Tal día como hoy hace cuarenta años (4 de octubre de 1973) tuvo lugar uno de los grandes éxitos del baloncesto español: la victoria de España ante la Unión Soviética –vigente campeona olímpica y ganadora de los últimos ocho campeonatos de Europa- y el acceso a la final del Eurobasket de Barcelona
ante Yugoslavia. Un éxito cuyo único precedente (el primer campeonato
de 1935) quedaba muy atrás y que convirtió al baloncesto en deporte
mayoritario en nuestro país, estatus que mantiene desde entonces. Los
triunfos posteriores durante los años ochenta y el siglo XXI eclipsaron
injustamente esta hazaña pionera y a quienes la protagonizaron. Tras
cuarenta años transcurridos desde entonces no es sólo el momento de
recordar un partido y un campeonato especiales, sino también de
reivindicar a jugadores de quienes muchos aficionados actuales apenas
han oído hablar y que eran referentes cuando comencé a ver, oír, saber
de baloncesto cuando era niño: Luyk, Brabender, Buscató, Ramos, Santillana, Rullán... dirigidos ya entonces por Antonio Díaz Miguel
y a quienes en ciertos casos llegué a ver jugar en el ocaso de sus
carreras. Varios de ellos y de sus rivales tendrán cabida en futuros
capítulos de nuestra serie sobre los mitos del baloncesto.
[N.del A.: A última hora de la tarde de ayer tuve conocimiento casual de la muerte del capitán soviético Sergei Belov. Sirva también este post como mi homenaje póstumo a su figura hasta su capítulo en la serie de "mitos"]
Además
del relato de cómo se consiguió la gesta de vencer a la Unión Soviética
de Sergei Belov y compañía, aporto un pequeño documento estadístico
sobre el campeonato de 1973 al final del post y -cómo no- el vídeo del
partido completo.
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Así las cosas...
Antonio Díaz Miguel llevaba ya casi ocho años dirigiendo al equipo nacional (a él no le gustaba el término “selección” sino el de “equipo”, toda una declaración de intenciones). La llegada de Ernesto Segura de Luna a la presidencia de la Federación Española recondujo el rumbo tras dos años tempestuosos bajo el mandato de Enrique Menor en el que se habían producido fracturas a todos los niveles, con plante de seleccionados incluido durante los Juegos Olímpicos de Munich. Sin Menor y con Segura de Luna regresó Raimundo Saporta y estos dos últimos llevaron la paz a los despachos y sosegaron las aguas en torno a la Selección Española. Había que llevar a cabo todo un reto: la organización del XVIII Campeonato de Europa de Baloncesto Masculino (el ya conocido como “Eurobasket”) a disputarse entre septiembre y octubre en Barcelona y Badalona. Al tiempo, había que conseguir enderezar el rumbo deportivo, porque los resultados obtenidos en Essen en 1971 y en Munich en 1972 habían sido decepcionantes. Emiliano, veterano de la selección, había renunciado tras el anterior campeonato de Europa y Díaz Miguel decidió echar mano de jugadores muy jóvenes para acelerar la transición de generaciones. Quedaron de la previa Luyk, Buscató y poco más. La generación intermedia (Brabender) vio igualmente mermada su presencia y pasaron a engrosar las filas del equipo nacional jugadores nuevos (Santillana, Rullán, Flores, los hermanos Estrada, Cabrera) El paroxismo de esta nueva tendencia la representa Juan Antonio Corbalán, incluido en la Selección Absoluta antes de su paso definitivo a la primera plantilla del Real Madrid, de cara a los Juegos Olímpicos de Munich.