... Y llegó
el gran día.
Aquella mañana no se dio abasto en el aeropuerto, cuya
parca infraestructura fue más insuficiente que nunca. No cesaban de llegar
hinchas genoveses que a bordo de sendos vuelos “charter” llegaban a Oviedo para
presenciar el debut genoano en la UEFA. Todos uniformados. La mayoría con
camisetas y quien más quien menos con una bufanda o una bandera “rossoblù”.
Coincidió que se trataba del 19 de septiembre y que tenía lugar como cada año
el desfile del “Día de América en Asturias” por el centro de la capital. Los
“grifoni” se sumaron al público y por una vez el espectáculo se centró en las
aceras más que en las carrozas. Pocas horas después comenzaba el partido, y
tras el desfile los genoveses avanzaron como un ejército camino del Carlos
Tartière.
Se cifró la marabunta ligur en unos seis mil aficionados,
que ocuparon todo el fondo oeste y lo que pudieron apañar de las tribunas norte
y sur. Desde mucho antes del pitido inicial allí estaban ellos con sus
cánticos, sus enormes banderas al viento, sus pancartas... Fue una de las
primeras y mayores exhibiciones del auge del movimiento ultra italiano en
España (Mundial de 1982 aparte). Había mucho temor a que provocaran altercados
y fueron objeto de una vigilancia especial por las fuerzas del orden. Salvo lo
visto dentro del estadio, no me consta que dieran problemas. Es más, hubo según
parece tanto en Oviedo como en Génova mucho “buen rollo” entre ambas aficiones
hermanadas en su bautismo internacional. Se probó cuando meses después la TV
nos mostró a los grifoni cantando el “Porrompompero”
de Manolo Escobar.
El escenario: Carlos Tartière de Oviedo |
Para ellos y para nosotros fue un día interminable.
Pasaban los minutos como si fueran horas, y las horas como si fueran meses,
esperando que llegaran las ocho y media y que el partido comenzara. Ambos
equipos tenían bajas sensibles. El Real Oviedo llegaba sin su defensa Rivas,
habitual en la banda izquierda. Mientras, los genoveses también tenían fuera de
combate a su peligroso lateral izquierdo Branco. Skuhravy, el temible delantero
centro rossoblù, llegaba renqueante. El árbitro designado por la UEFA levantó
sospechas por parte y parte. Se trataba del sueco Fredriksson, quien en el
reciente Mundial de Italia obvió una clara mano de Maradona que evitó un gol
soviético (“La Otra Mano de Dios”, lo
llamaron). El entrenador italiano Osvaldo Bagnoli manifestó que el objetivo
del Génova era marcar en Oviedo para facilitar una posible remontada en el
Luigi Ferraris si fuera necesaria.
Los Grifoni en el fondo oeste |
Skuhravy avisa... |
El estreno
Las entradas no aptas para todos los bolsillos y el miedo
a los hinchas rivales hizo desistir a varios aficionados azules de acudir al
Tartière, y ello evitó el lleno. Para quienes no tenían otra opción quedaba el
consuelo de la TV. Entonces se televisaban todos los partidos de competición
europea sin exclusivas corporativas ni más restricción que la hora del
encuentro. Conectaron justo con el saque inicial, privándonos de ver el tifo de
los hinchas locales (de aquella “Brigadas
Azules”, “Chiribí” y otros grupos “pre-Symmachiarii”) El habitual comentarista
de los partidos de la Selección Española José Ángel de la Casa aún se estaba
presentando, y los letreros de inicio aún estaban en pantalla cuando el
defensor genoano Caricola asestó su primer golpe a Lacatus, que mereció la
primera tarjeta amarilla del partido con el tiempo contado aún a segundos.
Muy poco después llegaron los primeros sustos. Skuhravy
remató de cabeza por bajo un centro de Aguilera zafándose de Gorriarán. Carlos
tomó la palabra para recibir el guante en su duelo de delanteros con el
checoslovaco. Braglia tuvo que intervenir en dos ocasiones consecutivas ante
dos zurdazos del jiennense: uno en carrera y el otro al quedarse solo tras un
buen centro de Lacatus.
...y Carlos responde |
Tras este vertiginoso inicio, el partido se durmió y se
entró en una fase de tanteo y centrocampismo que pasó a dominar muchas fases
del encuentro y que a espectadores neutrales les aburriría como a ovejas, pero
a los oviedistas y a los genoanos no nos llegaba la camisa al cuello. Los
genoveses eran un equipo de mucho empuje y dispusieron de dos oportunidades más
a lo largo de la primera mitad: un chut alto de Onorati y un susto del portero
Viti que apartó in-extremis el balón de la cabeza de Caricola tras una
peligrosa falta botada por Bortolazzi.
