligeras que se mantiene en torno al 12-13% hasta llegar a otra de las grandes curvas de herradura de la subida: Lagos (o Llagos), una curva a derechas desde cuya aproximación hasta la siguiente curva de herradura a izquierdas (Les Picones) atravesamos otra semi-recta de aproximadamente 800 metros al 12.5%. de mínima con zonas de 15%. Para entendernos, sobre el papel es un tramo análogo a La Huesera de los Lagos de Covadonga. Y lo siguiente será aún más duro.

Pasada la curva de Les Picones muchos creen llegada la famosa y temida “Cueña les Cabres”, pues al salir de esta curva a izquierdas nos topamos con un nuevo muro ante el que corregir el desarrollo. Pues no. Se trata de un tramo al 16% que se mantendrá –curva a derechas mediante- hasta la siguiente –y auténtica- curva premonitoria: Cobayos. Aquí se ve a muchos profesionales pegar “chepazos” para subirla. Se calcula en torno al 17.2% de pendiente en este tramo. Justo al iniciarse la curva, se acostumbra a situar la pancarta de tres kilómetros a meta.


Y al fin, la famosa “Cueña les Cabres” (en español “Cuña de las Cabras”, +/-). Su nombre hace evidente referencia al paso de ganado camino de los prados de altura, y que se entiende practicable sólo para estos animales hábiles para trepar por los riscos. Así que ya sabemos lo que nos encontraremos. La primera pendiente continúa el “in crescendo” del Angliru con un 18% a lo largo de unos 200 metros serpenteantes. Un breve respiro de unos metros precede a otra rampa más recta, un poco más larga y más pronunciada, al 22%. Las ascensiones precedentes nos demuestran que en este tramo es la “zona de pájaras” por antonomasia del Angliru. Muchos corredores que van haciendo la goma o que van prendidos con alfileres de su compañero de subida pierden aquí la rueda. Y en muchos casos quedan desfondados. Muchas minutadas en meta tienen aquí su origen. Del mismo modo, esta es la zona de máxima exigencia para los embragues, ya que la mayoría de caladas de motor de coches y de motos se producen en este lugar. Un poco más arriba, la pendiente más pronunciada. Es una rampa breve que no llega a cien metros pero que alcanza el 23.6%. Huelga imaginarse al ciclista de turno subiendo durante tantos kilómetros pendientes cada vez más acusadas hasta llegar aquí, donde uno se pregunta si hay límite para el sufrimiento y si merece la pena dedicarse a esto, sin olvidar que es la zona en la que se concentran la mayoría de aficionados y donde el pasillo para rodar se hace mínimo. La aproximación a una curva a derechas para dejar la ladera a nuestra izquierda nos da al fin un respiro en la subida. La rampa se hace sensiblemente más suave por unos instantes y tras tomar esa curva se da por finalizado el tramo de la Cueña les Cabres. Pero no hemos llegado aún a la cima.



De nuevo la ladera a la derecha y de nuevo un desnivel exagerado. Hemos llegado a El Aviru, donde la pendiente ronda el 21.5%. Otra de las zonas de mayor castigo para ciclistas y motores, y la rampa ideal para atacar al rival de turno que tienes pegado a tu rueda trasera y llegar a meta en solitario o con la menor compañía posible. En realidad, ataques se dan pocos aquí porque las fuerzas van muy justas y de ocurrir esto es más porque el que se queda va sacado de punto. La criba natural...

Tomando nota...
Pasado El Aviru, otro par de curvas casi seguidas nos deja en la última dificultad que lleva el divertido nombre de “Les Piedrusines” (algo así como “Los Guijarros”). Tramo breve con un pico que supera el 20%, y en el que se suele situar la pancarta del último kilómetro. Tras unos 250 metros más de ascensión, llega ese momento que a muchos ciclistas les parecerá mágico. De repente, no subes más. Se llega a un llano. La cima del Angliru. La pancarta del Premio de la Montaña que en las llegadas en alto se suele situar a un centenar de metros antes de la meta por motivos publicitarios se ha adelantado aquí unos 750 metros porque hasta aquí llega la subida. Lo que queda es una breve zona de llano que precede a la bajada final. Aproximadamente 600 metros de bajada ya en El Angliru, una vega rodeada de peñascos a cuyo inicio se encuentra el pequeño lago que da nombre al lugar. En los Lagos de Covadonga, la bajada a Enol es prácticamente recta. Aquí, la bajada a meta sortea con varias curvas un montículo a nuestra izquierda, quedando la cima del Gamonal a nuestra derecha. La sucesión de curvas -leves pero curvas al fin y al cabo- y la estrechez de la calzada nos hace pensar en el mérito que tuvo José María Jiménez al adelantar aquí a Pavel Tonkov, entre el espesor de la niebla y rodeado de vehículos. Esta bajada reduce un tanto el coeficiente final, que según distancias, toma de porcentajes y referencias, ronda los 570 puntos.

La parafernalia de meta no permite apreciar el auténtico esplendor de este lugar. Un paraje de montaña en el que el tiempo parece detenerse. O no haber existido nunca.


Impagable vista del anochecer sobre Oviedo (y Gijón al fondo) desde la Cueña les Cabres

Videoteca on-line del Angliru

1999  https://www.youtube.com/watch?v=fZUjgu6Vm1U
2000  https://www.youtube.com/watch?v=31WFC-8g2fA
2002  https://www.youtube.com/watch?v=rl5u2AV5xCo
2008  https://www.youtube.com/watch?v=jWxdUWUFprw
2011  https://www.youtube.com/watch?v=QoeuRAn7_6E

La sección de Pedro Delgado “Pericopuertos” dedicada al Angliru:          
https://www.youtube.com/watch?v=K_J_PfuYTMs

Los Cinco del Angliru: Cobo, Heras, Contador, el inolvidable "Chava" Jiménez y Simoni


0 comentarios:

Publicar un comentario