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domingo, 25 de marzo de 2012

Mitos del Baloncesto (1) / Fernando Martín: la leyenda del indomable

Con este artículo comienzo una nueva serie sobre jugadores históricos del baloncesto mundial, que recogerá las biografías de los baloncestistas más destacados tanto de la NBA como del resto del mundo.

No podría empezar la serie con otro jugador que no fuera Fernando Martín, quien hoy hubiera cumplido 50 años. Todos los que nos criamos viendo baloncesto en los ochenta mantenemos vivo en nuestra memoria al primer español (y primera estrella europea) que jugó en la NBA, cuando compartir cancha y vestuario con las figuras de la mejor liga del mundo era un sueño imposible. Fue el gran referente del baloncesto español hasta la irrupción de Pau Gasol y uno de los deportistas que mejor conjugó calidad y carácter.

A los más jóvenes aficionados al baloncesto, que no llegaron a conocer la trascendencia de Fernando Martín, baste con decirles que en aquella fría y soleada mañana del lunes 4 de diciembre de 1989, en un aula de 7º de EGB, no se dio la primera clase del día porque se ocupó toda la hora en hablar íntegramente sobre él.

Este es mi homenaje a un deportista inolvidable.

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Fernando Martín Espina nació en Madrid el 25 de marzo de 1962, hijo de Ricardo y Carmen, siendo el tercero de cuatro hermanos (Ricardo, Pedro, Fernando y Antonio) éste último llegaría también a ser baloncestista profesional e internacional.

En su etapa con los Colegiales
Sus comienzos en el deporte fueron ajenos al que habría de encumbrarle. La natación (fue campeón de Castilla), el tenis de mesa y el balonmano (en el que iba para gran figura) fueron sus primeras inquietudes deportivas hasta que el baloncesto llamó a su puerta. Mariano Bartivas, entrenador del equipo de baloncesto del colegio San José del Parque le convenció para que empezara a practicar el deporte de la canasta. De la mano de Bartivas recaló en el Ramiro de Maeztu (1977) para formar parte de la plantilla filial del Estudiantes. Debutó en la Liga Nacional con 17 años y llamó desde un principio la atención del gremio baloncestístico por exhibir un poderío físico fuera de lo común en un jugador aún en edad “junior”. En septiembre de 1980 fue seleccionado para el Europeo juvenil de Zelje (Yugoslavia). España fue bronce y Fernando Martín fue el mejor jugador del campeonato.

Su cotización se disparó y los equipos más potentes del baloncesto español de la época se lanzaron en pos de su fichaje. El Real Madrid ofreció cuatro millones de pesetas. El Joventut de Badalona fue aún más lejos y ofreció cinco. En un desesperado intento final, el Barcelona dobló la oferta de sus vecinos y ofreció diez millones de pesetas, pero su destino ya estaba decidido. El entorno de Fernando (principalmente su padre, Ricardo) deseaba verle jugar con los madridistas. Dirigido por Jesús Codina, el Estudiantes fue subcampeón de Liga en 1981. El campeón fue el Barcelona y el Real Madrid (campeón de Europa el año anterior) fue tercero. Fernando Martín se enroló en este club tras aquella exitosa temporada, con tan solo 19 años. Tiempo después trascendió que el acuerdo se había firmado ya en septiembre, antes del Europeo de Zelje.


Su fichaje por el Real Madrid supuso una nueva era en el baloncesto español. Hasta su llegada al club blanco, hablar de un traspaso millonario y de un sueldo por encima del de sus compañeros en un jugador de diecinueve años en un equipo tan jerarquizado y dominado por los jugadores más veteranos era hablar de un imposible. Fernando Martín llegaba en 1981 a un vestuario compuesto por jugadores de la talla y veteranía de Wayne Brabender, Juan Antonio Corbalán o Rafael Rullán, por estrellas internacionales como Mirza Delibasic y por los jóvenes Fernando Romay y Juan Manuel López Iturriaga. Y lo hacía no como llega un canterano cualquiera, sino ya como una figura, como una estrella del baloncesto. Lo nunca visto antes por nuestros pagos.

