En las recientes fiestas navideñas hemos celebrado el 40º
aniversario del estreno en los Estados Unidos (a España llegó mucho más tarde)
de una de las películas deportivas más emblemáticas: “Rocky” (1976). El filme que elevó al estrellato a Sylvester Stallone
y que fue el gran triunfador de la edición correspondiente de los Premios
Óscar. Si ir más lejos, el propio “Sly”
se llevó uno... como guionista. “Rocky” trasciende el género del cine deportivo
para convertirse en un icono popular del séptimo arte y un símbolo moderno de
la superación por el esfuerzo que hoy conviene reivindicar. Las claves de su
éxito son la empatía sin igual que despierta su protagonista, la fuerza de su
relato y una gran puesta en escena recreando la vida de los suburbios de
Philadephia, envueltos en la música del otro lanzado a la fama: Bill Conti.
Ficha técnica
“Rocky”
Título
original: “Rocky”
Director: John G.
Avildsen
Producción: Robert
Chartoff, Irwin Winkler y Gene Kirkwood (p. ejecutiva) para United Artists.
Guión: Sylvester
Stallone
Banda Sonora:
Bill Conti
Fotografía: James Crabe
Nacionalidad: Estados
Unidos
Duración: 119 minutos
Año de
producción: 1976
Reparto
principal:
Sylvester
Stallone (Rocky Balboa)
Burgess
Meredith (Mickey)
Talia Shire
(Adrian)
Burt Young (Paulie)
Carl Weathers
(Apollo Creed)
Sinopsis
Finales de 1975. Rocky Balboa (Sylvester Stallone) es un
hombre no muy listo pero simpático y bienintencionado que trabaja en
Philadelphia como cobrador/matón de un prestamista llamado Tony Gazzo (Joe
Spinell). Su pasión es el boxeo, al que ha dedicado muchos años como púgil
amateur. Zurdo y fajador, apodado “El Potro Italiano”, muchos le consideran un
boxeador mediocre al que se le ha pasado su mejor época. Así lo piensa también
Mickey (Burgess Meredith), vieja gloria del boxeo local y dueño del gimnasio al
que acude. Todos los aficionados de Philadelphia aguardan el combate del
día de Año Nuevo de 1976 en el Spectrum en el que el campeón de los pesos
pesados Apollo Creed (Carl Weathers) pondrá en juego su título mundial.
En torno al día de Acción de Gracias de 1975 (último
jueves de noviembre), el destino se cruza doblemente en la vida de Rocky. Por
un lado comienza una relación sentimental con Adrian (Talia Shire), tímida y
adorable empleada de una tienda de mascotas hermana de su amigo Paulie (Burt
Young). Justo en ese momento, surge de modo inverosímil su gran oportunidad
como boxeador. Apollo Creed se queda sin aspirante con el que pelear, y para no
suspender el combate y perder con ello sustanciosos beneficios económicos,
Creed elige pelear con un anónimo boxeador local. El elegido es Rocky.
Enterado de la noticia, Mickey se ofrece a Rocky como
entrenador y éste –olvidando viejas rencillas- acepta su ayuda. Desde entonces,
comenzará un plan de entrenamiento heterodoxo y casi contrarreloj (sólo cinco
semanas) que le preparará para el combate ante Creed. Mientras tanto, desoyendo
los consejos de su entrenador, el campeón sólo se preocupará de su contrincante
para ridiculizarle por TV. Paralelamente se desarrollará la relación con
Adrian, obstaculizada por los celos de su hermano Paulie. Rocky asume que no
podrá con Apollo Creed pero se propone una meta imposible que –de lograrla- le
convertirá en un héroe del boxeo: resistir los quince asaltos al campeón.
Según leyenda apócrifa pero verosímil la gestación de
“Rocky” tuvo lugar en una fracasada audición de Sylvester Stallone para cierta
película. Con la prueba ventilada con un “ya le llamaremos”, Stallone hizo un
último intento de llamar la atención de los productores comentándoles que
además de actor era guionista, y que quería rodar una historia sobre un
boxeador del montón que por un azar se ve peleando por el título de los pesos
pesados. Cautivados por el relato de “Sly”, aquellos productores (Robert
Chartoff e Irwin Winkler) acabaron llevando “Rocky” a la pantalla haciendo el
gran negocio de sus carreras. Stallone había encontrado la inspiración en un
reciente combate celebrado en el estado de Ohio, en el que el humilde púgil Chuck
Wepner resistió –ante el asombro general- los quince asaltos en pie ante el
legendario campeón Muhammad Ali.
