El pasado viernes 22 de noviembre tuvo lugar en la ciudad
de Chennai (India) un acontecimiento que podría significar el comienzo de una
era en el mundo del deporte, y más concretamente del ajedrez. En la décima
partida del Campeonato del Mundo y tras 65 movimientos en total el noruego Magnus Carlsen firmaba tablas con el
vigente campeón Viswanathan Anand, proclamándose como nuevo campeón del mundo. Todos los especialistas y aficionados
auguraban que este muchacho llegaría más temprano que tarde a conquistar el título
mundial. Para muchos, el 22 de noviembre ha comenzado una larga época de
dominio de Carlsen. Repasemos la aún corta carrera del nuevo as del ajedrez en
su 23º cumpleaños.
El primer contacto de Magnus Carlsen con el ajedrez tuvo
lugar a muy temprana edad, con apenas cuatro años. Y no fue un amor a primera vista. Para entonces, el pequeño Magnus
demostraba tener memoria e inteligencia poco corrientes. A su cortísima edad
conocía las capitales, superficie y población de todos los países del mundo,
incluidos los derivados de la desmembración de la Unión Soviética y de
Yugoslavia, así como los más recónditos. Habida cuenta de ello Henrik Carlsen -padre de Magnus y ex
jugador profesional de ajedrez- probó las aptitudes de su hijo pero el niño no
mostró entonces un interés especial por el tablero ni las piezas. Al contrario
de lo que otros muchos padres harían, Henrik Carlsen tomó una decisión
inteligente: en lugar de forzarle decidió esperar a que el niño creciera y que
fuera él mismo quien se acercara al ajedrez. De este modo pocos años después,
algo más crecido y con pleno uso de razón, Magnus Carlsen se inició en el
deporte de las sesenta y cuatro casillas.
Su corta edad y su desparpajo, su juego agresivo y de
ataque le hacen ganar rápidamente partidas y adeptos. Bajo la tutela del Gran
Maestro noruego Simen Agdestein
concurre a sus primeros torneos en los que bate records de precocidad en
participación y victorias. Fuera de competición oficial, disputa partidas con
algunos de los principales jugadores del mundo. Y de hecho, la primera vez que
muchos escuchan o leen el nombre de Magnus Carlsen es por la noticia de que un
muchacho de doce años había hecho tablas en una partida con Gary Kasparov. Se proclama subcampeón
mundial de su categoría en 2002.
Carlsen se presenta en el Campeonato Mundial en 2004,
siendo el más joven de los participantes. En un torneo cuyo desarrollo es análogo
al de un Grand Slam de Tenis, cae en primera ronda ante uno de los grandes
candidatos y futuro rival en numerosas partidas: Aronian. Pese a su victoria esperada, el Gran Maestro armenio
manifiesta tras la partida su asombro ante las aptitudes de Carlsen, y es de
los primeros que le augura un gran futuro.
En 2007, con dieciséis años consigue otro hito en su
imparable carrera al obtener el subcampeonato del prestigioso torneo de Linares, siendo superado tan solo por
el hindú Viswanathan Anand, meses
antes de que éste se proclame nuevo campeón del Mundo. Al año siguiente (2008)
se repetiría la historia con idénticos protagonistas. Ese mismo año conquista
el no menos prestigioso torneo de Wijk
aan Zee (Holanda), conocido como “El
Wimbledon del Ajedrez”. Vence en este torneo a jugadores de primer nivel
como Kramnik y Judit Polgar. Carlsen ingresa definitivamente en la aristocracia de
este deporte y la prensa especializada le rebautiza como “El Mozart del Ajedrez”. Su título mundial de ajedrez superrápido
(blitz) logrado ante Anand y Kramnik confirma sus aspiraciones futuras de
luchar por el campeonato mundial absoluto. En 2010 alcanza el nº1 del escalafón mundial. Poco antes
finaliza su breve tutela bajo la dirección de Gary Kasparov, con quien mantuvo
diferencias sobre su preparación y entrenamiento.
Antes de concurrir al torneo de candidatos en 2013
engorda su palmarés con una nueva victoria en Wijk aan Zee, y dos títulos del
conocido como “Grand Slam”, torneo
que se disputa a caballo entre São Paulo y Bilbao. Algunos le señalan por su
inconsistencia en momentos de máxima presión, pero en el primero de sus títulos
Magnus Carlsen vence en el desempate a Vasiliy
Ivanchuk, valiéndose de su habilidad en el ajedrez rápido.