Antes de entrar a formar parte del vestuario merengue tuvo ocasión de conocer a varios de sus nuevos compañeros en el Campeonato de Europa de 1981 de Checoslovaquia. Debutó con la Selección absoluta en Burdeos el 13 de mayo de 1981 en un partido preparatorio en el que España ganó a Francia por 106-109. Martín fue suplente y anotó dos puntos. El seleccionador Antonio Díaz Miguel, con catorce años en el cargo, continuó con Fernando su política de incorporar al equipo nacional a jugadores muy jóvenes como había hecho antes con Corbalán, Solozábal, Romay, Iturriaga, Epi... Su intención era crear un grupo sólido y favorecer la compenetración de todos ellos, convirtiendo la selección en un equipo propiamente dicho imitando en lo posible la dinámica de un club. España repitió el éxito de los Juegos Olímpicos de Moscú un año antes con su cuarta posición en Checoslovaquia’81. Se advertía que aquel grupo de jóvenes jugadores podría alcanzar el podio en una competición internacional en los próximos campeonatos.

A lo largo de su primera temporada en el Real Madrid supo ganar protagonismo gracias a sus grandes cualidades como pivot. No le sobraban centímetros para esa posición (Romay y Rullán eran algo más altos) pero su envergadura y poderío físico le convirtieron en muy poco tiempo en el amo de la zona blanca. No era lo que se dice un gran tirador, aunque no solía fallar bajo el aro tras recoger un rebote ofensivo, o con sus ganchos en suspensión. Para anotar prefería las distancias cortas. Destacaba por su habilidad, su colocación y su rápido juego de piernas, inusitado para los jugadores más altos de la época y más propio de jugadores americanos que de europeos. Y sobre todo destacaba por su carácter ganador, su inconformismo, sus ansias de victoria. Chocaba ver a un muchacho de veinte años encararse con rivales que le superaban en veteranía o en estatura, o reprocharle una acción equivocada a un compañero, incluso a los veteranos. Desde el principio demostró cualidades de liderazgo y una muy fuerte personalidad que encantó a su nuevo entrenador Lolo Sainz, que en varias entrevistas de la época manifestaba exultante “Hemos encontrado al Meneghin español”.

El título de Liga de la temporada 1981-82, el subcampeonato de Copa ante el Barcelona (108-110 en Badajoz) y el subcampeonato de la Copa Korac de 1982 (perdió el Real Madrid con la Cibona de Zagreb por un sólo punto en Bruselas, 95-96) fueron sus primeros hitos como jugador madridista. Después seguirían más éxitos hasta completar cuatro ligas (82, 84, 85, 86), dos copas (85, 86), una Recopa europea ante el Olimpia de Milán (84) y el subcampeonato de la Copa de Europa en 1985, de nuevo ante la Cibona de Zagreb ya liderada por Drazen Petrovic.

La Selección Española conoció en aquellos años su edad dorada hasta la fecha. En el Mundial de Colombia de 1982 España volvió a repetir el cuarto puesto, previa victoria sobre los E.E.U.U. y polémico partido por el bronce frente a Yugoslavia. El año siguiente, diez años después de la plata de Barcelona, los de Díaz Miguel reeditarían el subcampeonato continental en Francia tras una agónica semifinal ganada a la Unión Soviética (gracias a un postrero lanzamiento de Epi) y de una final poco brillante ante Italia, que se coronaba por primera vez como campeona de Europa. Fernando Martín, ya pivot titular del equipo nacional, tuvo una actuación destacada. El éxito rotundo llegaría en los Juegos Olímpicos de 1984 en Los Ángeles.

Selección olímpica española de 1984. Fernando Martín, de pie, el cuarto por la derecha

Tras una primera fase con victorias más o menos apuradas ante Canadá, Uruguay, China y Francia y un intenso partido ante los Estados Unidos en el que se mantuvo el marcador nivelado durante la primera mitad, se superaron los cuartos de final ante Australia (101-84) España llegaba a semifinales, a las puertas de las medallas, y la actuación de Fernando Martín fue muy responsable de ello: 27 puntos ante Canadá, 19 ante Uruguay, 23 ante Francia y 25 ante los australianos fueron sus mayores anotaciones. Ya en semifinales, España salió acogotada y se vio superada por los yugoslavos, que llegaron a irse de diez puntos en el marcador (34-24, 36-26) para terminar la primera parte con 40-35 ganando los balcánicos. La reacción era necesaria y llegó nada más iniciarse la segunda parte. En una de las mejores exhibiciones de la Selección en toda su historia, y con Fernando Martín mucho más enchufado que en la primera parte, España dio la vuelta al resultado y se clasificó por primera vez para la final olímpica tras ganar 74-61. El por entonces aún joven promesa Drazen Petrovic acabó desquiciado y eliminado por cinco faltas personales. La quinta, en ataque ante Martín.