“Rocky” se rodó en menos de un mes a caballo entre
Philadelphia y California (de hecho, el
Spectrum era en realidad el Los Ángeles Memorial Sports Arena) con un
presupuesto recortado a la mitad de lo inicialmente planeado por la United
Artists. La estrechez del presupuesto –que condicionó el rodaje- se debió a que
ni la UA ni los productores confiaban en que una película protagonizada por un
actor desconocido y limitado (sic) pudiera dar réditos en taquilla. Sin
embargo, “Rocky” noqueó a otras producciones más ambiciosas en el ring de la
pantalla, siendo uno de los filmes más rentables de la época al cubrir su
presupuesto en apenas unos días de exhibición.
Si la lucha de Rocky sobre el ring fue titánica, no lo
fue menos la que tuvo que librar el propio Stallone por darle vida en la gran
pantalla. Tuvo la oposición general de los mandamases (productores y la propia
UA). Chartoff y Winkler preferían a Burt Reynolds, James Caan o al mismísimo
Robert Redford para interpretar a Rocky Balboa. El caché de cada uno de ellos
superaba el presupuesto final del filme. Stallone se sobrepuso a todo y
finalmente dio vida a “su” personaje. “Sly” pensó por su parte en el emergente
Harvey Keitel para interpretar al odioso Paulie Pennino, pero el futuro actor
fetiche de Quentin Tarantino prefirió otros proyectos. No pocas actrices rechazaron
el papel de Adrian por escasa oferta económica. Antes de elegir –muy adecuadamente-
a Talia Shire se pensó en la prometedora Susan Sarandon, pero se la juzgó
demasiado atractiva para interpretar junto a “Sly” una de las historias de
amor-limitación más conocidas del cine.
Pese al buen ambiente personal que se vivió durante el rodaje,
éste fue complicado debido a las apreturas presupuestarias y a la consiguiente
falta de recursos. Con el único esfuerzo en la caracterización para el combate,
se ahorró en todo lo demás. Parte del vestuario que vemos en “Rocky” es la
propia ropa de sus actores. La producción ejecutiva hizo también de las suyas
para recortar la película y que no pasara de dos horas. La “tijera” cortó
momentos que habrían sido históricos, como el cierre con Rocky y Adrian
abandonando el ring cogidos de la mano. Estos cortes precipitan la acción más
de lo deseable (especialmente su final,
que parece atropellado), y constituyen el único gran “pero” de un filme por
lo demás redondo como “Rocky”.
El mítico as del ring Joe Frazier se interpretó a sí
mismo para saludar a los boxeadores antes del gran combate. Fue el ídolo que
puso menos pegas para participar. Se dice que a Muhammad Ali no le hizo ninguna
gracia “Rocky” y que se sentía caricaturizado en el personaje de Apollo Creed. Tiempo
después, El Más Grande limó asperezas con Stallone en la gala de los Óscar que
coronó la película.
Otra de las curiosidades de “Rocky” es su carácter
familiar. El protagonista, guionista y hasta coreógrafo Sylvester Stallone
ofreció cameos a su padre Frank
(veterano actor italiano) y a su hermano pequeño músico Frank Jr. Asimismo, el
perro Butkus que aparece en la película es su propia y muy querida mascota. No
es el único caso de parentescos en “Rocky”. Encontramos a la familia Avildsen
(padre director e hijo con un pequeño papel) y a los... Letizia (sí, así como
suena: Jody L. como Marie, la muchacha rebelde a la que Rocky acompaña a casa y
su padre Joe L., coordinador de grupos de rodaje).
Dos detalles:
El “Efecto Rocky” y la banda sonora
“Rocky” trascendió el cine para formar parte de la
iconografía popular. La prueba más palpable es el llamado “efecto Rocky”,
acuñado inicialmente en la bolsa para definir esos valores que recuperan una y
otra vez su nivel tras sufrir repetidas pérdidas. Hoy en día se ha generalizado
y lo utilizan hasta los analistas políticos para referirse a tal o cual
candidato al que las encuestas daban inicialmente por perdedor en votaciones o
debates. Stallone subrayó que el mensaje que quiso transmitir con su película
era precisamente ése: “En la vida,
siempre que recibes un golpe has de levantarte. Una y otra vez. Siempre”.
Muchos clásicos del cine se apuntalan con una buena banda
sonora. La de “Rocky” se la debemos a Bill Conti. La escena del entrenamiento
de Rocky y de su apoteósica subida de escaleras del Museo de Arte de
Philadelphia no sería lo mismo sin su “Gonna fly now”. Subrayo aquí la
importancia de los temas a piano en las escenas de soledad de nuestro héroe,
cuando deambula por los muelles o en su primer entrenamiento en la madrugada (qué gran fotografía). Tomas simplemente
líricas.
