Designada de modo provisional en el Congreso de Luxemburgo de 1948, Suecia fue confirmada como sede del VI Campeonato Mundial de Fútbol
en el Congreso de Zurich de 1954, celebrado días después del final del
Mundial de Suiza. El país nórdico contaba con los avales del título
olímpico de 1948, el prestigio de tener a varios de sus mejores
futbolistas destacando en las principales ligas del Viejo Continente, el
buen estado de sus instalaciones y su solvente economía –una de las más
saneadas de la Europa de postguerra-. Doce sedes acogerán los partidos
de la fase final, repartidos entre varias de las principales ciudades
suecas (Malmö, Norrköping, Helsingborg...). Gotemburgo construirá para
el Mundial el Nuevo Ullevi y la final se disputará en un estadio con solera: El Rasunda de Solna.
Los
países van superando las rencillas políticas y las penurias de la
postguerra. El nuevo intento de articular las relaciones internacionales
en el nuevo foro de las Naciones Unidas
prospera y, como si de un reflejo de ello se tratara, las selecciones
que concurren a la fase de clasificación mundialista son cada vez más.
Participan por vez primera la Unión Soviética y su principal satélite, la RD Alemana. Como el número de participantes aumenta, también lo hace el número de ausencias ilustres: Las bicampeonas mundiales, ganadoras de los cuatro primeros campeonatos (Uruguay e Italia) no logran el billete para Suecia, doblegadas respectivamente por paraguayos y norirlandeses. La España
de Di Stefano, Gento y compañía es la otra gran ausente después de que
su traspié en casa ante la también notable Suiza lo aprovechara Escocia.
La eliminatoria “pintoresca” fue Israel-Gales.
Una resolución de la FIFA determinó que los hebreos, favorecidos por
sucesivas renuncias de sus rivales, debían ganarse la clasificación
disputando al menos una eliminatoria. Se invitó a Italia y a Uruguay,
que renunciaron a entrar en la fase final “por la gatera”, y fue Gales
la que aceptó jugar ante Israel. Los británicos se llevaron la última
plaza al ganar ambos partidos a Israel por 2-0.
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Suecia aspiraba al título con un gran equipo |
El sistema de competición
se mantuvo con respecto al de 1954 con una salvedad: esta vez en la
liguilla de la primera fase no habría distinciones entre cabezas de
serie y todos los equipos jugarían entre sí. Se mantenía no obstante el
partido extra de desempate a igualdad de puntos. De cada uno de los
cuatro grupos se clasificarían dos para la fase eliminatoria (cuartos,
semis y final).
Ya
que se habían clasificado doce selecciones europeas y cuatro
americanas, se repartieron los cuatro grupos con tres europeos y un
americano en cada uno de ellos. El Grupo 1º
estaba compuesto por tres selecciones potentes: la vigente campeona
Alemania Occidental y dos ex-subcampeonas: Argentina y Checoslovaquia,
junto a la debutante Irlanda del Norte. Los británicos sorprendieron al
ganar a Checoslovaquia en el primer partido y éstos sufrirían después
ante la RFA uno de los más comentados errores arbitrales de los
Mundiales cuando el árbitro inglés Ellis
concedió gol a los alemanes pese a que el portero Dolejsi había
detenido el balón antes de que traspasara la línea de gol. El empate
entre ambos clasificó a los alemanes y eliminó a los checoslovacos a los que no les sirvió de nada golear a Argentina. El fracaso de los sudamericanos en Suecia fue la gran decepción del campeonato de 1958.
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Fontaine (Francia), a hombros de sus compañeros |
El Grupo 2º
fue muy igualado. Los cuatro equipos dispusieron de oportunidad de
clasificarse en la última jornada y pese a esa igualdad fue el único
grupo que no precisó de partido suplementario para resolver el pase a
cuartos. El único partido resuelto fácilmente fue el Francia-Paraguay, ganado por los europeos por 7-3 con lucimiento de sus delanteros Kopa, Piantoni, Vincent y sobre todo de Fontaine. Finalmente, franceses y yugoslavos alcanzaron los cuartos de final.
El Grupo 3º enfrentó a los anfitriones suecos
a una selección húngara en transición generacional, a la debutante
Gales y a la aún débil selección mexicana. Suecia se clasificó como
primera de grupo sin apenas sobresaltos, y en el desempate entre Hungría
y Gales los magiares se vieron sorprendidos por la remontada galesa.