La final olímpica de Los Ángeles, disputada el 10 de agosto de 1984 en el Forum de Inglewood (la casa de los Lakers) no tuvo color. El equipo estadounidense era muy superior (Jordan, Ewing, Mullin, Tisdale, Perkins, Alford...) y ganó por 96-65, pero España obtenía su mayor éxito: la plata olímpica. En aquella histórica final, Fernando Martín exhibió números exiguos (normal, dada la superioridad de los americanos): en 22 minutos registró 14 puntos, 2 rebotes, 1 robo, 1 pérdida, 2 tapones y 2 faltas personales. En el conjunto de aquellos Juegos fue el segundo máximo anotador español (138 puntos, 11 menos que Epi) y realizó además 30 rebotes, 2 asistencias, 13 robos, 11 pérdidas, 6 tapones, 22 faltas personales en 191 minutos totales de juego. Sus porcentajes de tiro fueron bastante buenos para no ser especialista: 60% (50/83) en tiros de campo y 74.5% (38/51) en tiros libres. Pese al éxito cosechado, España desplegó un juego inconsistente e irregular, basándose la plata sobre todo en la magnífica segunda parte de la semifinal ante Yugoslavia. De entre los doce jugadores destacó Fernando Martín, junto con Andrés Jiménez, José María Margall, Romay y el acierto anotador de Epi. En una entrevista para TV realizada años después de los Juegos de Los Ángeles, el mítico pivot de los Knicks Patrick Ewing evocaba a Fernando Martín como el mejor jugador de aquel equipo.

Llegada a Barajas de regreso tras los Juegos Olímpicos. Martín, primero por la derecha

Ni por asomo se podía imaginar el bueno de Fernando que su actuación en los Juegos Olímpicos había despertado interés en los Estados Unidos. Cierto día, en la concentración de la Selección Española, comenzó a recibir llamadas en su habitación. Fernando, que no sabía inglés, le pidió ayuda a Lluis Cortés, segundo entrenador de Díaz Miguel: “Coge tú el teléfono, porque me habla un tipo en inglés y no le entiendo”  Lluis tomó el auricular. Al otro lado del hilo telefónico hablaba Jerry West (“nadie” en el mundo baloncestístico) manager general de Los Ángeles Lakers, interesándose en el fichaje de Martín. Desde entonces, el “run-run” de la NBA comenzó a resonar en su cerebro. Amante de los retos más imposibles, el flamante subcampeón olímpico comenzó a soñar con la posibilidad de jugar en la Meca del Baloncesto, allí donde muy pocos jugadores europeos habían llegado, siempre previo paso por las universidades norteamericanas. En la primavera de 1985 sus más allegados daban por hecho que el 10 madridista haría las maletas rumbo a la NBA.

Sin haberse cumplido un año de su participación en la plata de Los Ángeles, llegó a las puertas de la NBA. En el “draft” de 1985 (18 de junio), fue elegido en segunda ronda, en el puesto 38, por los Nets de Nueva Jersey. En la lista de aquel año, liderada por sus oponentes en aquella final olímpica Pat Ewing y Wayman Tisdale, figuraban nombres ilustres como el también olímpico Chris Mullin (7), el alemán Detlef Schrempf (8), Karl Malone (13), Joe Dumars (18), A.C. Green (23), Terry Porter (24) o el inolvidable Manute Bol (31), fallecido en junio de 2010. Y en un discretísimo puesto 77, en cuarta ronda y elegido por Atlanta, aparecía otro ilustre del baloncesto europeo: Arvydas Sabonis (Al año siguiente, el lituano -por entonces aún soviético- sería “re-drafteado” y elegido por Portland en primera ronda)


Probó aquel verano en el Campus de los Nets. Aquella primera zambullida en el baloncesto NBA fue impactante para Fernando. Acostumbrado a dominar bajo los aros en Europa, le llamaba la atención la muy superior preparación física de aquellos jugadores. Los Nets no se decidieron a incluirle en su plantilla aquel año, pero Fernando Martín ya estaba convencido de que necesitaba cruzar el Atlántico. Finalmente, los de Nueva Jersey no ejercieron sus derechos sobre el pivot español y un equipo de la otra punta de los Estados Unidos se haría finalmente con sus servicios al año siguiente. El 6 de mayo de 1986, el mismo día en el que se anunciaba la lista de los 12 seleccionados para el Mundial de España, se anunció el compromiso de Fernando Martín con Portland en calidad de “agente libre”. Acudiría al campus de los de Oregón al acabar el Mundial y, finalmente, recalaría en dicha franquicia para disputar su primera temporada en la NBA.