Candidato al Óscar por “Gonna fly now” como mejor canción
original e injustamente no premiado, fue también candidato a los Globos de Oro
y a los Grammy. Fue el punto de partida de una carrera meteórica hacia el
estrellato de los compositores. Tras las BSO de “Rocky” y “Rocky II” llegaron
las de “Evasión o Victoria” (también con Stallone en el reparto), “Elegidos
para la Gloria” (premiado al fin por la Academia) o las de las celebérrimas
series “Falcon Crest”, “Dinastía” y “Norte y Sur”, entre otros trabajos. Todas con un sello personal muy reconocible.
Además, la conocida banda soul/disco/funky “Kool &
The Gang” incorporó su “Summer madness” a esta BSO, siendo la primera de muchas
colaboraciones cinematográficas de este grupo. Más adelante, en las
prescindibles “Rocky III” y “Rocky IV” el grupo rock “Survivor” aportará para
salvarlas dos de sus temas al Universo
Rocky: el conocidísimo “Eye of the tiger” y “American heartbeat”.
Director y
protagonistas (filmografía básica)
“Rocky” le reportó el Óscar al mejor director y una
candidatura al Globo de Oro, pero su carrera posterior sólo tuvo otro hito
comparable en esa versión adolescente y oriental de “Rocky” que fue “Karate
Kid” (1984), firmando las tres películas de la saga original. En 1990 volvió a
acercarse al ring para dirigir la (triste
y horrible) “Rocky V”, y se le atribuye la dirección de “Van Damme’s
Inferno” (1999, ad maiorem Van Damme
gloriam) bajo el pseudónimo de Danny Mulroon. Su hijo Jonathan participó a
sus órdenes en varias de estas películas.
Actualmente rueda “Stano”, una historia de suburbios,
prisión y cuentas pendientes protagonizada por Joe Manganiello.
Sobran las presentaciones. Icono del cine de acción
contemporáneo donde los haya, es la personificación de dos sagas
cinematográficas por todos conocidas: la presente “Rocky” y la posterior
“Rambo” a raíz de “Acorralado” (1982). Nacido el 6 de julio de 1946, le
encontramos en uno de sus primeros cameos cinematográficos en la divertidísima
“Bananas” de Woody Allen. Se enfrentó a Burt Reynolds en “La carrera de la
muerte del año 2000” (1975) en su primer papel relevante. Convincente en
“Rocky” pero tenido por actor de limitados recursos, encauzó felizmente su
carrera hacia el cine de acción.
Para no aburrir con su extensa carrera sólo enumeraremos
algunos de sus grandes éxitos y de sus más ilustres partenaires: “Evasión o Victoria” (1981) con Michael Caine, Pelé y
compañía, “Acorralado” (1982) perseguido por Richard Creena y un pipiolo llamado
David Caruso, “Cobra, el brazo fuerte de la ley” (1986) con su señora de
entonces Brigitte Nielsen, “Yo, el Halcón” (1987), “Tango y Cash” (1989) con
Kurt Russell y Teri Hatcher, “Demolition Man” (1993) con Wesley Snipes y Sandra
Bullock, “El Especialista” (1994) en la ducha con Sharon Stone –casi ná-, “Juez Dredd” (1995) de reciente spin-off, “Asesinos” (1995)
con Antonio Banderas, “Pánico en el túnel” (1996)... La reciente saga “Los
Mercenarios” junto a otras estrellas del género le ha devuelto a la primera
línea del star-system. El pasado año
fue premiado con un Globo de Oro por la última entrega de la saga (“Creed, la leyenda de Rocky”), recibiendo una gran ovación de los presentes a la gala.
Se dice de él que en sus inicios participó con solvencia
en el cine para adultos.
Falleció en 1997 con casi noventa años y una larguísima
carrera a sus espaldas que se remonta al período de entreguerras. Gozó de gran
prestigio entre sus colegas a fuerza de participar en roles secundarios y/o
episódicos en un sinfín de producciones en cine y TV. En los sesenta se
especializó en la ciencia ficción televisiva (“Dimensión desconocida”, “Los
Invasores”), prosiguiendo su carrera ya en la madurez en “Bonanza”, “Ironside”,
“Mannix”... En el cine, mucho antes de Tim Burton y de los Nolan, fue El Pingüino de la primera película de “Batman”, personaje que amortizó poco después en la
serie televisiva. Personalmente, le recuerdo en pequeños papeles en “Furia de
titanes” (1981) y en “El clan de los irlandeses” (1990).