En la segunda quincena de marzo de 2013 se disputa en
Londres el torneo de candidatos,
cuyo campeón se enfrentará ocho meses después al pentacampeón mundial
Viswanathan Anand por el título absoluto. Varios Grandes Maestros se verán las
caras con Carlsen, algunos ya viejos conocidos (Kramnik, Ivanchuk, Aronian...) El
nuevo sistema de “liguilla” a doble vuelta entre los participantes beneficia a
Carlsen. El joven noruego obtiene la victoria tras empatar con Kramnik, gracias
a su mayor número de victorias (5 por 4 del ruso), y el billete a Chennai para
enfrentarse a Anand.
La prensa “calienta” el duelo por el título mundial de
noviembre, presentándolo como un duelo generacional. Anand, con cuarenta y tres
años y los últimos cinco títulos en su haber, frente a Magnus Carlsen, la gran
esperanza de futuro en su primer asalto al trono del ajedrez y con la fuerza de
la juventud como aliada. Anand
cuenta con varias ventajas. Además de ser el vigente campeón y tener por ello la
ventaja inicial de blancas, juega en casa ante un público entusiasta y en un
ambiente que conoce y domina. Carlsen, escandinavo y nada habituado al clima
sofocante y a la comida ultra-especiada de la India, incorpora a su séquito de
auxiliares a un cocinero personal para evitar problemas gástricos. El plan de
Carlsen pasa por alargar las partidas lo máximo posible para agotar físicamente
a Anand. El campeón hindú tratará de que se imponga su defensa y cuenta con
beneficiarse de los eventuales nervios y errores del nuevo aspirante, así como
de la presión en su contra que el ambiente le produzca.
Las primeras partidas terminan en sucesivas tablas, con pocos movimientos, y con
Anand dominando aparentemente la situación. El desarrollo inicial del torneo
decepciona a muchos, que esperaban una actitud más agresiva de Carlsen. La cuarta partida acaba igualmente en
tablas, pero es larga y dura (64 movimientos), y en ella Anand parece dominar
con más soltura y que a Carlsen le pesa la inexperiencia. Todo cambia en la quinta partida, en la que el plan de
Carlsen da finalmente resultado. La primera victoria del noruego desequilibra
la contienda tanto en el marcador (3-2) como en el desarrollo del campeonato. Anand
reconoce entonces que ha cometido algunos errores impropios de un jugador de su
clase, y que la defensa del título se le pondrá muy cuesta arriba. Carlsen
consolida su ventaja en la sexta partida,
la más larga del torneo (67 movimientos) y asume que su primer título mundial
está al caer. Sólo es cuestión de tiempo. La desventaja se hace insalvable para
Anand, quien se muestra más agresivo (a la fuerza ahorcan) pero que no consigue
doblegar al noruego. La novena partida
concluye con una nueva victoria de Carlsen, más sencilla que las anteriores. Le
basta firmar tablas en cualquiera de las tres próximas partidas para
proclamarse campeón y lo consigue en la décima: una partida larga y trabada que
concluye en empate tras 65 movimientos. Carlsen, a pocos días de cumplir 23
años, se proclama como XVI campeón
mundial y lo celebró tirándose vestido a la piscina de su hotel. El futuro
del que muchos hablaban ha llegado ya.
Carlsen en remojo (foto de su cuenta de twt) |
Hay algo que hace especial a Magnus Carlsen, y no es sólo
su talento. Al contrario de la imagen tradicional de los Grandes Maestros de
ajedrez de tipo adusto, sesudo y ensimismado, Carlsen ofrece a sus hoy
cumplidos 23 años una imagen
totalmente distinta que –bien aprovechada- puede ayudar al descubrimiento del
ajedrez por un público muy amplio. Su condición de Gran Maestro de ajedrez no
es óbice para que tenga los mismos intereses que los jóvenes de su edad. Es
aficionado al fútbol y reconocido
forofo del Real Madrid, al que ha apoyado en persona en el estadio en varios
partidos recientes tanto en España como en el resto de Europa. Es la imagen de
una conocida firma de moda juvenil y
ha ejercido en ocasiones como modelo para dicha compañía, y su carácter dista
mucho del arquetipo clásico del ajedrecista. Su timidez le hace ser esquivo con
la prensa en ocasiones, pero en sus apariciones públicas muestra gran
cordialidad, hasta el punto de revelar detalles como su afición a dormir (asegura que sus muchas horas de
sueño le ayudan a concentrarse en las partidas, y al mismo tiempo reconoce que
se le pegan las sábanas con frecuencia porque es muy perezoso) o su preferencia
por las comidas picantes (algo que casi le cuesta la lengua en un restaurante
chino). Un personaje como Magnus Carlsen puede ayudar como nunca antes a la
popularidad del ajedrez, a desterrar la imagen de deporte “aburrido” y
exclusivo para “cerebritos”, y a promover su juego por sus reconocidas capacidades
didácticas y sus aplicaciones sociales.
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