Avanzada la primera parte, falló el audio. La voz de De
la Casa apenas se podía oír mientras el sonido ambiente aparecía mezclado con
un zumbido característico de los acoples de micrófono. Mucho tiempo después
pude comprobar que era un fallo de emisión y no de recepción de mi TV, o un
cruce con la señal de la tele en B/N de mi habitación donde quien no quería ver
el fútbol veía el capítulo de turno de “Topacio”.
Bango celebra su histórico gol |
Bangol
Todavía con el zumbido en los oídos y llegando al cabo de
la primera parte un centro de Zúñiga a Lacatus fue despejado a saque de esquina
por Caricola. El rumano bota el corner hacia el centro del área donde aparece
Bango desde la frontal para cabecear picado. Su remate es interceptado por
Signorini y el balón rebota ante el propio Bango, quien en forzada posición chuta
cruzado con la derecha batiendo a Braglia, aguando la fiesta a los miles de
“grifoni” que lo ven desde el fondo. Eran poco más de las nueve y cuarto de la
noche, el minuto 44:05 de la primera parte. Gol.
Con los hinchas azules aún festejando el histórico primer
gol internacional del Real Oviedo, un centro bombeado al área genovesa es
dominado por Lacatus ante Signorini y Caricola. Ante el peligro inminente del
2-0 el férreo marcador del ariete rumano le propina en su entrada un golpe con
el brazo en el cuello, respondido de inmediato por un harto Marius Lacatus por
lo que castizamente se llama una “manovuelta”.
Con el jaleo derivado de esta acción en la que Fredriksson se lavó las manos,
se llegó al final de la primera parte.
Un instante de la segunda mitad |
Viti: Protagonista
a la fuerza
La segunda comienza con un saque de esquina genovés en la
misma posición donde minutos antes había marcado Bango. El balón llega al
omnipresente Caricola, que se adelanta a Jerkan y cuyo apurado chut supera la
meta de Viti. Fredriksson aparece de nuevo para anular la jugada por falta
previa para cabreo monumental de los italianos. En medio de la protesta una
moneda de 500 pesetas (para quienes no
las conocieron, algo mayor que las de 2€ de hoy en día) lanzada desde el
fondo “grifoni” impacta en la cabeza de Viti, acarreando como consecuencia
inmediata un parón en el juego para atender al pruviano y una sanción económica
ulterior para el Génova.
Los genoveses tratan de hacerse con las riendas del
partido y los de Irureta se retrasan para defenderse y tratar de morder al
contragolpe. Un mal centro de Ferroni tras chut de Ruotolo se convierte en un
pase a Eranio despejado por Viti con apuros. Poco después, dos acciones de
Carlos (una de ellas un “globo”) aceleraron el pulso a unos y a otros.
Bortolazzi de falta, Eranio y Ruotolo disparan desde fuera del área acechando
la portería oviedista en pos del empate. Las últimas acciones peligrosas del
partido son una jugada de ataque del Real Oviedo interrumpida por un falso
fuera de juego de Jankovic (suplente de Lacatus) y un cabeceo de Caricola al
segundo palo tras saque de falta de Bortolazzi. Se movió mucho el
electrocardiograma pero no volvió a hacerlo el marcador y el Real Oviedo firmó
en su primer partido internacional su primera victoria.
La última ocasión genoana: cabecea Caricola |
Con el 1-0...
En Oviedo se valoró muy positivamente la victoria y un
buen número de escépticos snobs que dudaban o negaban la capacidad del Real Oviedo
para competir ante un equipo puntero de la Serie A de entonces se dieron cuenta
de su error. Se había obtenido para el partido de vuelta una escasa renta pero
a cambio Viti se había mantenido imbatido, lo que era muy importante en una
eliminatoria con valor doble de goles en caso de empate final. En Génova
clamaron –y no sin cierta razón- contra Fredriksson, en especial por el gol
anulado al inicio de la segunda mitad. Pero los transalpinos realizaron una
conjura común entre equipo y afición para dar la vuelta a la eliminatoria de
treintaidosavos en el Luigi Ferraris. Me quedaban dos semanas de vacaciones,
las que quedaban para el partido de vuelta.
Próximamente... el desenlace: Génova - Real Oviedo
El articulo esta muy bien, pero el equipo es el Genoa no el Génova.
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