Top Menu

viernes, 20 de julio de 2012

Centenario Lángara (7/12): El asombro de Lisboa (1935)


EL ASOMBRO DE LISBOA (1935)

El mal partido del debutante Soladrero no fue óbice para que el gran ataque español jugase de maravilla.

El triunfo ante Francia abrió de nuevo la espita a la esperanza. El equipo español había quedado un poco diezmado moralmente por el robo italiano. La victoria ante los franceses en Madrid levantó la moral de los muchachos de don Amadeo García Salazar. El comité federativo tenía ante sí dos difíciles desplazamientos: El 5 de mayo a Lisboa, donde esperaba el cuadro de Portugal, y siete días más tarde en Colonia, donde se iba a jugar el primer encuentro con Alemania en el concierto de los dos países.

Lángara vuelve a marcar por partida doble

En el desplazamiento a Lisboa se produce el hecho sensacional de que por primera vez desde 1920, nacimiento de nuestra Selección, Ricardo Zamora deja de ser el portero titular de España. Lo había dejado de ser en tres oportunidades previas, todas ellas por lesión. Ahora no. Guillermo Eizaguirre, el portero del Sevilla, fue preferido y Zamora viajó a tierras lusas como suplente. Fue el gran acontecimiento.

Portugal no había ganado nunca a España. Esperaba hacerlo alguna vez y confiaba en que ese 5 de mayo de 1935 se produjese el éxito. España presentó una buena formación. Jugaron Guillermo Eizaguirre como portero; en la defensa, el bético Areso y Jacinto Quincoces; en la línea de medios, Cilaurren, Soladrero y Lecue. Debutaba en el cuadro nacional el medio centro Soladrero, vasco él pero perteneciente como jugador al Oviedo, equipo que le había enrolado en sus filas tras destacar el guipuzcoano en el Betis. En el ataque, casi nada: Ventolrá [1], Iraragorri, Lángara, Luis Regueiro y Gorostiza. Era una gran formación de ataque, como luego se demostraría fehacientemente. Portugal, por su parte, formó con Soares; Jurado, Gustavo; Albino, Ruiz, Pereira, Mourão, Víctor Silva, Soeiro, Sousa Pinga y Nunes.

Equipo de España: Iraragorri, LÁNGARA, Luis Regueiro, Soladrero, Quincoces, Eizaguirre, Cilaurren  / Vantolrá, Lecue, Gorostiza, Areso.

La primera parte finalizó con victoria española por dos goles a cero. Lángara, a los veinte minutos, remató certeramente de cabeza un saque de esquina botado por Gorostiza. El técnico luso, a raíz de este gol, reemplazó al meta Soares por el suplente Dyson. Fue igual, porque Lángara estaba en racha y a los treinta y cinco minutos aprovechaba un gran pase de Luis Regueiro y lograba el segundo de fuerte disparo. El dos a cero suponía, o hacía suponer, que el triunfo español no iba a escaparse.

Pero el fútbol es un misterio. Gorostiza hacía el tercero de España tras una internada de las suyas. Los jugadores españoles actuaban ya con poca fuerza y aún menores recursos. El partido, con tres a cero, está simplemente dominado. El equipo de España se relaja. Soladrero, que ha debutado con escaso éxito, es reemplazado por Pedrol, medio ala del Barcelona, pasando Cilaurren a medio centro. Pero Pedrol se lesiona pronto y su concurso pasa desapercibido. Portugal nota la crisis hispana pese al tres cero a su favor y comienza a estirarse. A falta de media hora Soeiro inaugura el marcador para Portugal. El tanto encorajina mucho a los lusos y su público ve la posibilidad de lograr el empate. A falta de veinticinco minutos, Sousa Pinga logra el segundo de los portugueses.

Es el delirio en el campo lisboeta, porque se ve muy cerca el empate. Y los españoles, con un Eizaguirre bastante nervioso, ven como el temido empate se alcanza al transformar Pinga un severo penalty señalado por el trencilla francés Conrie. El empate a tres goles no deja contento a nadie. Y menos a España, que había llegado a tener una ventaja de tres goles a cero.

Luis Regueiro al salto y detrás, Lángara
Lángara seguía en racha goleadora

En el cuadro español actuaron bien Quincoces, Luis Regueiro, Iraragorri y Lecue. Lángara, por su parte, seguía en su balance realmente admirable. Jugaba su séptimo partido internacional y alcanzaba la cifra de doce goles marcados. Nadie en el fútbol europeo mostraba tal poder realizador. Por eso, a la semana siguiente, en que España tenía que comparecer en Colonia frente al fortísimo equipo alemán en pleno auge del nazismo, los técnicos germanos tenían una sola preocupación. Esta no era otra que frenar al ariete hispano, para el cual marcar goles era tarea realmente fácil. El equipo español salió en tren para tierras alemanas desde Lisboa, previa escala en Madrid.

El equipo español viajó a Alemania convencido de que iba a pasarlo muy mal. Los alemanes estaban en gran momento, cosa demostrada en la fase final de Italia. Tenían un ariete apellidado Conen que era formidable. Lángara se iba a encontrar con el hombre que trataba de ensombrecer su fama en el continente. El tema es para el próximo capítulo. Don Amadeo García Salazar recompuso el equipo. Lángara seguía siendo insustituible.

Manuel SARMIENTO BIRBA.


Notas:
[1]: Recordamos que en las crónicas de la época aparece como “Vantolrá”.

0 comentarios:

Publicar un comentario