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viernes, 17 de agosto de 2012

Centenario Lángara (11/12): Buen papel en Praga (1936)


BUEN PAPEL EN PRAGA (1936)

Titánica lucha del oviedista Lángara ante la dura defensa local

Era un mal año el de 1936 para España. Ya no solo en el terreno político y social, sino en el futbolístico. A la derrota ante Austria en Madrid que tanto disgusto produjo, le sucedió la cosechada en Barcelona ante Alemania. Los jugadores andaban desconfiados y don Amadeo García Salazar no encontraba la línea media apta y adecuada para que sirviese de sostén y fortaleza respecto del sensacional ataque que tenía el seleccionado español.

El 26 de abril de 1936 España tenía que cumplir su compromiso con Checoslovaquia en Praga. El partido se jugó en el estadio Letna, del Sparta, uno de los históricos de la capital centroeuropea. El alemán Peco Bauwens fue el encargado de dirigir el partido. Checoslovaquia, que dos años antes había sido subcampeón del Mundo en Italia al perder en la final (2-1) ante los transalpinos, alineó a muchos de los hombres que habían logrado tan formidable hazaña. Jugaron el mítico Plánicka –el mejor portero del mundo en aquellos momentos-; Burgr, Ctyroky; Bouska, Boucek, Srbek; Faczinek, Zajicek, Sobotka, Nejedly y Puc. Un equipazo. España, por su parte, alineó a Blasco en la meta; Zabalo y Aedo en defensa; Zubieta, Muguerza y Roberto Echevarría en una media compuesta exclusivamente por jugadores del Athletic bilbaíno; y Ventolrá, Luis Regueiro, Lángara, Lecue y Gorostiza. Zubieta, con diecisiete años, debutaba como el más joven internacional español de la historia. 

En la delantera, la lesión de Iraragorri fue muy importante y obligó a reubicar a Lecue adelantándolo a interior, con Gorostiza como extremo. Lángara seguía siendo la indiscutible punta de la lanza española. Era un buen equipo. En la banda, como suplentes, Guillermo Eizaguirre –portero-, Areso, Blanco y Vega del Celta de Vigo, Herrerita y Emilín Alonso. De todos estos suplentes sólo actuó en la segunda parte el oviedista Herrerita, dado que al lesionarse Muguerza, Roberto pasó al centro, Lecue bajó a su puesto habitual de medio ala y el asturiano ocupó el lugar de éste en la delantera.

Alineación española en Praga: Encinas (entrenador), Blasco, LÁNGARA, Lecue, Vantolrá, Zubieta, Muguerza, Eizaguirre / Roberto Echevarría, Zabalo, Gorostiza, Luis Regueiro, Aedo

La lucha de Lángara ante los checoslovacos

El equipo centroeuropeo trabajó mucho. Luchó convencido de que el cuadro español era difícil pese a sus dos últimas derrotas en su propia casa. La defensa española estuvo excelente, lo mismo que Blasco, que lo paró casi todo. No pudo evitar, sin embargo, el gol de la victoria checoslovaca obtenido de penalty, en la primera parte, por una entrada de Roberto Echevarría al interior Zajicek. Fue muy rigurosa la sanción. Los jugadores españoles, en especial el portero bilbaíno Blasco, protestaron ardorosamente la decisión pero Bauwens, el árbitro alemán, se mantuvo firme en su decisión. Lo lanzó con mucha fuerza y maestría el propio Zajicek. Blasco intuyó el disparo y marcó muy bien el balón pero no pudo impedir que llegase al fondo del marco.

En la segunda parte, como ya apuntamos, Muguerza fue reemplazado por Herrerita. El bilbaíno acusaba molestias estomacales. Roberto se fue al centro y Lecue se retrasó, ocupando Herrerita la posición del madridista. Se esperaba una reacción hispana de cara a la puerta defendida por Plánicka, pero no hubo manera de lograr nada positivo. 

Lángara y Burgr disputan un envío elevado
Lángara se batió como un león ante los dos defensas checoslovacos, pero no pudo romper la muralla que montaron los locales sobre la defensa. Ventolrá y Gorostiza no entraban por las bandas, muy marcados. Y Luis Regueiro y Herrerita aún mostrando su calidad indudable, no acababan de imponerse a la dureza e ímpetu de los checoslovacos.

Propósito de enmienda

El partido se perdió por un gol a cero, pero los jugadores españoles estaban convencidos de que su actuación había sido buena. Tan es así que tras el encuentro prometieron al seleccionador García Salazar que en el encuentro a disputar una semana más tarde en Berna ante Suiza el triunfo sería para el equipo hispano. Con ese propósito se dejaron las tierras checoslovacas para acudir a Berna, donde esperaban los helvéticos. Todo era cuestión de esperar.

Lángara seguía presentando una gran hoja de servicios con España pese a no marcar: once partidos, dieciséis goles.

Manuel SARMIENTO BIRBA.

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