A esta actriz le cabe el inmenso honor de haber sido
protagonista femenina en dos de las más destacadas sagas de los setenta. Una es
la presente “Rocky”. La otra es “El Padrino” (además de sus dotes, aquí pudo ayudar lo suyo ser la hermana de
Francis Ford Coppola). Evidentemente, la sufridora Connie Corleone iba a
ser la perfecta Adrian Pennino. Archiconocida en ese momento por las dos
primeras películas basadas en la obra de Mario Puzo y por la teleserie “Hombre
rico, hombre pobre”, fue junto a Burgess Meredith y Carl Weathers (éste por
otros motivos que luego veremos) la baza del reparto de “Rocky” de cara al público.
Inevitablemente encasillada por sus dos papeles icónicos,
en los años siguientes probó suerte en el cine fantástico y/o de terror,
destacando “La profecía maldita” (1979). Tras un tiempo de poca actividad, en
los noventa reaparece como actriz de telefilmes. Actualmente tiene dos
películas pendientes de estreno.
Paulie tiene dos caras. Es ese ser odioso que trata a su
hermana Adrian con un despotismo repugnante. Y por otro lado, es ese pobre
diablo casi digno de lástima que de no ser por Rocky o Adrian no tendría dónde
caerse muerto. Para dar vida a Paulie, Burt Young (30-04-1940, Nueva York) hubo
de emplear a fondo su doble imagen de duro y vulnerable. La saga “Rocky” fue el
mayor de sus hitos profesionales, pero no el único. Se especializó en papeles
de italoamericano –mafioso o no- desde la anterior “El jugador” (1974)
protagonizada por James Caan. Sus otro grandes papeles fueron el personaje de Vito
Graziosi en “Mickey ojos azules” (1999, también con Caan Sr., Mr. Grant y Mrs.
Tripplehorn) y en especial Joe, de “Érase una vez en América” (1984) la
recomendable película que rindió Hollywood a los pies del dúo Leone-Morricone
con Robert de Niro al frente del reparto. No faltaron apariciones televisivas incluyendo
–claro- un papel episódico en
“Los Soprano”.
La sombra de “Rocky” le acompañó siempre, y de vez en
cuando se prodigó en el reparto de películas con ring como “Chicas con gancho” (1981)
con Peter Falk, el inolvidable teniente Colombo. Por cierto, junto a él
apareció en uno de los capítulos de la segunda época de dicha serie a
principios de los noventa.
Ese sosias de Muhammad Ali envuelto en barras y
estrellas pero con menos inquietudes intelectuales que era Apollo Creed fue
interpretado en “Rocky” y sus secuelas por Carl Weathers. Ex jugador de fútbol
americano, se retiró con sólo 28 años para perseguir su auténtica vocación. Su
físico le encasilló casi sin querer en el cine de acción donde tuvo notable
éxito, pues compartió cartel con el otro as del género Arnold Schwarzenegger en
“Depredador” (1987) y acto seguido protagonizó uno de los títulos más
celebrados de la década en este campo: “Acción Jackson” (1988) por la que
pululaba la antes citada Sharon Stone. (El
curioso triángulo Weathers-Arnie-Sharon se cerraría dos años después con la
sensacional pelea de los dos últimos en “Desafío Total”)
La televisión le acogió con agrado. Hizo sus primeros cameos recién llegado de los estadios en
“Kung Fu”, “Los hombres de Harrelson” o “Starsky y Hutch”. Volvió a la TV al
filo de los ochenta principalmente como miembro de las fuerzas del orden:
“Camino al infierno” (1989), “Justicia callejera” (1991), “En el calor de la
noche” (1993)... Episódico en “Urgencias”, hizo de él mismo en “Arrested
development” y en la actualidad ha relanzado su carrera televisiva en “Colony”
y la (por el momento) trilogía del
orden y la ley en Chicago: “Chicago Fire”, “Chicago P.D.” y próximamente
“Chicago Justice”.
Además de todo ello, apareció brevemente en una de las
cumbres de la ciencia-ficción: “Encuentros en la Tercera Fase” (1977).
P.D: Mención extra merece Joe Spinell, que de seguir vivo podría presumir de lo mismo que
Talia Shire: aparecer en las sagas de “Rocky” (como el prestamista cool Tony Gazzo) y de “El padrino” (como
el esbirro igualmente cool Willy
Ciccio).
Las citas:
-
No habrá revancha (Apollo Creed)
-
No la necesito (Rocky Balboa)...
...y su inolvidable “’¡¡¡Adriaaaaaan!!!” final, claro.
P.D.: Es casi seguro que incluiré en una futura entrega
de la serie “Deporte y Cine” su secuela “Rocky II”.
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