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Garrincha ante los soviéticos |
El Grupo 4º, por último, despertó gran expectación por ver a Brasil
enfrentarse a tres potencias europeas (Inglaterra, Austria y la Unión
Soviética). Los brasileños habían despertado gran interés ya que acudió a
Suecia con nuevas y deslumbrantes figuras. Sobre todo dos: Un extremo
derecha de regate inigualable llamado Garrincha y un muchacho delantero de diecisiete años conocido como Pelé,
que comenzó el torneo en el banquillo y lo terminaría como titular
indiscutible. Manteniendo su portería imbatida, Brasil obtuvo la primera
plaza y la Unión Soviética batió a Inglaterra en el partido de desempate con un solitario gol de Ilyin.
Inglaterra habría podido enviar a Suecia un equipo más potente de no
mediar meses antes la tragedia del avión del Manchester United en Munich,
en la que perdieron la vida varios de sus miembros más destacados
(Duncan Edwards, Whelan, Jones, Colman...) y a la que sobrevivió una
figura en ciernes llamada Bobby Charlton.
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Brasil sufrió con los galeses, pero pasó a semifinales |
Salvo el Francia-Irlanda del Norte, en el que los franceses hicieron valer su puntería en la segunda mitad, los cuartos de final se caracterizaron por ser partidos muy disputados. Suecia consiguió batir a la rocosa Unión Soviética ante el delirio de los aficionados locales que abarrotaron el estadio Rasunda. La RF Alemana volvió a ganar a Yugoslavia en cuartos gracias a un gol de Rahn a poco de comenzar el partido, y Brasil sufrió para derrotar a Gales. Sólo el jovencito Pelé consiguió batir al portero Kelsey.
Las semifinales ofrecieron dos partidos del máximo interés: Se enfrentaban, por un lado, las dos selecciones más ofensivas del torneo (Brasil y Francia), y por el otro la anfitriona sueca ante la campeona Alemania Occidental. El partido entre suecos y alemanes fue muy igualado. A falta de media hora para el final y con 1-1 en el marcador, el germano Juskowiak
es expulsado al agredir al nórdico Hamrin tras una falta y poco después
el líder alemán Fritz Walter hubo de retirarse por lesión (aún no había
posibilidad de realizar sustituciones). Con dos jugadores más, Suecia
arrinconó a los alemanes hasta marcar dos goles más (3-1 final) que
clasificaron a los locales para la final. Por su parte, Brasil y Francia
resolvieron su partido a base de goles. Pelé se impuso a Fontaine y con sus tres goles clasificó a Brasil, que ganó por 5-2 a Francia. Los galos se resarcirán después ante la RF Alemana en la final por el tercer puesto ganando por 6-3, con cuatro goles de Fontaine. El delantero francés se coronó como máximo goleador con una cifra aún imbatida en una sola fase final de trece goles anotados.
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Los capitanes Liedholm (SUE) y Schäfer (RFA) ante el colegiado Zsolt en el sorteo inicial |
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Suecia'58 fue el bautismo de Pelé como figura mundial |
La final
acogió en el estadio Rasunda a cincuenta mil espectadores deseosos de
ver a los anfitriones frente a Brasil. Por coincidencia de color de las
camisetas (amarillas), Brasil jugó con camiseta azul. Liedholm adelantó a Suecia a los cuatro minutos, empatando a los pocos minutos Vavá
(futuro delantero del Atlético de Madrid). Brasil se fue adueñando del
encuentro y su superioridad se plasmó en más goles. El segundo gol de Vavá (2-1), otro de Pelé (3-1) y otro de Zagallo (4-1) pusieron a los sudamericanos al filo del título Mundial. Simmonson acortó distancias a falta de diez minutos (4-2) pero Pelé
sentenció con una gran jugada personal en el área que supuso el 5-2
final y con el que cumplía la promesa hecha a su padre ocho años atrás.
Las lágrimas de alegría del joven Pelé tras el final del encuentro
pasaron a ser un icono de la imaginería futbolística y Brasil,
primera y hasta hace nada única selección que ganaba un Mundial fuera
de su continente, iniciaba en Suecia su periplo triunfal en la historia
mundialista.
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