
Pese a que los números actuales e históricos (salvo
Segunda) sugieren un “1” fijo en las quinielas para este encuentro los derbis
son partidos completamente aparte del resto y se viven en tiempo presente. Sin
ayer y sin mañana. Puede pasar cualquier cosa desde goleada local a visitante
si bien suelen ser partidos de pocos goles, muchos nervios y alguna bronca. Una
eventual victoria sobre el gran antagonista azul (la palabra “rival” se queda
corta ante los rojiblancos) no sólo supondría una gran inyección de moral para
el equipo y una enorme alegría a sus muy sufridos aficionados, sino la suma de
tres puntos valiosísimos a estas alturas de temporada y en la actual tesitura,
con los cadistas (siguiente rival a visitar) a tiro en plena pugna por los
puestos de ascenso directo. No ganar nos deja a merced de lo que hagan nuestros
inmediatos perseguidores. Tendremos la respuesta a todas estas cuestiones el
domingo, poco antes de las ocho de la tarde.
Introducción
al rival
La
leyenda atribuye la fundación del Sporting Club Gijonés a un muchacho de 14
años llamado Anselmo López en agosto de 1905, aunque no se conoce la fecha de
su fundación formal. Cuando el rey Alfonso XII acepta la presidencia honorífica
del club (1912) pasa a denominarse Real Sporting de Gijón. Se erige de entre
muchos equipos como el club representativo de su localidad y domina el fútbol
asturiano y el palmarés del Campeonato Regional hasta la fundación en 1926 del
Real Oviedo. Con el equipo capitalino mantendrá desde entonces una muy profunda
rivalidad.
Durante
varias décadas, los éxitos del Real Oviedo eclipsan al Sporting (oficialmente
Real Gijón durante la época franquista) Al cabo de varias temporadas
infructuosas el Sporting consigue ascender a Primera en 1944, manteniéndose
cuatro campañas. Repetiría la experiencia en los años 50 en dos fases (1952-54
y 1957-59) pero los sesenta serán su década maldita al verse relegado a
Segunda. Antes de porfiar durante años por un ascenso que no se culmina llegará
a salvarse de bajar a Tercera gracias a una peculiar forma de resolver una
eliminatoria empatada: una moneda al aire.
Los
años setenta, en cambio, serán muy generosos con el Sporting. Regresa a Primera
en 1970 apoyado en un equipo de cantera cuyo principal exponente es su
delantero Quini, el mejor goleador español de su generación. El Sporting
resiste varias temporadas entre los mejores para caer a Segunda –junto al Real
Oviedo- en 1976. Al año siguiente, el Sporting subirá a Primera a costa
precisamente de su eterno rival, ganando en Oviedo en la penúltima jornada
liguera por 1-2. Este partido cambió la historia de ambos clubes, sumiendo al
Real Oviedo en una larga época de depresión que coincidirá con la más exitosa
racha sportinguista.
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Quini, el gran ídolo sportinguista, en su último partido internacional en el Mundial de España 1982 |
En
su regreso a Primera (1977-78) se clasifica por primera vez para disputar la
Copa de la UEFA, eliminando al Torino italiano en su debut para caer luego ante
el Estrella Roja yugoslavo. Entre 1978 y 1991 el Sporting se clasificará seis
veces para disputar esta competición europea. Poco después disputará dos
finales consecutivas de Copa. En 1981 caerá en la final ante el Barcelona con dos
goles de su ex-delantero Quini (2-1), y el año siguiente repetiría resultado
ante el Real Madrid. Durante varias temporadas el Sporting será uno de los
equipos punteros de la liga española, equilibrando su desventaja histórica
frente al Real Oviedo.
La
conversión en Sociedad Anónima Deportiva le afecta severamente en el plano
económico y deportivo, perdiendo buena parte de su potencial. Supera una
promoción de descenso ante el Lérida en 1995 pero cae a Segunda tras 20
temporadas en 1998 tras una campaña calamitosa. Desde entonces militará en
Segunda con dos breves épocas en Primera, entre 2008 y 2012 y la reciente
2015-17.
La
gran seña de identidad del Sporting es su programa de cantera, representada en
la escuela de fútbol de Mareo (1978) de la que salieron alguno de los mejores
futbolistas españoles de los últimos decenios.