
El recorrido
resulta un tanto desconcertante para los seguidores más ortodoxos ya que, como
en 2013, obvia hitos clásicos de la prueba. No sólo no cruza el Sistema Central como el año pasado, sino
que en esta edición tampoco hay etapas pirenaicas.
Para compensar, sí estarán presentes en el recorrido varios puntos conocidos de
pasadas ediciones, con los Lagos de
Covadonga a la cabeza. Córdoba, Albacete, Pamplona, Logroño, Santander,
Oviedo y La Coruña serán algunas de las capitales
que serán principio o final de etapa y se estrenarán no pocas localidades y no
pocos puertos (Despiertan interés las llegadas inéditas en alto al Santuario de San Miguel de Aralar y a La Camperona) Por segunda vez se llegará
a Cabárceno, a La Farrapona (considerada “Etapa Reina”) y a Ancares para completar un tramo final de Vuelta muy exigente. Las
etapas cronometradas, si bien habrá
tres como marca la tradición, serán o muy cortas (primera y última) o con
montaña de por medio (El Moncayo entorpecerá a los especialistas la crono de
Borja). La crono final en Santiago evoca aunque en miniatura –con un kilometraje más propio de etapa prólogo
que de un final de Vuelta- el memorable final de la Vuelta 1993 con los suizos Rominger y Zülle en liza.