La cuestión de su fichaje por la NBA fue especialmente peliaguda. Hay que tener en cuenta que debido a las históricas tiranteces NBA-FIBA, ésta vetaba a los jugadores internacionales que jugaran en la liga profesional norteamericana. Esto es: si Fernando Martín se iba a la NBA no volvería a jugar con la Selección Española. Hubo cierta polémica alimentada por algunos medios deportivos que incluso llegaron a apelar al patriotismo para justificar su permanencia en el Real Madrid. Daba lo mismo. La decisión ya estaba tomada. El Mundial de España sería la última competición de Fernando con el equipo nacional. Al seleccionador, Antonio Díaz Miguel (con quien siempre mantuvo una relación inestable, de “amor-odio”, con momentos cíclicos de adoración total y de aborrecimiento mutuos) le costó hacerse a la idea de quedarse sin su pivot más determinante, pero no pudo convencer al jugador.

Tras perder con Brasil y la Unión Soviética, perdiendo con ello toda opción a medalla, España pudo concluir con decoro su participación como anfitriona en el Mundobasket’86 venciendo a Italia (tradicional bestia negra del baloncesto hispano) en la final por el quinto puesto por 87-69. Fernando Martín disputó su último partido con la Selección Española: 18 puntos, 5 rebotes, 1 asistencia, 3 robos, 5 pérdidas y eliminado por cinco faltas personales a falta de escasos segundos tras disputar el partido casi completo. Cumplía con éste 86 partidos con la Selección absoluta. 

El día de su debut con Portland, frente a Tom Chambers (izquierda)

El 31 de octubre de 1986, en el Memorial Coliseum de Portland ante Seattle en el “derby del Noroeste”, Fernando Martín debutaba en la NBA. Jugó sólo los últimos dos minutos y dos segundos del último cuarto, sin tiempo ni posibilidad de anotar ni un sólo registro (puntos, rebotes, asistencias...)  Ganó Seattle por 110-127. Al día siguiente, en el Salt Palace de Salt Lake City frente a Utah Jazz, disputó siete minutos y su único dato fue la pérdida de un balón. Portland volvió a perder por 119-110. Desde su debut lucía en su nombre serigrafiado una tilde sobre la “i” para que no le llamaran “Már-tin”. Con ello desmontaba también la conspiración del Fernando Martín antipatriota que algunos medios habían organizado, despechados por la marcha del ídolo a los Estados Unidos.

En Portland compartía vestuario con algunos de los jugadores más destacados de la NBA de aquel entonces: Clyde Drexler, Jerome Kersey, Kiki Vandeweghe, Terry Porter, Jim Paxson, Sam Bowie... Era en principio un plantel con muchas posibilidades en el campeonato, bien compensado y con Drexler como figura descollante. Pese a ello, el nuevo entrenador Mike Schuler no iba a encontrar la solución a los problemas defensivos del equipo, que iba a encajar demasiados puntos para un conjunto que aspiraba si no al título, sí a disputar las finales de conferencia. Terminó por adoptar un estilo de juego cada vez más defensivo, y por tanto cada vez menos apto para las condiciones de Fernando Martín.

Schuler no tenía ni idea de qué hacer con aquel muchacho español. No le entraba en la cabeza que un jugador de 6’9 (2.05 metros) fuera pivot cuando a cientos de kilómetros al sur, en Los Ángeles, un tal Magic Johnson jugaba de base con su misma estatura. Decidió apartarlo de la zona y, ya que tenía un buen movimiento de piernas, aprovecharle como alero. Fernando se vio privado así de su habitat natural, obligado a jugar en un puesto ajeno a sus cualidades, a vérselas con hombres mucho más rápidos que él y excelentes tiradores. Curiosamente, Schuler fue elegido “entrenador del año” aquella temporada.

Aquella primera temporada de Fernando Martín en Portland arrojó datos minúsculos en sus estadísticas. Su mejor partido fue en casa ante Los Ángeles Clippers el 2 de diciembre, en el que disputó 15 minutos, anotó seis puntos (su máxima cota en la NBA), capturó siete rebotes (ídem), dio una asistencia, robó un balón, perdió otro y cometió una falta personal. Portland ganó cómodamente al por entonces equipo más débil de la competición por 134-99, con 26 puntos de Drexler y 23 de Vandeweghe, y once rebotes del aquel día suplente Jerome Kersey.

En total participó en 24 de los 82 partidos de la Liga Regular, ganando 14 y perdiendo 10. En 146 minutos disputados anotó 22 puntos (4 de 11 en tiros libres, 9 de 30 en tiros de dos y falló su único triple), capturó 28 rebotes (8 ofensivos y 20 defensivos), dio 9 asistencias, robó 7 balones y perdió 20, cometió 24 faltas personales y sólo realizó un tapón. Nunca fue titular. Para colmo, durante la temporada padeció una lesión de menisco que le apartó unos dos meses de la competición.


Sin embargo, las cosas marchaban bien para el equipo. Los Portland Trail Blazers se clasificaron para el Play-Off como tercer equipo de la Conferencia Oeste, tras los líderes de división (Lakers y Dallas) con 49 partidos ganados y 33 perdidos (lejos, eso sí, del estratosférico registro de 65-17 de Magic, Kareem, Worthy y compañía). Tocaba jugar la primera eliminatoria contra los Houston Rockets de las “torres gemelas” Hakeem Olajuwon y Ralph Sampson. Pese a que los tejanos tenían uno de los juegos en la zona más poderosos de la competición se las vieron bastante felices en Portland, confiados en que el juego dinámico y el tiro exterior de Drexler y sus compañeros ganara la partida a la zona de los Rockets.

No fue así. Pese al ajustado resultado del primer partido en Houston (125-115 a favor de los locales) y la posterior victoria de los de Oregón en el Summit por 98-111 con 32 puntos de Drexler frente a los 28 de los locales Sampson y Leavell, las cosas se torcieron en el tercer partido en Portland. Olajuwon impuso su ley con 35 puntos y 11 rebotes para la victoria de Houston (108-117). Con el cuarto y último partido ya decidido en favor de los tejanos, Fernando Martín disputó su único minuto en la eliminatoria (y su último minuto en la NBA), fallando un tiro de campo. Houston ganó por 101-113 y pasó a las semifinales de Conferencia frente a Seattle tras ganar a Portland 3 partidos a 1.

Martín-Norris: alta tensión
Para algunos, Fernando Martín encontró en la NBA su límite. Para otros, entre los que me incluyo, su fracaso se debió a haber caído en la cancha equivocada. Aquella primera opción del Draft (Nueva Jersey Nets, en la costa este) hubiera sido la mejor para un jugador europeo. Y pronto llegaría Drazen Petrovic para demostrarlo. El Real Madrid, vía traspaso multimillonario, le recuperó al final de aquella aciaga temporada. Nunca se había habituado al estilo de vida norteamericano, pero el regreso a España fue un duro golpe para Martín. Volvió desmotivado y asqueado de su etapa en Portland. En estas, el Barcelona contrató a un pivot norteamericano de gran potencia física llamado Audie Norris. Y la presencia de Norris bajo los aros azulgrana despertó a “Conan el Bárbaro” (así era conocido Fernando por sus rivales)  Al fin encontraba un nuevo reto a su altura. Un jugador de similares características en las filas del máximo rival. Otro de esos desafíos que tanto le gustaban.

Los duelos Martín-Norris rozaban la violencia. Disputaban cada balón bajo el aro, cada posición en la zona, como si fuera una batalla. Según Iturriaga “ambos se profesaban mutua admiración, pero en la cancha se dieron toda la leña del mundo. Incluso yendo de aro a aro iban zurrándose, y Fernando llegaba al vestuario lleno de cardenales y arañazos”. El primer español en la NBA recuperó la ilusión y junto a un nuevo grupo de compañeros entre los que ya se encontraba su hermano Antonio y más adelante el propio Drazen Petrovic conquistó para el Real Madrid la Copa Korac de 1988 y la Copa y la Recopa de 1989.

Durante aquel año se acrecentó el problema de Fernando con las lesiones. Una lumbalgia en la que recayó varias veces lastró su rendimiento, y comenzada la competición de la temporada 1989-90 una tendinitis le privó de disputar varios partidos. Entre ellos, su ansiado regreso a la Selección Española. Una vez levantado el “veto FIBA” (en parte gracias a él mismo), Fernando Martín había vuelto a ser convocado por Antonio Díaz Miguel para disputar los primeros partidos de la fase de clasificación para el Eurobasket de 1991 en Italia durante el mes de noviembre.

El domingo 3 de diciembre el Real Madrid iba a jugar en el Palacio de los Deportes como local frente al CAI Zaragoza. A las 15:30 horas, Fernando Martín (que seguía de baja por lesión) se dirigía hacia el Palacio por la N-II. En el cruce con la M-30, por causas desconocidas (quizás un volantazo), el Lancia Thema que conducía salió despedido, saltó la mediana e invadió los carriles de sentido contrario, chocando frontalmente con el vehículo de Ricardo Delgado. El impacto fue brutal. Delgado sufrió graves heridas pero pudo sobrevivir. Fernando Martín murió en el acto.

El pivot madridista era muy impetuoso tanto en las canchas como al volante. Años antes sufrió un accidente mientras conducía el coche del seleccionador Díaz Miguel y aunque el coche quedó destrozado él y sus acompañantes resultaron ilesos. Esta vez no hubo tanta fortuna. En el vestuario del Real Madrid, al ir llegando los jugadores, aumentaba la confusión. Unos y otros hablaban de que un jugador del Real Madrid de baloncesto había tenido un grave accidente pero no se sabía quién. “Sólo quedaban dos jugadores por llegar –recordaba Romay-, Quique Villalobos y Fernando Martín. En estas llega Quique, corriendo, muy alterado “¿Qué ha pasado?”... entonces supimos que había muerto Fernando”. Como antes pasó con Radivoj Korac o después con Drazen Petrovic, la carretera sepultó a una de las mayores estrellas del baloncesto europeo. Tenía 27 años y dejaba huérfano a un hijo de dos (Jan Fernando, años después también baloncestista)

El homenaje de Rudy Fernández
El impacto de la noticia de la muerte de Fernando Martín conmocionó al mundo del deporte y a la sociedad española en general, pues era uno de los deportistas nacionales más carismáticos. El partido contra el CAI Zaragoza se suspendió y los jugadores y entrenadores fueron al Hospital Ramón y Cajal donde habían recogido el cadáver del jugador. Al día siguiente se instaló la capilla ardiente en el Pabellón de la Ciudad Deportiva del Real Madrid y por ella pasaron sus compañeros de la Selección Española y la plantilla del Barcelona al completo. Pese a la reticencia inicial del dirigente Portela, se retiró su número 10 del Real Madrid.

Su figura tiene un lugar preeminente en el imaginario baloncestístico español. El pabellón donde juega el Fuenlabrada (equipo en el que jugó su hijo) lleva su nombre y cada cierto tiempo es objeto de homenajes y recuerdos. Rudy Fernández realizó uno de sus mates en el concurso del “All-Star” de la NBA de 2009 con su camiseta. Y en los recientes éxitos de la Selección Española se le citó como el ídolo de la niñez de los nuevos campeones. Fernando Martín fue la primera estrella europea que jugó en la NBA. Drazen Petrovic, Divac o Sabonis le seguirían con mayor fortuna. Y después Nowitzki, Pau Gasol... Hoy en día casi todos los equipos de la NBA cuentan con al menos un europeo en sus filas. Fernando fue el pionero.

Ficha:

Nombre: Fernando Martín Espina
Fecha y lugar de nacimiento: 25-03-1962 en Madrid (ESP)
Fecha de fallecimiento: 03-12-1989 en Madrid (ESP), 27 años
Talla y peso: 2.05m / 95 Kg
Posición: Pivot
Equipos profesionales:
-         Estudiantes (1979-81)
-         Real Madrid (1981-86)
-         Portland Trail Blazers (USA) (1986-87)
-         Real Madrid (1987-89)
Internacional: 86 veces (A) con España (1981-86)
Títulos:
a) Con el Real Madrid:
     - 4 Ligas (1982, 1984, 1985, 1986)
     - 3 Copas (1985, 1986, 1989)
     - 2 Recopas (1984, 1989)
     - 1 Copa Korac (1988)
b) Con la Selección Española:
     - Medalla de plata JJOO 1984 en Los Ángeles (USA)
     - Medalla de plata Eurobasket 1983 en Francia

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